Cuando llegaron a la Tierra, Alyssa estaba arrodillada sobre el pavimento de la calle vomitando de nuevo, Ellina tomó un cubo de azúcar de su bolsillo y se lo dio. Alyssa lo mastico. Un olor a putrefacción y azufre invadía el aire. Apenas Alyssa se repuso y se levantó miro a su alrededor con los ojos enormes se quedó turbada mirando la terrible escena. Luego lanzó un grito grave de horror.
Ellina tapó su boca con la mano izquierda mientras la empujaba para avanzar hacía un edificio frente a ellas.
Había cuerpos de personas tirados sobre las calles; heridos, cubiertos con sangre, algunos muertos y otros por morir, como si hubiesen caído de las azoteas de los edificios, estaban por todas partes, algunas personas estaban intentando auxiliarles, pero la mayoría de la gente corría en pánico.
—Pero ¿qué es esto, que está pasando? —preguntó Alyssa en voz alta y angustiada
—No se—respondió Ellina, aunque una vaga idea había venido a su cabeza.
Pronto se dieron cuenta que la gente estaba siendo perseguida por humanoides voladores, algunos tenían alas gigantes y otros tenían armaduras de hierro y median casi dos metros de altura, se llevaban a la mayoría de la gente y nadie sabía a dónde incluso si se resistían a veces asesinaban a las personas.
—¡Vamos entra al edificio! —dijo Ellina apresurada
Ambas entraron al edificio sin embargo dentro también había un caos. Se escu- chaban gritos en cada departamento como si dentro estuvieran lastimándoles. Ellina llevó a Alyssa por las puertas de emergencia y fueron cuesta arriba a toda prisa. Cuando abrieron la puerta tuvieron mucho cuidado pues unos humanoides con armadura llevaban personas arrastrando por el suelo.
Ellina tapo la boca de Alyssa para que no les descubrieran, estaban en el pasillo, cuando escucharon venir de nuevo a esos humanoides. Ellina vio un departamento entre abierto y empujo dentro a Alyssa.
Ellina miraba por encima de la puerta para ver si aquellas criaturas se habían ido. Entonces escucharon unas voces suplicantes. Alyssa se giró y caminó hacia aquel rumbo, mientras Ellina la maldecía entre susurros pidiendo que volviera.
Alyssa camino hasta la cocina de donde provenían ruidos, había un enorme humanoide con armadura de hierro dándole la espalda. Frente a él había un hombre arrodillado y justo tras él estaba una anciana abrazando a una niña pequeña ambas lloraban.
El humanoide sacó un tipo de espada resplandeciente y la preparó tomándola con toda su fuerza en la mano derecha, la alzó hacia arriba y estaba por empuñarla contra el hombre frente a él que tenía los ojos cerrados esperando su muerte.
Sin pensarlo más de un segundo Alyssa tomo la hoz liberó la filosa hoja y justo antes de que aquel hombre recibiera una herida mortal, Alyssa le cercenó de un solo golpe el brazo al humanoide, el cual cayó sobre el suelo y comenzó a brotar desde el desmembramiento un líquido color mora azulado que desprendía un terrible olor.
Aquella horrorosa criatura se volteó contra Alyssa e intento perseguirla, ella atinó a correr hacia atrás. Ellina escucho el ruido y el grito de Alyssa, así que fue corriendo a ayudarla. Cuando se topó con la criatura, sacó rápidamente su hoz y le cortó de un solo tajo la cabeza y esta cayó al suelo. Alyssa respiro aliviada.
Ellina miró con frialdad a aquellas personas.
El hombre se había puesto de pie y estaba abrazando a la anciana y a la niña con gran vehemencia.
—¿Están todos bien? —pregunto Alyssa acercándose a ellos
—Si, gracias—dijo el hombre—. ¿Que son esas cosas? —dijo señalando las Hoz
—Son Hoz—dijo Alyssa sacando la suya y mostrando la filosa navaja
Ellina apuntó a dar un suave codazo para que no hiciera aquello, pero Alyssa no parecía entender
El hombre dio algunos pasos hasta ellas y miró la Hoz
—¿Y de dónde las han sacado?
Alyssa estaba por responder, pero Ellina la interrumpió
—Las hemos tomado de la calle, quizás se le cayeron a alguno de esos monstruos Alyssa la miro confundida pues estaba mintiendo, pero Ellina le lanzó unos ojos de furia que le hicieron entender que debía guardar silencio.
El hombre asintió. y después le dio la mano a la anciana que a la vez sujetaba a la niña, para que se acercaran.
—Me llamo Alyssa y ella es mi amiga Ellina—dijo con una voz gentil
—Mucho gusto, yo soy Leonardo Montiel y ella es mi madre Carmen y mi Hija Fanny. Gracias por salvarnos la vida, si no hubieran llegado...—El hombre iba decir algo más, pero unos gritos desgarradores les hicieron volver a alarmarse.
—¡Hay que salir de aquí! —dijo Ellina y sujetó la mano de Alyssa para comenzar a correr, el resto hizo lo mismo.
Con gran esfuerzo pudieron abandonar el edificio y una vez fuera al encontrarse con los cadáveres en el suelo y esa visión de la ciudad apocalíptica no pudieron evitar un shock.
—Calma señora, no es momento para ponerse así, tenemos que tratar de sobrevivir—dijo Ellina a Carmen quien parecía estar experimentando un ataque de pánico y estaba en el suelo
—Vamos levántese—dijo Ellina ayudándola a levantarse
La mujer se levantó provocando el alivio de su hijo y comenzaron de nuevo a andar muy aprisa por las calles, intentando ignorar las muertes y el caos.
Alyssa llevaba tomada la mano de la pequeña Fanny que no tendría más de cinco años; tenía el cabello castaño claro y una altura de un metro, la niña no miraba el suelo para no espantarse y corría lo mejor posible sin quejarse, su padre venía detrás pero no dejaba de observar que nadie les siguiera.
Pronto escucharon un sonido zumbante por los cielos.
—¡Todos detrás de ese carro! —dijo Ellina. Todos obedecieron.
Un ser alado apareció bajando de una extraña nube voladora, aunque si lo pensaba bien no era exactamente una nube al menos el material no lo era, era firme y complejo. Cuando estuvo más cerca pudieron mirarlo bien. Tenía forma femenina, una delgadez extrema y un cabello largo de color oscuro, el rostro era delgado y bello con pómulos muy sobresalientes y orejas puntiagudas, los ojos eran brillantes de un color azul porce- lana y su rostro estaba lleno de una especie de brillo que resplandecía.