Ellas Mis Chicas

Capítulo 4

Me encuentro trabajando en el cultivo del señor Daniel, acomodando los rociadores de agua para el riego de agua. En total debemos poner siete rociadores en todo el cultivo, nos aseguramos de que los palos que sujetan las mangueras a una altura que sobrepasa el maíz estén bien sujetos a la tierra comprobado debemos ir a conectar la manguera del agua. Salimos al camino de tierra.

–Listo hay que ir a conectar el agua –dice el señor Daniel.

–Vamos –dice su hijo Leo. Yo asiento.

Debemos caminar un largo trayecto hasta el tanque de agua, para conectar la manguera de riego por lo que nos demoramos algo de tiempo en llegar. Llegando a un nacimiento de agua que brota de la montaña formando una pequeña caída de agua de ocho o nueve metros. Llegamos al tanque donde se recolecta el agua que sirve para el cultivo y también para el consumo de mi casa y otras viviendas más debajo de mi hacienda, el agua es limpia transparente, por eso la consumimos.

El motor de agua está trabajando, jalando el agua para mi casa y otros hogares. El señor Daniel conecta la manguera para el cultivo y volvemos al punto de inicio. Observamos como el agua es esparcida formando grandes círculos de esta forma, se terminará de regar rápido el cultivo.

–Deberá venir dentro de una hora o dos, para cambiar de lugar –digo mirando el cultivo y observo pequeños arcoíris formados por los chorros de agua esparcidos.

–Me quedare ese tiempo. Hijo si quieres puedes volver a la casa –se dirige a su hijo.

–La verdad papá. Quería pedirle un favor al joven Omar –contesta. Lo miro.

–Dime –respondo.

–Bueno… como ya me gradué del colegio, también perseguir mi sueño. Quiero entrar en las fuerzas armadas…

–Si necesitas ayuda, ya he dicho que puedes contar con mi ayuda –lo interrumpo.

–Gracias. Pero… en realidad quería pedirle prestado su gimnasio, para entrenar –habla.

–Claro. Si quieres puedes ir ahora mismo –respondo.

–En serio. Bien. Vine preparado –responde con ánimo toma su mochila. Tanto su padre como yo deducimos su equipo listo –te veo después papá.

Da la vuelva, pero se detiene un momento y continua. Yo miro molesto a las personas presentes en paradas en el camino.

–Voy asegurarme los palos de los rociadores –dice el señor Daniel e ingresa al cultivo.

Me quedo de pie en el mismo lugar, mientras ellos se acercan la verdad no entiendo que rayos hacen aquí. Ya paso una semana desde que su última visita, en la cual rompieron mis ventanas al arrojarme esas piedras esta mi primo y mi tía mirándome incluso peor que antes. Se acercan a mí cruzando los brazos. Me mantengo sereno.

–Eres un desgraciado –dice mi tía –no puedo creer que hiciste eso.

–Me da igual palabras. Creí que todo estaba arreglado cuando se alejaron de mi –respondo.

–Tu siempre estuviste alejado. Nunca lo notaste –habla mi primo.

–Lo sabía. Yo mismo lo cause. Fue mi decisión. Al igual que la de ustedes –respondo.

–Una orden de alejamiento. Eres un maldito, con esto dices que prácticamente no eres parte de nuestra familia –hablo enojada mi tía.

–¿Qué hacen ustedes aquí? No tiene nada que reclamarme, los únicos que deberían deben ser mis padres y no han venido. Así que el asunto está cerrado –respondo.  

–Eso no tiene…

–Ustedes están aquí solo para pedirme dinero. ¿Qué pasa? Mis padres ya no quieren darles de la cuenta. Porque deben saber que deposite otros cincuenta mil dólares y ellos se negaron a darles y por eso vinieron a mí –sus rostros decaen. Acerté en el blanco –escuchen no tengo anda que ver con ustedes, desde ese día, pero me buscaron cuando descubrieron que herede la fortuna de mi esposa. La cual era jugosa y quisieron sacar provecho. No vuelvan por aquí. Solo esta vez hare la vista gorda… no habrá segunda vez.

Dejo claro las cosas e ingreso también al maizal, llegando al mío para ver cómo está creciendo. Y por lo que veo tendré que pasar otra lampeada a las malas hiervas, que crecen alrededor de mi maíz. Regreso la vista y los veo marcharse, la verdad no quiero ya nada que ver con ellos, de la misma forma que ellos me dijeron esa ocasión. Solamente les estoy pagando con la misma moneda, talvez suene rencoroso, pero es lo que hay.

Por otro lado, me he calmado un poco, desde esa ocasión y solo he pensado en esa chica se llevó mi dinero solo por sentarme en el asiento de mi auto, y en este tiempo solo eh pensando en todo lo que debería haberle hecho y no pude. Saco mi celular y voy directo al chat de ella. Lo conserve. En vez de borrarlo, lo conserve.

Reviso la foto de perfil, cambiada lleva otro vestido tradicional con sombrero de alas anchas blanco es muy linda a pesar de que tiene el rostro cubierto por un sticker. Solo con ver esto y recordarla la imagino. Realmente bella, sencilla, pero bella.

Salgo al camino después de revisar mi siembra, mañana tendré que pasarle otra lampeada. Me encuentro con el señor Daniel sentando en al borde del camino, me despido de él yendo hasta la casa al regresar nuevamente encuentro mis ventanas rotas, haciendo hervir mi sangre. ¡Ahg…! Solo una vez más la vista gorda no habrá una próxima vez. Leo sale de la parte trasera de la casa.




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