En la parte derecha de la página del álbum encontré la foto con los compañeros de la primaria, estábamos todos los niños abajo de un árbol centenario, yo estaba delante de la maestra de inglés, la teacher , así la llamábamos, supongo que nunca nadie supo su nombre.
Yo estaba al lado de una de mis mejores amigas, Victoria, fue parte de mi niñez, compañera de la infantil, primaria y E.S.O., aunque en la última etapa ya no éramos tan unidas como antes. La mayoría de los compañeros hacían parte de mi vida desde la infantil, algunos me transmitían recuerdos muy buenos, por ejemplo, aquella vez que me vestí de Winx, y hubo compañeros que quisieron una foto conmigo porque era idéntica, así me decían entusiastas; otros compañeros fueron directores y guionistas de mis traumas que llevé conmigo por muchos tiempos.
A los cinco años después de unas cuantas analíticas se descubrió que tenía que convivir con el hipotiroidismo, aquella palabra en aquella edad para mí no significaba mucho, sabía solo que a las cuatro de la mañana mi abuela se despertaba para darme la pastilla en ayunas y sobre todo que no podía comer como mis compañeros si no me habría transformado en una ballena, como decía mi madre. En aquella edad no entendía muy bien mi salud, tampoco lo hacían mis compañeros, para ellos yo solo era la típica niña gorda en la cual desahogarse sin sentido.
Estuve un buen periodo sin querer ir a clase y si iba, volver a casa llorando, hasta que un día, mi abuela, me dio unos tips para que dejaran de insultarme y desde que lo usé todo paró; acabaron los insultos y las risas, pero dentro de mí, cuando alguien me fijaba enseguida pensaba que eran pensamientos negativos sobre mi cuerpo.
El tiempo pasó y estos fantasmas los cuales intentaba encerrarlos en el armario conseguían salir y para mí era, cada vez, un momento de tristeza, ira y vergüenza de mí misma.
Mis compañeras no podían entenderme, supongo porque ellas eran bastante populares y yo entre ellas era el patito feo, pero nunca me quedé sola, esto supongo pasó porque en las amistades me gustaba seguir el rollo a la otra persona, hacer lo que a ella le apetecía, charlar de temas que le gustaban aunque yo no tenía idea de que era, siempre me gustaba conseguir tener amigos, por eso mi personalidad con los años se hizo extrovertida.
En la parte derecha de la foto, en el fondo, estaba Micaela, una compañera de primaria, la cual veía solo en el patio porque frecuentaba otra clase; de ella recuerdo mucho y al mismo tiempo nada, me acuerdo de que le gustaba pasar la hora del patio bajo el mismo árbol de la foto, sola, los únicos que iban a hablarle eran unos compañeros que le insultaban y ofendían, como a mí; yo varias veces intenté jugar con ella, pero no recuerdo muy bien si era de su agradecimiento o menos: siempre estaba muy callada, solo observaba.
Mis amigas a veces me comentaban que en su opinión iba mal vestida porque era una gitana.
-Sus padres no trabajan, solo están en el mercadillo- me comentó Victoria un día. -Mis padres me han dicho de no estar con ella, porque los gitanos son ladrones- añadió.
Yo la escuchaba, pero al mismo tiempo observaba Micaela almorzar, sentaba en el árbol; más la miraba más me daba cuenta de que no había diferencias entre ella y yo, era una niña más, no tenía ninguna diferencia de las otras, nada más ni menos respecto a mí, como a Victoria y como todas las niñas que conocía.
-Yo no veo diferencias- le dije un día a Victoria.
-Es gitana.
La miré sin entender qué quería decir con esto.
-Roban, Sofía- añadió.
-¿Y eso cómo lo sabes? ¿Entraron en tu casa?
-No, pero se dice que hacen esto los gitanos.
-No hay pruebas.
-Lo dicen mis padres, yo los escucho.
No añadí nada más, en aquella etapa lo que decían los padres era verdad, pero no conseguí creerle, quizás porque no había pruebas, quizás porque la veía tan igual a mí, se sentía tan perdida y tan sola entre tanta gente como me pasaba a mí.