Ellas Mis Chicas

Capítulo 14

Gaby se alejaba de la hacienda llegando a la carretera principal, cuando el timbre de su celular se escuchó. En la se identificó a Cristian, presiono el botón de su tablero para contesta y lo puso en alta voz.

–¿Salió bien? –fue lo primero que dijo Cristian.

–Si aceptaron la oferta. A simple vista me parecieron chicas… –hizo una pausa –decentes –termino por decir.

–También lo creo. Espero que sepan cómo ayudarlo –continuo Cristian.

–Esto es lo último que haremos por el cómo amigos y compañeros que fuimos. De aquí en adelante solo serán negocios. Como lo hemos venido haciendo en los últimos años –declaro Gaby.

–Aun así, me sorprendió que hicieras esto por él –intervino Cristian. Hubo silencio –no es un mal tipo y lo sabes. Solo, tomo malas decisiones pensando que hacia algo bueno. Solo fue…

–Muy ingenuo –intervino Gaby completando lo que iba a decir Cristian –siempre lo fue.

–Sé que sonara mal, pero gracias a eso estamos donde estamos nosotros dos –continuo Cristian. –En verdad espero que esas dos chicas sepan ayudarlo.

–Si. Miremos que pasa –dijo Gaby.

Entro a casa después de terminar de entrenar y despedirme de Leo, las veo a ellas sentadas en el mueble parecen pensativas. No tengo ni idea de ¿Dónde estarán sus pensamientos? Se percatan de mi presencia levantándose rápido.

–Iremos a cambiarnos –dice Lucrecia.

Ambas se marchan a su habitación y las detengo.

–Dormirán conmigo. Suban después de comer –digo dirigiéndome hacia las escaleras.

–Entendido –dicen juntas.

Al llegar a mi habitación me despojo de mi ropa y la dejo en la cesta de ropa sucia e ingreso de inmediato a ducharme. Bajo hacia la cocina a prepararme algo de comer y las encuentro ahí moviéndose por la cocina, preparando algo ligero.

–Puede comer con nosotras –dice Lucrecia.

–Cocinamos para todos –continua Salomé.

–Les dije claro mis reglas dentro de la casa –digo serio.

–Solo será una vez. ¡Por favor! Come con nosotras –continua Salomé.

–De acuerdo –termino aceptando.

Comimos en completo silencio, hicieron una comida rica en proteínas y carbohidratos justo lo que necesito después de entrenar. Las noto algo tensas algo debieron hablar con Gaby para estar así. ¿Qué les habrá dicho?

Termino de comer y dejo lavando mi plato y subo a mi habitación para cepillarme los dientes. Me tomo mi tiempo y en eso unos golpes en mí se escucha y doy permiso para ingresar, las veo usar una lencería sexy caminando hacia mí.

–Estamos listas –dice Lucrecia.

Noto algo diferente en ellas, pero no quita mi excitación verlas así me provoca tantas ganas de aventarlas sobre mi cama. Me tranquilizo controlo mi respiración, calmando mi corazón, tomo sus manos con las mías mirándolas atento intentando adivinar, que tienen en sus cabezas y solo veo duda. Además, con su actitud no me provoca mucha emoción, me siento algo tranquilo.

–Abrásenme –digo y ellas lo hace. Esto se siente reconfortarle y no entiendo por qué lo hice –esta noche sola las necesito así conmigo –digo separando nuestro contacto.

Levanto las sabanas y coloco en el centro de la cama, ellas se acomodan en los extremos y se acurrucan junto a mí. En verdad esto… se siente más reconfortarle, más agradable. Esto… es diferente del sexo. Siento que esta noche talvez este fin de semana solo necesito esto y no sexo.

Me despierto siento una extraña sensación de calma, mi cuerpo se siente tan ligero, cálido. Me siento, como el más suave algodón que exista. Debo confesar que desde hace mucho no he dormido tan tranquilo, como esta noche, eh dormido como un bebé esta sensación es inigualable y a mi lado se encuentran las responsables de esto. Eh estado con ellas un par de veces, pero esto se siente completamente diferente. Estoy en calma. ¿Sera por ellas?

–Buenos días –saluda Lucrecia es la primera en despertarse.

–Buenos días –respondo. Salomé sigue durmiendo, parece la más dormilona. Miro la hora en el reloj de pared siendo las seis y media –hora de levantarnos –digo saliendo de la cama –despiértala –digo entrando a mi baño.

Me ducho y bajo hasta la cocina donde ellas están preparando el desayuno. Las miro, ellas se percatan y solo me dirigen una suave sonrisa.

–Tranquilo solo hicimos para nosotras –explica Salomé tomando su vajilla de fruta picada. Del mismo modo lo hace Lucrecia, tomando asiento en la mesa desayunando tranquilamente.

¿Por qué siento que esas palabras me afectaron un poco?

Lo ignoro, y me dirijo hacia la cocina, pero no dejo de sentir una sensación desagradable. Me molesta que me hayan dicho esas palabras. Me preparo mi desayuno y me siento en la mesa, sin decir palabra alguna, ellas terminan rápido yo me quedo aun en la mesa, aunque haya terminado sigo aquí jugando con la cucharita pequeña en mi taza de Té.

Siento que en este momento no quiero hacer nada, raro, explicito con ellas y ahora que me percato ni siquiera en mirado sus atributos y eso que están justo como yo les había dicho que estén en casa. Salgo de casa necesito algo de aire fresco, y por lo que veo nadie va a venir el día de hoy lo cual es bueno para mí me sentiré más liberado. Iré a ver a mi ganado, caminare por mis tierras que se yo veré todo lo que mi hacienda tiene.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.