— No se saldrán con la suya, Yamcha no aceptará perder por mí, me iba a casar con otro, ya podrían matarme, no me importa — dijo sin emoción en la voz la morena.
Isa de nuevo había caído en depresión, a lo que le pasó en la boda, y la muerte de su madre, se unía lo que descubrió que Piccolo le había ocultado, si él le hubiera dicho de Gloria, hubiera averiguado, ya que el artemarcialista nunca le había mentido, y ya su ex novio la engañó antes con una cantante.
"Pero prefirió cubrir a su amigo, y me mintió, a mí, que decía amarme — pensó la mujer triste — no confió que le creyera".
Mientras esperaban, uno de los bandidos estaba mirando una película en su celular, Ladyhawke, la morena cerró los ojos.
"¿Qué diablos estoy haciendo papá? Desde que te fuiste me he sentido perdida, quería demostrarte que a pesar de ser mujer podías estar orgulloso de mí, sentí que había perdido mi oportunidad de que no te entristecieras porque no fui hombre. Caí en depresión, entonces conocí a Yamcha, fue mi peor error aceptarlo, y ahora, me deje engañar de nuevo. YA BASTA ¿Qué estoy haciendo con mi vida? He dejado que otros la dirijan, ésta no soy yo, ahora estos sabrán quien es Isabeau Fritz, si voy a morir que sea peleando".
Al abrir sus ojos Isa tenía una expresión totalmente distinta a la anterior, ya no había miedo, trató de soltarse, pero por la posición donde estaba podían verla. Por suerte las amarras no eran tan fuertes, no creían que fuera a intentar escapar.
— Oye Gloria ¿Te teñiste con salsa de tomates? Vas a tener que repasarte, se te ven las raíces.
— No me provoques pitufa, por tu culpa él nunca quiso nada más conmigo, y pensar que gaste tanto en los videos y no sirvieron de nada.
— Así que fuiste tu "sopa de pobre" la que me mando el pendrive — al ver la cara de curiosidad de la otra se explicó — solo hueso, nada de carne.
— ¿Qué dijiste? — la pelirroja se paró al lado de la mujer amarrada, furiosa.
— Ahora entiendo porque le gustas a los futbolistas, las únicas curvas que tienes son esas "pelotas" que te pusiste en vez de pechos — la actriz le molesto oír la risa de su padre, así que le dio una cachetada a la morena.
— Con razón Yamcha te dejo, no tienes fuerza, eres una debilucha.
— Maldita zorra — la empujó con el pie, y por fin como quería la secuestrada quedó en el piso oculta a la vista de todos, así empezó a tratar de soltarse las sogas como le enseñó el namek.
— Hija déjala, si ese tipo la ve golpeada podría no hacernos caso.
— Ese tonto, es solo su orgullo lo que lo ata a ella, si hubieran vuelto estoy segura que él seguiría con sus amantes, solo la quiere porque ella lo rechazó en su matrimonio.
En eso los vidrios del lugar estallaron y seis hombres, cinco de ellos de al menos dos metros cayeron dentro, todos estaban vestidos de negro, incluso la parte inferior de sus rostros, el único de estatura mediana se acercó a Isa.
— ¿Estás bien?
— ¿¡Yamcha!? Estoy bien — la soltó.
— Quédate atrás, escóndete.
— Pero como...
— Vinimos con Piccolo — luego se fue a apoyar a uno de los rescatadores, al que atacaban tres mafiosos.
La morena vio uno de los hombres que estaba luchando con dos al mismo tiempo, estaba segura que era el namek que le preocupaba, a pesar que muchos decían que todos ellos se veían iguales, ella podría distinguirlo de cualquier otro. En eso volteó justo para ver como la pelirroja estaba gateando para escapar.
— A no, tú no te vas tan fácil, zorra barata.
La tomó del cabello para que se parara, cuando la más alta se levantó y trato de golpear a la secuestrada, la más baja se movió con rapidez esquivándola, la del pelo rojo no logró ni tocarla, al final la morena le tiró varios puñetazos a Gloría, que aparte de dejarla mareada y romperle la nariz, la dejó botada inconsciente. En ese momento Isa se dio vuelta y vio que el jefe mafioso, con un cortaplumas, iba a atacar a Piccolo, esté no se había dado cuenta por estar totalmente concentrado en la lucha con el último de los secuestradores. Instintivamente la mujer se puso en medio para proteger al ninja, el arma blanca se le enterró en el estómago.
— Alto — gritó el padre de Gloria a los hombres de negro que ya tenían a los bandidos neutralizados, tenía del cuello a Isa, mientras ella trataba de contener la hemorragia que manaba de su vientre con sus manos — dejen paso sino terminaré mi trabajo — rió mientras tenía el cortaplumas en el cuello de la morena.
— Maldito, dejala ir — gritó Yamcha tratando de ver cómo ayudarla.
— SUELTALA — exigió el namek.
— No se acerquen, sino la mataré ahora mismo. Tú, el grandote — apuntó a Piccolo — tírale las llaves que están en la mesa a esta mujer.
El hombre verde las tomó y le hizo un gesto con su cabeza a Isa, que por suerte ella recordó, era el que hacia cuando iban a practicar defensa personal, ella tomó las llaves del piso.
— Ahora pasámelas — ordenó el malvado.
La morena, conteniendo su dolor se dio vuelta con las llaves entre sus dedos, afirmadas en la palma de su mano, se las enterró varias veces al tipo en el vientre, quien inmediatamente perdió fuerza y cayó al piso.
— TRAIGAN UN AUTO, RÁPIDO — dijo Yamcha que la tomó en brazos — te salvarás, así tenga que llevarte a la Luna.
Piccolo también estaba a su lado, ambos nerviosos. Mientras los demás esperaban a la policía para entregar a los de la banda, Nail y los dos enamorados llevaron a Isa lo más rápido que pudieron a una clínica.
Luego de muchas horas y algunos paros cardíacos, la morena pudo salir bien del quirófano.
Cuando se le autorizaron las visitas los primeros que entraron a verla fueron el namek y Yamcha.
— Hola — los saludo Isa pálida.
— Hola ¿Cómo te sientes? — preguntó el moreno.
— Bien, deberé pasar un tiempo en este lugar, pero saldré caminando. Gracias a ambos por ir a rescatarme.
Editado: 06.05.2020