Ellina. El hada buena

Capítulo 6. El hada de los sueños

Cuando Ellina llegó a la realidad que consideraba artificial se sorprendió mucho. Ese mundo parecía idéntico al que había visitado para llevarse a Alyssa, pero estaba cambiado.

Cuando descubrió que aún existía se asustó, pero estando dentro de esa realidad comenzó a notar los cambios. Primero descubrió que hacía mucho frío, el pueblo donde vivía Alyssa era grande y estaba muy al norte, su clima era extremo pero estable por ejemplo el invierno duraba seis meses y era muy frío, pero nunca caía nieve ni bajaba menos 0 grados. Y el calor era fuerte a veces podía llegar a más de cuarenta y dos grados. Sin embargo, en esa realidad debía ser el mes de agosto y la temperatura estaba rondando los once grados centígrados lo cual era inusual.

Ellina también descubrió que el tiempo avanzaba muy rápido. Habían pasado sólo tres días desde que había llevado lejos de ahí a Alyssa, pero leyó en los periódicos que estaban abandonados por las calles que habían pasado cerca de tres meses. Pronto descubrió que en esa realidad cada día que iba pasando equivalía a tres meses y dos días, pero nadie lo notaba, parecían no caer en cuenta, Ellina considero que se debía a que era artificial y Alyssa ya no estaba ahí. Leyó también en los periódicos que comenzaban a suceder extraños fenómenos: climas extremos, crisis económicas, hambruna, epidemias, y guerras.

Ellina tiró el periódico al suelo y dobló la esquina antes de entrar en la calle donde estaba la casa de Alyssa. Al estar frente a la casa color rosa vio una niña sentada sobre la banqueta, le había recordado conoció a Alyssa por primera vez. Pero cuando se acercó vio que era alguien diferente.

—Hola—dijo Ellina

—Hola—dijo la niña—. Me llamo Jade, ¿Y tú?

—Yo soy Ellina.

La niña le brindó una sonrisa, tenía el cabello muy oscuro y lacio no debía tener más de diez años y estaba sosteniendo un cuaderno en sus manos. Ellina notó que había mucho movimiento en la casa al observar el jardín.

—Estoy buscando a Alyssa, ¿Puedo verla?

La niña la miró triste, su sonrisa se había esfumado y sus ojos se nublaron entre lágrimas

—Mi tía no está, no la he visto desde hace mucho, no sé si volveré a verla. Ellina asintió con su cabeza

—¿Qué es eso? —dijo señalando el cuaderno

—Es un cuento. Era de mi tía.

Ellina sintió curiosidad y la niña se lo prestó, era un cuaderno forrado en color blanco, tenía un dibujo como portada, era una especie de hada volando, Ellina podía reconocerse en ese dibujo

—Se llama El hada de los sueños.

Ellina leyó el título también

—¿Y de qué trata?

—Es sobre un hada buena, que ayuda a los niños a cumplir sus deseos, pero solo pueden verla en sus sueños.

Ellina la miró, alguna vez cuando Alyssa era niña la descubrió por la ventana y se había quedado traumatizada hasta que después lo olvido, seguramente en ese tiempo había creado aquél cuento. «Nada más alejado de la verdad» pensó Ellina, a ella no le gustaban los niños, incluso sabía de la existencia de un planeta de los niños, y sabía que podían ser tan malvados como cualquier ser, por eso ella no creía en la inocencia y bondad que se les atribuía.

Un señor de mediana edad se asomó a la puerta

—Buenas tardes ¿Usted viene de la Fundación Yakamoz?

 Ellina lo miró y después sonrió

—Si.

—Adelante, la esperábamos pase por favor.

Ellina siguió al hombre amable, mientras la niña Jade se quedó en el mismo lugar donde la había encontrado.

—Me llamo Héctor, Alyssa es mi cuñada, hermana de mi esposa. No hemos de- jado de buscarla al igual que toda la familia.

Un hombre se acercó a ellos, era de estatura baja, moreno, delgado, con un cabello muy oscuro y se veía extremadamente cansado

—¿Llegaron de la Fundación? —dijo el hombre

—Así es, de hecho, ella es la señorita que viene de la fundación

Ellina saludo amablemente y Héctor se retiró porque tenía que poner a estudiar a su hija Jade

—Soy Raúl Medellín.

—¿Tu eres Raúl? —Ellina le miró de arriba a abajo sorprendida Pero Raúl lo pasó por alto

—Soy el novio de Alyssa, llevábamos seis años juntos, íbamos a casarnos. Raúl bajo la mirada, sintiéndose triste y ansioso

—Debe contarme lo que sucedió, por favor—insistió Ellina

—Alyssa iba a trabajar en una nueva empresa, termino su turno y antes de salir me llamó, me dijo que iba rumbo a casa... pero nunca llegó—Raúl casi se hecha a llorar y respiró para contenerse, después continuó—. La hemos buscado, hemos usado cada recurso, los medios de comunicación, Internet, cada amigo que la conocía desde la infancia hasta la universidad nadie la olvida, seguimos buscándola no nos daremos por vencidos.

—¿Como se conocieron? Raúl sonrió al recordar

—Trabajábamos juntos, y yo me enamoré de ella.

—¿Fue amor a primera vista? ¿Como almas gemelas? —preguntó Ellina

—Si, así lo sentía. Cuando la vi por primera vez supe que estaba esperando por encontrarla en mi vida—dijo Raúl

—¿Y ella, lo sintió igual?

—Si... bueno, supongo que fue diferente, batallé un poco para conquistarla, pero nunca perdí la paciencia.

A Ellina le extrañó aquella respuesta

—Dígame algo señor Raúl, si retrocediera catorce años al pasado, ¿Dónde estaría usted y que estaría haciendo?

—No entiendo—dijo Raúl extrañado—. ¿Eso de que serviría?

—Solo respóndeme, para mi tiene sentido—dijo Ellina Raúl se quedó pensando intentando recordar

—Hace catorce años... tenía veintitrés años, vivía en otro país en una ciudad lla- mada Oklahoma, trabajaba en un restaurante de comida rápida. Estaba muy lejos de casa, y los fines de semana iba al bar de Soul Culture.

Una mujer salió al jardín donde estaban Ellina y Raúl y les interrumpió

—Raúl la comida esta lista. Por favor tienes que comer esta vez, así tendremos más fuerzas para buscar a mi hermana.



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En el texto hay: aventura, almasgemelas, magia y amor

Editado: 05.08.2020

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