20 de junio de 1957
Querido diario,
Hoy pasó algo muy trágico.
Mi mejor amiga de la infancia fue encontrada muerta.
Mi corazón está roto.
Pobre Kevin... la amaba tanto. Escuché en las noticias que dijeron que fue un suicidio, pero ¿cómo es posible? Ni siquiera entrevistaron a nadie que la conociera. ¡Eso no tiene sentido!
Amira era la persona más alegre que conocí: entusiasta, divertida, con una risa contagiosa que llenaba la cocina. Sus historias hacían reír hasta a la señora Beatriz. No hay forma en este mundo de que ella se quitara la vida.
Recuerdo la última vez que la vi. Nos escapamos por la puerta trasera a medianoche para ver las estrellas. Nos sentamos sobre el césped frío y lo primero que dijo fue:
-"Estoy enamorada."
Le respondí entre risas:
-"¿De quién? Aquí no hay chicos bonitos... a excepción de mi hermano."
Ella rió conmigo. Esa era Amira:
Luz. Vida. Alegría.
No tristeza...
¡Y mucho menos muerte!
Pero desde que escuché su nombre unido al de Renato... siento una rabia que me quema por dentro. No sé qué pasó entre ellos, pero estoy segura de que su amor por él fue lo que la llevó a la tumba.
Y algo más... algo que me cuesta escribir.
Estoy convencida de que Amira Lombour no se suicidó.
Estoy tan segura como del color del cielo que el responsable es Reaven Bennett.
Sí, el mismo que arrojó a su propio hermano de un caballo por celos.
Ese chico no está bien. Y si fue capaz de herir a su gemelo, ¿por qué no a una chica que lo hizo sentir traicionado?
Ojalá algún día alguien lea este diario y haga justicia por ella.
Porque yo... yo no podré.
-Rebecca
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Editado: 04.09.2025