Ella te merece, yo no

Matrimonio

El moreno se asustó por un momento, su amigo nunca había reaccionado así con él, su voz era muy baja y lenta, señal que estaba muy molesto.

— Lo sé, nunca más pasara, se lo prometí a Isa y a mamá.

"Éste nunca sabrá lo que es estar con una mujer, vive como esos monjes de las películas que tanto le gustaba ver de niño".

Cuando faltaba un mes para la ceremonia, el ninja namek como le decían, estaba en un encuentro en Suiza, allí se quedó en una cabaña, la madrugada del sábado los de al lado metían tanta bulla que no lo dejaban dormir, al final se levantó para ir a reclamarles por el ruido. Allí se encontró con un jacuzzi al aire libre donde su amigo, y una pelirroja, ambos desnudos, hacían el amor, pusieron la música fuerte tratando que no se escucharán sus gemidos de placer.

El artemarcialista por un rato se quedó sin saber qué hacer, su amigo de nuevo engañando a su novia, y faltando tan poco para el matrimonio ¿Cómo se atrevió?

— Yamcha — su voz resonó en todo el lugar.

— Ahhh... ohhh... amigo ¿Cómo estás? No quieres unirte a mi despedida de soltero — dijo  el novio totalmente borracho.

La mujer que estaba en el agua le guiñó un ojo al recién llegado, y se mordió el labio con deseo, se decía que los namek eran unos amantes muy bien dotados.

— Como se te ocurre que haría algo así, eres un maldito, me dijiste que nunca más la ibas a engañar.

— Solo es mi despedida de soltero, luego nunca lo volveré a hacer.

— Eso dijiste la última vez.

— ¿Y qué te importa? Ni que fuera tu hermana a quien engaño.

— Agradece que no es así, porque si no en este momento estarías muerto.

— Que aburrido, no le hagas caso, sigamos cariño, estoy ardiendo, follame solo como tú sabes hacerlo.

— Y con esta... engañas a Isa, estaba dispuesta a tener sexo conmigo también. Se ve a lo lejos que es una simple mujerzuela.

— Mujerzuela no, soy una actriz.

— La misma peste con distinto nombre, sabes que él se va casar y no te importa — se desentendió de la mujer, habló mirando directamente a su amigo — mereces que tu novia — puntualizó la palabra — te deje para siempre.

— ¿Se lo dirás? — preguntó el otro mareado.

— No, y no creas que ganas no me faltan, pero no es de mi incumbencia.

— Ni aunque se lo digas, ella me ama y lo que yo diga lo creerá. Ni que estuvieras enamorado de ella que la proteges tanto.

Piccolo se dio media vuelta silencioso y se fue.

— Déjalo cariño, sigamos o acaso ya no quieres que "bailemos" más — al verla moverse y tocarse en el agua Yamcha se excitó de nuevo.

— Eres puro fuego amor — siguieron entregados a su pasión.

El día del matrimonio, aunque Piccolo fue invitado no quiso asistir, sabía que sería una gran mentira por parte de su amigo, ya que seguiría con sus engaños, él era así y nada ni nadie podría cambiarlo, no le molestaría si Isa supiera y estuviera de acuerdo, pero si ella lo averiguaba sabía que la destruiría, incluso podría volver a intentar suicidarse, y si él veía todo ese montaje sabía que no podría contenerse y terminaría diciendo todo lo que sabía. Tal como dijo no quería traicionar a su amigo. A esa hora el namek estaba en un bar, donde varios insistieron que pusieran la trasmisión. Yamcha había vendido los derechos a una televisora, todo se veía como un cuento de hadas, cuando sonó la marcha nupcial, apareció la jovencita con su vestido blanco, a pesar que se veía tranquila, el hombre verde notó que algo no estaba bien con ella. Llegó el momento donde el sacerdote hizo las preguntas.

— Yamcha Wolf, aceptas a Isabeau Fritz como tu legítima esposa, prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarse y respetarse todos los días de su vida, hasta que la muerte los separe.

— Acepto — sonrió para las cámaras.

— Isabeau Fritz, aceptas a Yamcha Wolf como tu legítimo esposo, prometes serle fiel en lo próspero y en lo adverso, en la salud y en la enfermedad, amarse y respetarse todos los días de su vida, hasta que la muerte los separe.

— No — lo dijo de manera tan natural que nadie al principio se dio cuenta de lo que pasaba, ni siquiera el sacerdote, que por unos segundos siguió con la ceremonia, luego se quedó mirando al moreno.

— Pero... — el novio estaba asombrado de la respuesta.

Entonces ella sacó un control remoto que estaba escondido en el ramo de flores que tenía en sus manos y encendió la pantalla donde se suponía deberían poner los videos de la vida de los novios. En él estaba el futbolista en un hotel, habían tomado las imágenes desde una habitación frente a donde estaba con la pelirroja, luego los grabaron con su amante en varios lugares íntimos, al final se vio una playa privada, donde ambos estaban haciendo el amor, cuando acabaron empezaron a hablar.

— ¿Y por qué te casas si dices que ella es tan sin gracia en la cama? Mejor seguir libre o no.

— Ella es la mujer ideal para que cuide la casa y de mí, es la esposa perfecta para mi carrera, la empleada para todo servicio — sonrió malicioso — hace todo lo que le digo, podrá cuidar bien a mis futuros hijos ¿O a ti te gustaría tener un par de mocosos pegados a tu falda? No te veo levantándote a las 2 de la mañana para cambiar un pañal — la besó en las labios, con deseo.

— No, claro que no, me gusta solo como se hacen, no criarlos.

— Entonces cállate y sigamos — volvió a penetrarla.

Apenas la pantalla se oscureció, todo el lugar quedó en silencio, por eso se escuchó tan fuerte el grito de la mujer.

— Púdrete maldito, ella te merece, yo no, soy demasiada mujer para ti, idiota, no te quiero ver más — la joven de blanco le dio un puñetazo al novio que lo hizo caer de espaldas, apenas pudo levantarse siguió a la novia, pero ella ya se había ido con su madre en un auto.

Al ver como golpeaba al infiel, Piccolo se rió interiormente, de verdad eran de temer esos derechazos.



#2844 en Detective

En el texto hay: celos, amor, decision

Editado: 06.05.2020

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