Ella va a brillar.

Ella va a brillar.



Entonces algo sucedió, ella me acarició los pómulos con la palma de la mano, cerré mis ojos disfrutando de aquello hasta que sentí que su brazo descendía por mi espalda. Cuando me había dado cuenta me abrazó y recostó su rostro en mi hombro izquierdo el cual quedó mojado por sus lágrimas.

—Ya, ya… Ya pasó —Intente calmarla—. Tu eres genial, lo hiciste asombrosamente. Y la próxima brillaras aún más.

Ella desplegó su cabello que se pegaba a sus párpados mojados, y me hizo una pregunta:

—¿En serio?

—No es de chiste —Le aseguré—. Vamos a tu casa te llevo en mi auto.

***

Al llegar a su casa. Ella se fue al baño de su habitación mientras yo miraba algo en la televisión en una sala distante, me movía hasta estar cómodo en el sofá. 

—¡Haré bien mi concierto cantaré de maravilla!, ¡Tengo esperanzas en esto! —dijo ella cuando salió de su habitación totalmente radiante.

La mire y tan solo escucharla muy decidida me alegre y le sonreí.

—Confía en ti… Tú puedes —le dije. 
Dos horas después ella hizo lo que pudo y en efecto brillo en el escenario ante la multitud. ¡Nadie sabe rapear mejor que ella, excepto ella misma ya que se supera a cada rato… Lo contare más tardé, como ella supera sus propios límites uniendo rimas e improvisando.


Hola mi nombre es Mike, y quiero contarte como conocí. Como la conocí.
En una competencia de talentos artísticos. Yo, Mike Rodríguez iba a demostrar mi talento como “mimo”, pero, me llamaron con urgencia y quise salir del teatro sin antes presentarme en el escenario.

Active el acelerador en mis pies para ir más rápido, yo estaba pasando por el pasillo a metros de salir del teatro. Y justo ese día tuve que tropezar debido a mi pie izquierdo.  Bueno no era mi día. Caí al suelo y cuando me levanté, sin querer tire a alguien al suelo, y este alguien se quejó.

—¡Carajo! —grito.

—Perdón… Yo tengo prisa y… —trate de disculparme.

Yo tenía la culpa.

—¿Es todo lo que dirás? Bueno… —dijo un montón de bla, bla, bla. Lo que me interesaba era que este “alguien” era una chica. ¡Hermosa!

Desperté de mi transe cuando ella me abofeteó.

—¡Mal educado! —Grito.
A pesar de su belleza, la ignore por mi enojo causado por el terrible dolor en mi mejilla.

—¡¿Qué te sucede mujer?! —le grite y me marche dándole la espalda.
Pero algo pasó, ella me reveló su nombre:

—¡¡¡Para tu información sobre mí, me llamo Luz!!! —grito a lo fuerte que me dolió el tímpano.

Ella me agarró del brazo derecho y me detuvo.

—Suéltame, Luz —dije en tono serio y sombrío tanto que ella me soltó—. Debes calmar tus emociones…

—¿O qué pasará? —pregunto ella.
Para romper la tensión y mala onda dije lo siguiente:

—O te doy un beso en tus labios —pareció escucharse como un acoso en vez de un elogio o una advertencia.

«Por cierto me dan ganas de darte un beso en serio y no en broma» —pensé mirando sus labios.

—Di tu nombre —me lo pide con tono de reclamo.

Casi tartamudeo.

—Mike Rodríguez. Así me llamo, Luz. ¿Contenta?

Creí que me gritara hasta que dijo lo siguiente:

—Pareces payaso —trataba de contener su risa.

Y en cierto modo ¡si! Parecía un payaso. ¿Y qué era un mimo más que la versión muda de los payasos? Pero la gracia es otra, y por supuesto que la use para aliviar la situación.

—¿Payaso? —exagere mis gestos—. ¿Tengo cara de uno? ¡No, Luz yo soy un —hice un gesto de tirar la cuerda. Un clásico—. ¡Soy un mimo!

—Y yo soy rapera —dijo casi burlándose de mi.

—¿De verdad? —pregunte.

—SÍ.

—Tírame rimas.

—¿Para qué?

—Si me las tiras yo las esquivó.

—Payazo. Ok. Tienes la cara pintada pareces una dálmata que orina vinagre, lo se porque es mi poción un sabor. Mi brebaje. Yeah.

Quede sin que decirle. Quede totalmente estupefacto.

Levante mi dedo pulgar como aprobación de su rap.

—¿O sea que te gusto? —ella me preguntó .

—Si me gustas —dije, aunque después entendí bien la cosa—. No espera… yo —Me retracte en el acto—. Me refería a tu rap ¡obvio que me gusta! ¿ya viste mi pulgar? —señale mi pulgar—. Esto significa que me gusta tu arte. ¡Por dios!

Me sentí algo nervioso.

—¿Y… así que te apurabas?, ¿te vas? —pregunto para cambiar el tema.

—Sí. Una olla. ¡Se quema mi cena! —expliqué.

Yo ya estaba por irme hasta que ella me volvió sujetar del brazo.

—Quédate —me pidió—. Quédate y mira como rapeo.

—Bueno si lo pides…

—Además quiero ver como pierdes.

—Yo ya perdí. ¡renuncie!

—Pues yo no. ¿Te quedas, Mike?

—Me quedo, Luz —respondí.

Y así fue como conocí a… Luz. La chica que ilumina mi mundo oscuro.

***

Estábamos Luz y yo en una hamburguesería comiendo obviamente hamburguesas.


—¿Recuerdas cómo nos conocimos, Mike? —pregunto ella.
Y como olvidarlo.

—Sí. Lo recuerdo perfectamente —respondí—. ¿Y te acuerdas que al final perdiste la competencia, Luz?

Debajo de la mesa, Luz me dio una leve patada en mi pie derecho.

—¿Rencor? —pregunte—. Pero si fue el resultado de tú esfuerzo, Luz.

Ella asintió.

—No te guardo rencor, Mike. Y en efecto, fue mi esfuerzo y perdí la competencia.
—También recuerdo que después me contaste un helado por haberme dado esa bofetada —me toque el lado de mi rostro que recibió la bofetada, indicando que supuestamente me sigue doliendo.

—¡Exagerado! —expresó.

Me reí un poco.

—¿El helado de chocolate siempre dice «me disculpo?»

—Sí. Todo estos recuerdos que tenemos entre nosotros ocurrió debido al pasado.
—¿Pasado?

—Si. Ya han pasado más de 9 meses que nos conocemos, Mike. Recuérdalo.
—Sí. Pues claro —dije.

Ella cambió de tema.

—Faltan dos días para el concierto que tengo. Es genial que tenga contactos para lograr este tipo de cosas.

—Obvio, yo.

—Te lo debo a ti, Mike.



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En el texto hay: amig@s, amigos nuevos

Editado: 18.12.2023

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