Ellos

Capitulo 7: Adaptación y desconfianza

La adaptación a este nuevo mundo había resultado mucho más difícil de lo que Lyoth creía.

Vestir igual a los humanos y ocultar sus alas fue sencillo, sin embargo cuando abandono la arboleda el golpe a sus sentidos golpeo por segunda vez ¡y ni se diga poder caminar! pues mientras intentaba avanzar fue empujada, tropezó recibiendo susurros descorteses debido a que ella no les permitía avanzar rápido a donde quiera que deseaban llegar y un par de ocasiones tuvieron a punto de atropellarla cuando intento cruzar las calles, no fue sino hasta que se reunió un pequeño grupo en la esquina que esperaba el cambio de luz que Lyoth pudo llegar al otro lado.

Conforme pasaba el día la joven se adapto al apresurado andar de la gente tanto en la acera como en el pavimento especialmente cuando los transportes cruzaban -aunque la mayoría no respetaba el cambio de luces- y desde luego que no debía de bajar la guardia pues durante su exploración se percato que las maquinas eran lo segundo mas preocupante en su lista de peligros en potencia pues en un par de ocasiones se había topado con humanos que susurraban vulgaridades e intentando llevarlas al acto pero Lyoth logro alejarse observando las tiendas grandes y pequeñas repletas de formas, colores y olores que llamaban su atención, este último fue entrada la tarde cuando su estomago reclamaba por alimento.

Pensó que eso no seria un problema pues podría volver a la arboleda para su dieta de raíces y frutas sin embargo se encontraba algo lejos de su refugio y ver a alguien rascando la tierra de los escuálidos setos que se alzaban en algunas calles donde yacían pequeñas plazas no era exactamente la idea de "pasar desapercibida" así que tendría que regresar.

Volver fue un poco más difícil pues debía moverse "contracorriente" al enorme rio de cuerpos escurridizos angustiados por ir y venir a algún lugar que ella desconocía, sin mencionar a los transportes que pasaban velozmente sin respetar el cambio de luces que les indicaban cuando detenerse o cuando avanzar. Por un segundo, Lyoth se vio tentada a imitar el ejemplo de un hombre maduro que cruzo corriendo cuando aquellas maquinas se acercaban peligrosamente, sin embargo la chica descarto esa idea de su cabeza cuando observo como una mujer montada en una especie de carroza junto a otra chica se detuvieron en seco y la rueda del vehículo produjo un fuerte chirrido seguido del claxon tanto de ellas como el resto de maquinas que venían detrás, el hombre llegaba al otro lado de la calle levantando únicamente su dedo medio gritándole a la conductora que se fijara por donde iba a lo que ella y su pasajera respondieron en el mismo tono que él era un idiota.

Luego de tan peculiar escena y unos minutos extra esperando a que los autos se detuvieran con el cambio de luz Lyoth espero pacientemente a que apareciera esa extraña silueta de luz en el poste indicando que las personas podían cruzar mientras los vehículos estaban detenidos ya del otro lado contemplo rápidamente el cielo y la posición en que se encontraba el sol. El atardecer se acercaba, debía volver pronto.

Al llegar finalmente a la arboleda se pregunto si debería brincar la barda para entrar pero se dio cuenta de que había una entrada principal con un portón de hierro negro con la leyenda "parque" escrita en la parte superior del metal oscuro.

Se acerco a una distancia prudente y observo que había una persona sentada en una silla blanca dando la bienvenida a los visitantes con un sutil cabeceo lo cual lleno a Lyoth de esperanza pues al parecer no se le pedía a nadie identificarse pero justo cuando comenzaba a acercarse vio que aquel sujeto se levanto y detuvo a una pareja que llevaba consigo una bolsa negra, el hombre saco varias botellas de cristal con un liquido de un color similar a la miel.

La joven aguzo un poco su oído para escuchar la conversación que tenían pero el sonido de los vehículos impidió que escuchara con claridad, pese a la tentación de ampliar más la agudeza de su órgano auditivo inmediatamente descarto esa idea pues recordó el martirio que había pasado a lo largo del día intentando que sus sentidos no la enloquecieran así que permaneció en el bajo nivel, entendiendo vagamente que el hombre de la silla blanca les prohibía introducir aquellas botellas porque no estaba permitido a lo cual la pareja no había reaccionado de la mejor manera y, por lo que alcanzaba a escuchar eran jóvenes.

El muchacho intentaba convencer al hombre pero este continuo reacio a admitirles la entrada a menos que se deshicieran del contenido de aquella bolsa, finalmente la acompañante del chico susurro si podían llegar a un acuerdo y Lyoth escucho papel arrugándose a lo cual el sujeto dijo que no. Finalmente la pareja se retiro maldiciendo por lo bajo mientras doblaban la esquina.

"Si quiero entrar sin llamar la atención entonces no debo traer cargando nada conmigo" Pensó mientras se acercaba al hombre que se había vuelto a sentar en su silla blanca

-Bue-buenas tardes-Dijo Lyoth

-Buenas tardes señorita. Adelante-respondió con gesto amistoso

Conforme se adentraba a la arboleda Lyoth miro por encima de su hombro sorprendida y agradecida de no haber llamado la atención. Cuando estuvo lo suficientemente lejos de la mirada de aquel hombre, la joven llego hasta su refugio apartando los falsos arbustos que había montando antes de salir a explorar la ciudad y se adentro a la pequeña cueva que componían las raíces de aquel árbol.



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En el texto hay: misterio, suspenso, terror

Editado: 25.10.2019

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