Ellos Mienten

Prefacio

El Joven, aún dudando por respeto al pasado ajeno, cedió finalmente ante la insistencia. Tomó el diario entre sus manos con cuidado, como si temiera que se deshiciera al tocarlo.

Pasó su pulgar por la tapa, sintiendo la textura del cuero envejecido, y luego lo abrió por la primera página.

Al principio, frunció el ceño con escepticismo.
-Solo son pensamientos de una joven adolescente... no le veo nada... -se detuvo de golpe. Sus labios temblaron al intentar formar palabras-. ¿Qué? ¡Dios!

-No le veías -respondió Eladio, con la mirada fija en el suelo-. Hasta ahora.

Un silencio denso se formó entre ambos. El aire parecía volverse más frío, más pesado. Las palabras escritas en aquellas páginas no eran simples confesiones juveniles. Eran pistas. Advertencias. Tal vez, incluso... pruebas.

Y así, con el corazón latiendo con fuerza, el joven no sé detuvo de leer hasta la última.




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