17 de julio del 1957
Querido diario,
No puedo creer lo que vi.
No sé si estoy soñando o si el miedo me está haciendo imaginar cosas…
pero lo vi con mis propios ojos.
El señor Bennett…
es un traficante de armas.
Descubrí su escondite sin querer. Está en el ala este de la mansión.
Entregué una bandeja en una de las habitaciones y, al salir, noté una puerta entreabierta en la biblioteca. Entré con cuidado y descubrí una entrada angosta… que conduce a un pasadizo subterráneo.
Ahí estaba.
Lo vi con otro hombre al que reconocería en cualquier parte.
Vi cómo le entregaba una caja.
La abrió… y eran armas. Muchas.
No era un trato común. No era la primera vez que lo hacía.
Y me aterró pensar cuántos secretos más se esconden en esta casa.
Corrí a contárselo a papá. Pero no quiso hacer nada.
Se puso pálido y solo dijo: "Haz como que no viste nada."
No podía quedarme callada. Se lo conté a mamá…
Y ella sí reaccionó. Me dijo que lo denunciaría.
Que esto tenía que saberse.
Desde entonces no he dormido bien.
Me asusta lo que pueda pasar.
Me asusta que mamá corra peligro por querer hacer lo correcto.
Espero que la escuchen.
Espero que no nos pase nada.
Tengo miedo, querido diario.
—Rebecca
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Editado: 17.08.2025