Cuando se teletransportaron Alyssa, Ellina y Leonardo aparecieron en el puente de Brooklyn que estaba aglomerado por gente que iba de un lado a otro bastante consternados.
Alyssa se había levantado del suelo, mientras Leonardo estaba arrodillado tocándose la cabeza con ambas manos muy desesperado. Muchas imágenes estaban pasando por su cabeza y tenía una sensación de irrealidad que lo hacía sentir muy mal pronto pudo mirar un lugar extraño miraba el cielo y veía dos lunas brillando en el cielo. Una pareja estaba parada frente aquella hada Pandora y esta a su vez parecía estar diciéndoles algo que él no lograba entender y después aquella hada les lanzaba una esfera de luz. Escuchaba los gritos de ansiedad de mucha gente entonces se tapó los oídos intentando callarles, pero no podía.
Alyssa estaba frente a Leonardo pidiendo que se calmara, pero él no parecía volver en sí. De pronto en medio de la gente apareció Iker. Ellina le miró sorprendida
—¡Iker! —dijo el hada
—¿Quién es el, que le sucede? —preguntó Iker
—Una larga historia—dijo Ellina
Iker se acercó a Leonardo y miro sus ojos luego tomó el rostro de Alyssa y también miró los de ella. De su chaqueta sacó un frasco con un líquido color berenjena y al abrirlo hizo que tanto Alyssa como Leonardo lo olieran por unos segundos. Tenía un olor a hierbas verdes, pero casi de inmediato Leonardo volvió en sí.
Leonardo se puso de pie viendo todo alrededor, se sentía de nuevo dueño de sí mismo, aunque aquellas imágenes le comenzaban a evocar un recuerdo que ya no desaparecía de su conciencia, pero por lo menos no eran tan frustrantes como antes. Alyssa había sentido el menor cambio posible, pero estaba sintiendo muchísimo miedo al mirar cómo la gente corría de un lado a otro en pánico.
—¿Que les sucede? —preguntó Alyssa inquieta
—Es el final—dijo Iker mirando alrededor
Alyssa le miró asustada, pero Iker parecía demasiado relajado.
—Ellina, debemos irnos, ya es muy tarde—dijo Iker
Ellina le miro estupefacta y tanto Alyssa como Leonardo se habían mirado consternados.
—¡No me iré, y si lo hago llevaré a este par de humanos conmigo, no voy a dejar- los aquí!—gritó el hada decidida
Iker la miró extrañado—¿Acaso perdiste el buen juicio, perdiste tu inteligencia Ellina?, ese no era el final del plan.
—Todo cambio, Iker. Todo es diferente ahora—dijo Ellina
—Claro que sí, y seguirá mejorando por eso debemos ir a Hansti, cambiaremos el paradigma de nuestro objetivo, seremos leyenda después de esto Ellina—dijo Iker sin ocultar su emoción
Ellina miro un segundo a Alyssa y le dijo—¡No voy a abandonarte! —luego se dirigió a Iker—. ¡No dejare a mi única amiga!
Alyssa sonrió suavemente conmovida hasta las lágrimas por las palabras de Ellina. Iker miro a Ellina compasivamente pero luego su voz pareció muy determinante
—Así no funciona Ellina. Es hora de ir a Hansti y ellos se quedarán aquí. ¿Acaso crees que desconozco la historia?; debemos ir a nuestro hogar y entregarnos al deber ser, algún día todos tendremos la recompensa—dijo Iker para finalmente tomar la mano de Ellina, pero ella se alejó rápidamente
Ellina comenzó a llorar, entonces Iker la tomo de los hombros y la obligó a mirarlo
—¡Mírame!, ¡Mira mis ojos por un momento! —dijo Iker y Ellina le obedeció Ellina pensó que los ojos de Iker nunca habían brillado tanto como ahora. Pero por un momento se miraron fijamente: en un segundo que parecía un relámpago Iker le mostró a Ellina la verdad que ella se negaba a aceptar conmovida por la humanidad. Una vez que volvió en sí Ellina comprendió todo.
—¿Entiendes ahora? —preguntó Iker
Algunas lágrimas caían por el rostro de Ellina, pero asintió con la cabeza. Luego miró a Alyssa quien había observado aquella escena con gran pesar.
—Aly—dijo Ellina acercándose a ella y tomando su rostro entre sus manos
—Debo irme.
Alyssa bajo la mirada y sollozo, iba a quedarse ahí sin su única amiga y pronto moriría.
—No tengas miedo—dijo Ellina con la voz en un susurro
—Si tuviera una oportunidad de llevarte al lugar más dulce del universo para que siempre estuvieras feliz, lo haría. ¡Te amo, amiga! Extrañarte dejara un vacío en mí que sin duda jamás nada llenara, pero si supieras todo entenderías porque debo irme. Pero no me pidas que te explique porque no lo entenderás.
Ellina liberó el rostro de Alyssa y dio un paso hacia atrás. Alyssa que se sentía más tranquila le dijo
—¿Soy la única Alyssa que no saltó del puente? Ellina la miró y sonrió entre lágrimas
—¡Tú eres mi única Alyssa!
Luego ambas amigas se fundieron en un fuerte y largo abrazo. Ellina quería que ese abrazo durara una vida entera y así le pareció.
Cuando dejaron de abrazarse, Ellina se despidió con un gran abrazo de Leonardo, este le correspondió entre sonrisas tristes.
Una vez que se despidió Ellina caminó hacia Iker.
—¡Ellina! —grito Alyssa y el hada volvió su rostro a verla enseguida
—¡Gracias, Ellina, lo creas o no siempre serás el hada más buena! —dijo Alyssa Ellina le sonrió mientras lloraba, Iker ya había preparado su cronómetro y tomando la mano del hada lo oprimió para finalmente desaparecer de ahí.
Alyssa y Leonardo los miraron desaparecer con un gesto triste, mientras que al- guna gente que había visto dicho acto parecía estar enloqueciendo. En el puente había gente corriendo y gritando. El ambiente podía ser más desolador. Alyssa se acercó a la barandilla del puente mirando el río Este que pasaba debajo, Leonardo estaba a su lado.
Ambos se dirigieron una cálida mirada y Alyssa le esbozo una sonrisa que parecía más de resignación que de cordialidad.
—Tengo miedo—dijo Alyssa con voz clara mientras lloraba
—Todos tenemos miedo, pero no hay más que hacer—dijo Leonardo
Alyssa tomó la mano de Leonardo. Leonardo apretó la mano de Alyssa firmemente. Luego Alyssa le miró fijamente. No se dijeron nada, porque no había nada que decir que sus propias miradas no dijeran al encontrarse.