En la siguiente página estaba una foto que en un primer momento me hizo sacar risas a carcajadas.
Era siempre mi octavo cumpleaños, llevaba mi nuevo vestido verde y blanco con un montón de pulseras, las típicas que encuentras en los periódicos y te hacen la muñeca verde en pocas horas.
En la foto estaba abrazando a mi pareja, la primera y en aquel momento pensaba la última: era mi vecino de casa, llevábamos ya dos años viéndonos siempre, jugando juntos, charlando y siempre que iba a su casa me dejaba jugar con la PlayStation, cosa que en aquel momento para mí era un honor.
Un día, jugando en el patio de la finca, me escondí detrás del pilar y cuando me pilló nos besamos, los típicos besos de niños, cuando piensas que has conocido el primer amor, pero aún no tienes ni puta idea de que es el amor.
Unas semanas después de aquel momento decidimos casarnos, me puse uno de mis vestidos favoritos y él, el mejor chándal que tenía y, en mi habitación, con todos los cincuenta peluches que tenía como invitados, decidimos sernos fieles y jugar siempre juntos hasta que podíamos hacerlo.
Nuestras madres, entonces, nos querían tanto, o igual eran más niñas que nosotros, aún no lo tengo muy claro, que decidieron colgar globos blancos en el patio, típico de los esposos.
No quiero dar la culpa a nadie, no suelo hacerlo, pero desde la primera vez que vi una película de princesas soñé con encontrar mi príncipe azul, daba igual si no era en un caballo, tampoco importaba que fuera un aristocrático, pero deseaba encontrar alguien y compartir mi vida con él, para siempre.
Nunca me asustó esta palabra, nunca le tuve miedo ni rechazo, al contrario, era mi gran deseo, poder decir para siempre y vivirlo, cada día, hasta el último. Siempre pensé que sería maravilloso poder compartir las propias mejoras, evoluciones personales, como históricas con la misma persona, verla crecer, ser adulta y finalmente envejecer con ella.
En la generación en la cual nací y crecí esta palabra prácticamente ya no existe y pensar que para mi, desde que tengo memoria, es mi gran sueño.