Ellos Quieren Venganza

Epílogo

Darcy dormía tranquila, sin preocuparse por la hora. Amaba estudiar medicina, pero estaba disfrutando mucho de sus vacaciones.

Sintió la cama moverse repentinamente, pero sabía quién era, así que no se molestó en abrir los ojos.

—Buenos días princesa. —dijo Holland abrazando a Darcy, ella sonrió al sentir un beso en su mejilla.

—¿Qué hora es? —preguntó Darcy.

—Casi las diez, pero tengo muchos planes para ti hoy y no quiero perder el día. —respondió Holland. La sonrisa de Darcy se volvió más amplia. Finalmente abrió los ojos, y se dio la vuelta para estar encima de Holland.

—¿Qué planes? —inquirió Darcy, Holland se enderezó en la cama. Ahora ambos estaban sentados.

—El primero era darte un doble desayuno, pero papá acaba de llegar.

Darcy lanzó una carcajada, Holland se contagió por su risa. Unos segundos después, él metió su mano en su bolsillo, y sacó una pequeña caja color púrpura, que llevaba un lazo plateado.

—Pero creo que puedo empezar por esto. —Holland le tendió la caja, y Darcy, muy emocionada lo tomó y la abrió.

Era un hermoso brazalete plateado; tenía pequeños diamantes y era muy sutil, combinaba con casi toda la ropa de Darcy.

—¡Por Dios! ¡Es hermoso! —exclamó Darcy, Holland sonrió al verla tan contenta.

—Feliz cumpleaños. —le dijo Holland; Darcy lo miró, le sonrió y le dio un beso.

Darcy tuvo sentimientos encontrados. Se dio cuenta que hace exactamente un año, había tenido su último cumpleaños con Willfred, pero también se dio cuenta que este era el primer cumpleaños que lo celebraba con Holland, en Londres, donde se habían mudado hace no mucho tiempo. Eso la puso muy feliz.

—Me alegra que te haya gustado, porque hay más regalos y sorpresas para esta hermosa cumpleañera. De hecho, abajo te espera otra sorpresa. —le dijo Holland alzando las cejas, insinuante. Darcy sonrió con una mirada interrogatoria.

Ambos bajaron las escaleras, y al ver a las personas que la esperaban, Darcy dio un grito de emoción. Molly y Tom la recibieron con un enorme abrazo; ellos se habían mudado a California debido a sus estudios, así que verlos en su cumpleaños llenó a Darcy de emoción. Krist también estaba ahí, se había mudado unos meses después de que Holland y Darcy se instalaran en la ciudad. Vivía en una bella y humilde casa, no muy lejos de donde vivía la pareja, y los visitaba cada tanto.

—¿Cómo llegaron aquí? —preguntó Darcy, aun emocionada.

—Queríamos darte una pequeña sorpresa. —respondió Molly.

—¿Crees que nos perderíamos tu cumpleaños? —inquirió Tom.

Los tres hermanos se pusieron al tanto mientras desayunaban. En un momento, Holland había entrado a la cocina, y segundos después, salió canturreando la clásica canción de cumpleaños con un pastel en sus manos y junto a Krist. Inmediatamente, Molly y Tom se unieron al canturreo; Darcy se cubrió el rostro con sus manos mientras reprimía risitas cohibidas.

El pastel estaba decorado con una vela en forma del número veintidós, y todos le dijeron a Darcy que pidiera un deseo en cuanto cesaron los cantos. Si Darcy era honesta consigo misma, no tenía ningún deseo que pedir, ya tenía todo lo que alguna vez había querido, sin embargo, para seguir con la tradición, ella cerró sus ojos y deseó que todo siguiera igual, con la misma armonía con la que vivía ahora.

En frente de la mesa, en un mueble donde se encontraban varias fotos y decoraciones (en esas, la foto del matrimonio de Darcy y Holland), había un enorme espejo, que Darcy había insistido con que le daría un toque clásico a la casa. En su reflejo, cuando Darcy abrió los ojos, pudo ver que Marion, Magaly y Willfred se encontraban acompañando a Darcy. Se veían tan felices y llenos de dicha, que Darcy agradeció poder verlos en su día especial.

Tomó aire, preguntándose cuántas experiencias viviría en el vigésimo segundo año de su vida, y sopló la vela.



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En el texto hay: fantasmas, amor, horror y suspenso

Editado: 19.07.2024

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