Las chicas se lo ingeniaron para poder llevar a Holland a su cabaña. Seguía profundamente dormido, lo que preocupó bastante a Darcy. A Marion le dio un pequeño sentimiento de culpa, pero, de todas maneras, ella sabía que el muchacho estaría bien.
—¿Por qué no despierta? —preguntó Darcy, sentada en la cama, a lado de Holland. Tomó su mano y lo miró con inquietud.
—Linda calma; nada malo puede pasarle. No fue como que un demonio maligno lo poseyó. —dijo Marion meneando la cabeza.
—Sí, ajá. Tú no eres un ángel exactamente. —contestó Darcy burlonamente. Ambas lanzaron una risa. Marion iba a decir algo, pero Darcy no le puso atención, pues notó que Holland estaba despertando.
—Agh... ay... Darcy... tuve el sueño más extraño de todos —murmuró, y empezó a enderezarse en la cama para ver mejor a Darcy, mientras abría los ojos lentamente—. Soñé que tenías una amiga fantasma, y que tú me decías que veías cosas y... —en cuanto dejó de frotarse los ojos, y notó la presencia de Marion, volteó para mirar a Darcy con aprensión; Holland abrió la boca, seguramente para decir algo, pero lo único que salían eran pequeños suspiros y grititos ahogados, y señalaba a Marion, bastante exaltado.
—No fue un sueño... —explicó Darcy con las cejas entornadas.
—Todo... ¡fue real! —farfulló Holland. Darcy notó como la sangre había abandonado las mejillas de Holland. No estaba muy segura de cómo tranquilizarlo, por lo que miró a Marion pidiéndole ayuda, pero ella solo la miró igual de perdida.
—¡Jesús ángel Santo! Creo que me desmayaré otra vez...
Darcy posó sus manos en la cara de Holland e hizo que la mirara.
—Ni se te ocurra desmayarte. —dijo Darcy serenamente, esperando proyectar esa misma serenidad en Holland.
—¿¡Cómo es que puedes estar tan tranquil...!? —replicó Holland agudizando su voz, sin embargo, su pánico cesó en cuanto Darcy posó sus labios en los de él.
—Hazlo otra vez, tal vez así se me suba el azúcar un poco más. —pidió Holland con voz queda cuando Darcy se separó de él. Darcy le dio besos seguiditos en los labios y luego lo miró como a un cachorrito mientras lo acariciaba.
—Agh, consigan una habitación. —intervino Marion cruzada de brazos.
Holland miró a Darcy con suspicacia. Quiso decir algo, pero al final nada salió de él, solo un suspiro que mezclaba desconcierto e incredulidad.
—Te explicaré todo, de una forma más detallada esta vez. —aseguró Darcy, cohibida.
—Solo esperemos que no se desmaye otra vez. —comentó Marion burlonamente.
—Si me desmayé, fue por tu culpa. —repuso Holland un tanto hostil.
—Oye, admite que esa ha sido la experiencia más emocionante que haz tenido. —refutó Marion serenamente, como si le hubiese hecho un favor.
—¡Estuviste dentro de mí! —protestó Holland.
—Y tú estuviste dentro de Darcy, y ella no se queja —argumentó Marion, Darcy la miró admirada—. Además, ¿cuántas personas pueden decir que han sido poseídos?
Holland se le quedó mirando, molesto y vacilante por unos segundos.
—Eso es... es totalmente diferente, la... ¡la diferencia es ABISMAL!
—¿Podemos dejar de discutir sobre quién estuvo dentro de quién y concentrarnos en lo importante? —intervino Darcy alzando las manos como si estuviese deteniendo a dos luchadores de box.
—Tú, —prosiguió Darcy apuntando a Marion con el dedo—deja de molestar a mi novio; y tú, —apuntó a Holland— ¡no pelees con mi mejor amiga! —pidió con fastidio.
No se había imaginado mucho cómo Holland y Marion se conocerían, pero definitivamente, jamás pensó que iba a ser de esa forma.
Holland y Marion se miraron mutuamente. Él le lanzó al último una mirada que decía: "esto no se queda así", y volteó a ver a Darcy nuevamente. Darcy resopló, cerró los ojos, y miró a ambos con un rostro más sereno.
—Cualquier pregunta que tengas la responderé, de veras.
Holland, meditabundo, estaba eligiendo una entre las mil preguntas que tenía para Darcy. Quería saber más sobre lo que estaba pasando, pero tampoco quería abrumar a Darcy con tantas preguntas (no sabía si sería algo insensible de su parte); Darcy, que lo miró dulcemente, supo enseguida lo que pasaba por su cabeza.
—Oye, no seas tímido, pregúntame lo que sea.
La tierna sonrisa de Darcy alentó a Holland, y lo hizo sentirse menos incómodo. Se sentó totalmente en la cama y se acomodó su alborotado cabello.
—Bien. De acuerdo. Primero: ¿desde cuándo puedes ver fantasmas? ¿Lo aprendiste o solo... vino a ti? —pensó por unos segundos—, y además de eso, ¿cómo te hiciste mejor amiga de Gasparín?
Marion le mostró el dedo del medio a Holland, y lo miró de una forma que sugería que él era un estúpido; Holland simplemente la ignoró y continuó hablando con Darcy.
—Y una cosa más... ¿a qué te referías con que quieren venganza?
Darcy, enternecida con la gran curiosidad que Holland mostraba, sintió un pequeño vuelco en el estómago al escuchar la última pregunta. De todas formas, intentó verse calmada; lo último que quería era que Holland pasara por más preocupaciones, y ver a Darcy intranquila no lo iba a ayudar a relajarse.
—Todo empezó cuando tenía nueve; no, no lo aprendí, solo vino de la nada; y si me hice amiga de Marion, es porque es una persona noble y hermosa. En cuanto la conozcas mejor, te caerá bien. —añadió Darcy lo último al ver el rostro dubitativo de Holland. Marion se sintió halagada, e incluso conmovida al escuchar las palabras. No sabía que ella significaba tanto para Darcy.
—Y respecto a que quieren venganza... bueno, esa es una historia mucho más larga. —dijo moviendo nerviosamente las manos entre sí.
—¿A qué te refieres? —preguntó Holland.
Darcy se quedó quieta, analizando si realmente quería contarle a Holland, ¿y si él se alejaba de Darcy por ello?
—Hace veintidós años, asesinaron a diez personas que en ese momento poseían una gran fortuna. Algunos eran hijos de empresarios, escritores, o inventores, y la mayoría no pasaba de los veinte años. Esas personas son los fantasmas que habitan en esta casa, y la razón de ello, es porque el asesino fue alguien que, de alguna forma u otra, estaba relacionado con el lugar. No sé quién pudo haber sido. Lo que sí sé, es que la primera víctima, Alicia Wolstencraft, murió en esta casa a manos de su esposo, y entonces empezaron los demás asesinatos. Las almas de estas personas, en lo único que se enfocaron es en conseguir justicia, a como dé lugar. Pero a quienes van a hacerlos pagar, no será al culpable exactamente.