Ellas Mis Chicas

Capítulo 1

El viento en mi espalda y mi sombrero, protegiéndome de los rayos solares. Levanto mi azadón golpeando la tierra retirando las malas hierbas alrededor del maíz y continuo mi trabajo por más tiempo terminando el surco de tierra. Tomo el siguiente. Y sigo trabajando en mi porción de terreno sembrado por mí.

–Joven Omar. Sírvase un poco –llega la señora Katrina con una jarra de limonada. Extendiéndome un vaso.

–Gracias –digo tomando el vaso –deje de llamarme joven. Recuerde que soy viudo –bebo.

–Sí, pero usted está jovencito. Me hace raro decirle señor o don –confiesa.

–Esta deliciosa –me sirve otro vaso que bebo de inmediato –pues… le he dicho a todos que me diga Omar.

–Trataremos –dijo ella, pero era claro que no lo iban hacer.

–¿Cómo va su siembra? –pregunto.

–Gracias a Dios bien. tendremos una buena cosecha –declaro.

–Eso veo –miro el cultivo de maíz del señor Daniel esposo de ella.

–Es gracias a usted joven y su inversión. Espero que este presente hoy en la noche, para la fiesta de mi hija –declaro la señora Katrina.

–Veré que puedo hacer. Gracias por la limonada estaba deliciosa. Era de ponerle algo de hielo –añadí.

–No quería abusar –contesto –dentro de poco le llamare para comer –se retiró.

La miro alejarse hasta el otro cantero donde, se encontraba su esposo fumigando sobre su plantación de maíz. Ese ya estaba crecido y pronto daría sus primeras mazorcas. Continúe trabajando en lo mío, tomando pequeños descansos al terminar cada surco de tierra. Deteniéndome a mirar hacia abajo observando, los vehículos pasar al pie de la montaña.

Durante mucho tiempo espere que mi familia viniera aquí, en signo de que todo estaba bien entre nosotros, más eso nunca paso. Decidí no aguardarlos, por lo que fui personalmente hasta casa de mis padres. Por lo general vivían muchos de mis familiares, para no aparentarse se pretencioso y no piense que me regocijaba de mi dinero fui a verlos a la antigua como siempre.

Subí en un bus y fui a verlos. Y todos ellos me dieron la espalda, me dijeron que dejara de aparentar humildad cuando no la tenía. Me echaron de ahí peor que a un perro, diciéndome que en la familia no tenían aprovechados.

Quería compartir lo que tenía con ellos, pero su actitud me hizo alejarme más de lo que estaba, varios de mis vecinos que me conocían incluso amigos me tacharon de aprovechado. Me apodaron asalta tumbas. Ninguno de ellos creyó cuando les dije porque me casé con ella. Y también fue mi culpa desde que me case con ella, me separe de todos al estar sometido a ella cada día en sus jueguitos.

Paloma tenia poder sobre mí, yo solo era un mero esclavo de ella sin voluntad llegando al punto de disfrutar todo lo que ella me hacia dentro de esa hacienda que hora es mi casa. Durante mucho tiempo intente acercarme a mi familia, pero ellos solo me ignoraron hasta que me canse de ello.

Si ellos no me querían en sus vidas yo tampoco los necesitaba en la mía. Deje de insistir para concentrarme en lo que tenía en mis manos, el manejo de una gran hacienda. La cual no sabía ni puñetera idea de cómo administrar, lo poco que Paloma me enseño lo aplicaba, pero seguía sin entender nada. Los dos primeros años la administré como pude, sintiendo que perdía dinero ello no sabía nada de negocios, empecé a creer que los que trabajaban para mí se aprovechaban de mi falta de experiencia.

En esos dos años tuve perdidas, tanto emocionales como de dinero. Mi familia prácticamente se olvidó de mí y solo aparecieron para pedirme dinero, para medicinas, para viajar al extranjero solo ahí se acordaron de mí cansado de esas pérdidas. Contrate a dos abogados que me ayudaran administrar mis bienes eran Gaby Villanueva y Cristian Sáenz. Dos amigos y compañeros del colegio.

Dos abogados novatos recién graduados, a pesar de encontrarse reacios a ayudarme terminaron accediendo a administrar mis bienes y en estos cuatro años lo han hecho de la mejor manera. Mi fortuna ha crecido en ese tiempo, y ellos también se han hecho de renombre en la ciudad formando parte de una prestigiosa firma. Puedo decir que son los únicos amigos que tengo, en términos de negocios. Yo solo soy un cliente de ellos.

–Joven Omar venga –llama la señora Katrina.

La miro agitando el brazo a la distancia –voy –grito. Termino de limpiar el surco.

Dejo mi azadón al inicio del próximo y voy caminando hasta donde está la señora Katrina su esposo Aníbal su segundo hijo trabajando en el campo.

–Buenas tardes joven. Siéntese a comer –saludo el señor Daniel.

–Buenas tarde –me saluda su hijo. Devuelvo el saludo.

La señora Katrina me sirve a mi primero un plato de sopa bien cargado –siento que tenga que comer aquí –tomo el plato.

–Descuide. Para mi esta es la mejor mesa. Está de acuerdo conmigo señor Daniel –digo convencido de mis palabras.

–Claro que si –toma el plato servido por su esposa –nada como comer mirando nuestro trabajo, esta es la mejor satisfacción de la gente del campo.

–Salud por eso –tomo mi vaso de jugo.

–Un whiskysito sería mejor –habla el señor Daniel.




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