Ella yacía tumbada en la parte trasera del auto con un oscuro destino acercándose mientras a través de los cristales polarizados podía contemplar tenuemente los rayos del sol anunciaban la llegada de un nuevo día.
El chófer no dejaba de observar ocasionalmente a través del espejo retrovisor aquellos fuegos violetas que componían la mirada de la joven golpeada, pero su cuerpo, adolorido tras la pelea, parecía haber abandonado toda esperanza, esos ojos...no reflejaban odio, rencor o pena, sino sorpresa...
-Te recuerdo...
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Fin del primer libro
Editado: 25.10.2019