20 de julio del 1957
Querido diario,
No sé cómo empezar…
No puedo creer lo que acabo de presenciar.
Hay cosas que uno no debería ver nunca.
Pero ahora que lo vi… no puedo borrarlo de mi mente.
Renato y Raeven…
No sé cómo decirlo, pero hay algo muy oscuro entre ellos.
No es normal. No es de hermanos.
Hay algo enfermizo, algo que no debería estar ocurriendo.
Y ahora todo me hace sentido.
Ahora entiendo por qué Raeven odiaba tanto a Amira.
Por qué la miraba con rabia.
Él la mató. Lo sé con cada fibra de mi cuerpo.
La mató por celos… por ego… por esa locura que tiene por su propio hermano.
Me siento atrapada en una pesadilla, querido diario.
Quiero salir de esta casa. Ya no aguanto más.
Aquí todo está podrido, desde lo más alto hasta lo más escondido.
Tengo un hijo creciendo en mi vientre, un hijo que no pedí,
pero que no merece nacer en un lugar tan lleno de maldad.
Papá tiene que sacarnos de aquí.
Le suplicaré que nos vayamos antes de que sea demasiado tarde.
Voy a ayudar a mamá a denunciar todo lo que está pasando.
No nos vamos a quedar callados.
No esta vez.
Dios mío… líbranos.
—Rebecca
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Editado: 03.09.2025