Ella te merece, yo no

Secuestro

— Es tu culpa, no le dijiste la verdad, o no pensabas nunca decirle que me habías descubierto con Gloria ¿No que siempre vas con la verdad por delante? — a pesar de todo Yamcha sintió pena por su amigo, sabía que él nunca se había enamorado, y ahora que por fin su corazón tuvo dueña, era de la mujer que él también amaba, verlo así derrotado lo puso mal también — lo siento, no era mi intensión que esto pasara, solo quería descargar mi ira, todavía tenía esperanzas con ella, al verlos juntos pensé que tú habías sido el que arruinó mi boda, para quedarte con ella.

— Nunca traicionaría a un amigo, aunque él no se lo mereciera, va contra mi código de honor — Piccolo tomó sus cosas, abatido — por ella había decidido dejar de andar por el mundo, pensaba formar una familia, tener por fin un hogar.

Cada uno se fue del lugar, con la cabeza gacha, destrozado por dentro.

Al otro día Isa dejó su trabajo, no quería que nada ni nadie le recordará al hombre verde, se encerró en su departamento con las cortinas cerradas, con suerte tomaba agua, apagó su celular y desconectó el fijo, estaba todo el día quieta en la oscuridad, no quería pensar en nada, solo comía algo cuando sentía que se desmayaría de hambre. Mientras tanto el namek se fue a una actividad en otra ciudad, esperaba que cuando volviera ella quisiera hablar con él.

Unos días antes del partido final de la liga, en un lugar de un barrio marginal, varias personas se reunieron.

— Si hubiera resultado mi plan, no tendríamos este problema, ahora todos los partidos estarían arreglados, pero no saliste tan inteligente como pensé hija querida.

— Papá — dijo molesta Gloria Star — todo era como yo pensaba, ella hizo lo que yo quería cuando le mande los videos, pero ese maldito de Yamcha no quiso saber de mí luego de eso.

— No fuiste suficiente mujer para retenerlo a tu lado. Esa mujercita insignificante te ganó — le dijo irónico.

— No es eso, es que como ella lo dejó plantado en el altar, su orgullo es el que lo hace actuar así, me equivoque de táctica. Pero te aseguro que si la secuestras, él hará lo que quieras.

— Eso espero, hay mucho dinero en este juego. Si él hace lo que le ordenaré, doblaré mi fortuna.

Tres días antes de la gran final, dos tipos seguían esperando fuera de donde vivía la ex novia de Yamcha, si no salía pronto tendrían que arriesgarse e ir a su departamento, hasta que por fin la vieron en la entrada del edificio, ese anochecer iba a comprar algo para comer luego de un día en ayunas, por eso los mafiosos la notaron más delgada que la fotografía que tenían, con mucho cuidado la siguieron, cuando pasaron por un callejón se abalanzaron contra ella, le pusieron un pañuelo con cloroformo en la cara, mientras uno la cuidaba el otro trajo el auto, la metieron lo más rápido que pudieron y se perdieron en la noche.

A la siguiente mañana llegó un mensaje al celular del futbolista, al verlo el aparato casi se le cayó de las manos. Sin saber que hacer llamó a Piccolo.

— ¿Qué quieres? — contestó molesto el namek a la enésima llamada del futbolista.

— A Isa... la secuestraron.

— ¿Qué? Voy para allá. No hagas nada hasta que llegue.

Al mediodía llegó el hombre verde, por suerte un amigo lo llevó en un helicóptero. El otro estaba hecho un mar de nervios, se debatía entre llamar a la policía o hacer lo que ellos le pedían.

— Dame el celular — ordenó Piccolo.

Allí leyó: "Si no quieres que a esta mujer le pase algo malo, mañana debes perder tu toque maestro. Si avisas a la policía no la volverás a ver". Había varias fotografías donde estaba la joven amordazada y amarrada a una silla, con una pistola afirmada contra su cabeza, sus ojos estaban rojos de tanto llorar, se notaba aterrada.

— Estos desgraciados lo pagarán — el artemarcialista masculló las palabras.

— Ya lo decidí, voy a la policía — aseguró Yamcha.

— No lo hagas, conozco estas bandas, no la volveremos a ver si haces eso.

— ¿Y qué quieres que haga? Si pierdo el partido no estoy seguro que la dejen libre, no quiero que muera por mi culpa.

— Espera, dame unas horas — tomó una foto del número desde el que le llegaron los mensajes.

El gigante se sentó frente a su computador, y comenzó a comunicarse con varios de sus contactos, incluso hizo algunas llamadas, pero desde su celular, Yamcha por mientras seguía angustiado, por su culpa la matarían se decía, al final en vez de ser una bendición como siempre pensó, fue la mayor maldición de la joven. Al anochecer, por fin el otro se levantó de la computadora.

— Ya vuelvo, la traeré de vuelta.

— Espera, voy también.

— No, yo puedo solo.

— Iré, le hice mucho daño, esto es lo menos que puedo hacer por ella, deja redimirme.

— Está bien, espero que no hayas olvidado lo que te enseñe.

El otro se paró firme, y rompió de un golpe de su brazo una mesita de madera.

— Jamás he dejado de entrenar, aunque no lo creas.

— Tenemos que salir en 10 minutos más, neutralizarán a quienes nos tienen vigilados, aprovecha de ponerte esto — le paso un traje negro.

— ¿Cómo supiste eso?

— Mis amigos los tienen rodeados — sonrió.

Exactamente a los 11 minutos lo llamaron.

— Ya está despejado el camino.

No dijeron nada más hasta que llegaron cerca de una bodega abandonada, allí el namek se reunió con varios hombres de su gente.

— ¿Condición?

— Aparte de la rehén hay 15 hombres y una mujer adentro, es la actorcilla Gloría Star, me informaron que es la hija del jefe mafioso que está con ellos, ella borró muy bien sus antecedentes para que no la vincularan con su padre, pero no tanto para que nosotros no lo descubriéramos — sonrió de lado.

— Bien Nail, gracias por todo.

— De nada ¿Necesitas apoyo para entrar?

— Sí, tres más aparte de nosotros, no quiero arriesgarme que dañen a la rehén.



#2846 en Detective

En el texto hay: celos, amor, decision

Editado: 06.05.2020

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.