Ellas Mis Chicas

Capítulo 9

Montado en mi caballo cabalgo por el lugar donde reposa todos los días, hoy es el día en que sabré lo que ellas quieren. Si acceden tendrán todo lo que prometí, pero sino lo dejarán todo y si intentan engañarme y huir lo que les di anteriormente se acordaran de mi toda la vida. No tienen ni idea, lo que soy capaz de hacer sin engaña.

Hace tres años uno de los trabajadores, que trabajaban para mi quiso estafarme con la venta de su cosecha el trato era mitad y mitad. Le había dicho que, de los compradores, me encargaba yo, no obstante, se congracio de decirme que conocía a mejores comerciantes así que lo deje actuar, usando su egoísmo. Lo que no sabía era que yo siempre estaba pendiente de todo, lo que ocurría en mi entorno, lo tuve bien vigilado y los informes llegaron a mi este tipo vendía el tomate al doble de lo establecido en los mercados mayoristas, por lo que al enterarme lo demandé por robarme.

Tato de apelar con las pruebas y además del contrato que firmo conmigo en presencia de Gaby y Cristian donde se estaban todas las cláusulas de un posible fraude. Le quite todo lo que tenía, no me importo nada violo el contrato que firmo. Suplico que no lo hiciera incluso su esposa, me contaron toda una historia, aun así, hice de oídos sordos y no retrocedí. Siento mucho por esos niños y su madre, no tuvieron que pagar por lo que hizo su cabeza de familia.

Debes aplastar a tus enemigos, para que no vuelva a levantarse y que sirva de ejemplo para otros. Suena mal, pero es un hecho de lo contrario te vuelves débil y eso es una enfermedad que otros podrán aprovechar para destruirte, es un claro mensaje que me dejo Paloma. Ella hacia lo mismo con quienes la engañaban solo que era, mucho más drástica que yo, pero aquellos que se mostraban leales los ayudaba asegurándose de mantenerlos fieles a ellos y que no intentaran nada.

El aire choca contra mi rostro mi camisa flamea, por la brisa provocada por la velocidad de mi caballo. Termino haciéndolo parar en las patas traseras, es muy dócil, pero también cuando lo hago correr es todo un garañón. Bajo de su montura y lo llevo caminando hasta el pequeño establo donde me encuentro con el señor Daniel y su esposa, aplaudiéndome.

–Has mejorado –me dice el hombre.

–Diría que ya te supero cariño –dice su señora.

El señor Daniel fue quien me enseñó a montar, la verdad no tenía mucho conocimiento de esto, cuando llegue a vivir aquí. Aproveche mis pocos tiempos libres, para explorar los terrenos de Paloma cuando no tenía que explotarme sexualmente, con sus retorcidos juegos que me gustaban y me sigue gustando. Pues quiera aceptarlo o no, ella me ayudo con mi problema de erección, que no fue un buen camino, pero sin duda era muy efectivo. Todo estaba en mi mente y en el primer mes mis erecciones eran potentes, cosa que esa noche el mejor sexo de mi vida con ella.

–No lo creo –dice el señor Daniel.

–Lo joven siempre gana a lo antiguo –digo divertido liberando la montura del caballo.

–La experiencia es más importante chico. Mis años a kilómetros –continua.

–En eso tienes razón –agrega la señora Katrina.

Dejo al caballo comiendo algo de avena en su pesebrera, a la vez que lleno el estanque con agua y me repongo hacia ellos.

–Talvez. Pero los jóvenes somos más arriesgados. Lo saben –suelto.

A lo que ellos sueltan una risita, claramente están recordando ese día en el que el caballo que está comiendo su avena, llamado Tornado me arrojo de su montura por los aires por ser muy arriesgado como digo.

–Yo diría más idiotas –agrega el hombre. La señora Katrina ríe.

–¿Qué hacen acá? –pregunto.

–La primera cosecha se acerca –dice el señor Daniel.

–Lo sé, al igual que ya tienen sus compradores para ello –agrego

–Como todos los años venimos a entregarle los números de celular de los compradores –habla ahora la señora Katrina entregándome un papel con los nombres y números de sus compradores.

Veo algunos nombres que se repitan, pero hay dos nuevos. Confió en ellos, algo extraño pues siempre desconfió de todos, pero ellos han demostrado ser persona integras, incluso Paloma tenía un buen criterio de ellos. No obstante.

–Bien. Ese día estaré presente junto a Gaby y Cristian –suelto con toda seriedad.

Algo que a ellos no les agrada mucho, sus miradas cambian –No confías en nosotros –habla la señora Katrina.  

–Lo hago, pero los negocios son otra cosa. –respondo. Salto la cerca –digan lo siguiente.

–Sí que nos conoces –dice el señor Daniel. Lo miro. –queríamos pedirle un favor.

–Si tiene que ver con la venta de las cosechas. Ya saben que es, no –bajan la mirada. –creí que la hipoteca ya estaba pagada.

–Pedimos otro préstamo. Y el banco no está presionando –habla la señora Katrina.

–Lo que puedo hacer es que Cristian y Gaby los represente y consigan un aplazamiento –suelto.

Suspiran. Después de un rato proponen venderme sus cuatro reses, que pastorean junto a mi ganado. Termino aceptando comprándoselas por casi cuatro mil dólares, y les permití que siguieran ordeñando a su vaca, no tengo problemas con que se lleven la leche. También lo hacen con algunas de las mías que están con terneros, venden la leche y me entregan la mitad de lo que ganan. En ocasiones no se aceptar el dinero y que se los queden ellos mismo.




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