Elsbeth

11

 

-Tu de que te ries? – preguntó todavía enfadado una vez que su madre salió y para contestarle, decidí darle la toalla que se le había caído de la cintura.

Miró hacia la toalla, miró su cintura, entendiendo lo que sucedía y me miró a mi que todavía tenia la sonrisa en la cara. Se abalanzó sobre mi llevándome a la cama.

A la mañana siguiente me desperté junto a él en la cama. El torso de Edgar era muy duro e irradiaba tanto calor que me acerqué para abrazarlo. Volví a escuchar la puerta y vi a mi suegra de entrar otra vez, aunque me hice la dormida. Ella se llevó a la niña y yo decidí despertar a mi marido.

-Cariño, despierta por favor, hoy me he despertado bastante animada

-Ya lo veo, pero tenemos a la niña que va a llorar dentro de unos minutos.

-No, tu madre ha entrado y se la ha llevado

Se levantó de golpe, se vistió igual de rápido que salió de la cama.

-En unos minutos vuelvo – me dijo señalando hacia la cama y se fue.

Como de por si era curiosa, decidí ponerme una bata y seguirlo, pero no me hizo falta mucho tiempo para encontrarlo ya que los gritos se escuchaban desde el comedor, y aprovechando que delante de nuestro dormitorio había un balcón que daba ahí, me puse a mirar.

-Pero yo con quien hablo cuando digo que no entres más sin llamar? –gritaba Edgar fuera de si

-Estabais durmiendo

-No madre, no estábamos durmiendo, nos hicimos los dormidos.

-Estás desatendiendo a tu hija, bueno y a tu hijo –le contestó muy tranquila

-No estoy desatendiendo a mis hijos, estoy disfrutando un poco de mi esposa y de mi vida, además que solo llevo una noche en esta casa, y no me dejas tranquilo.

-Yo te dejo tranquilo, solo te digo que no desatiendas a tus hijos por una mujer.

-Mamá, ayer llegamos por la noche, cansados, creo que me merecía descansar un poco antes de ocuparme de todo – le dijo el más tranquilo.

-Hijo, Juan me preguntó ayer si habías olvidado a su madre, si habías olvidado a Mariana, y me preocupa por como se vaya a tomar tu nuevo matrimonio y la llegada de nuevos hermanos.

-Pues mi hijo no se debe preocupar por nada, ni por mi matrimonio, ni por que haya olvidado a Mariana ni por otros hermanos, pero por favor te lo pido madre, respecta un poco mi intimidad y la de Elsbeth.

-Estás seguro de que es buena chica?

-Tu estabas seguro de que padre seria buen hombre cuando te casaste con el? – ella negó con la cabeza - pues lo mismo me pasa a mi, no la conozco y el poco tiempo que voy a tener a partir de ahora para conocerla sería ya por la noche.

-Y si por la noche te dedicas a acostarte con ella y no hablar, no la vas a conocer.

-Madre, no se meta usted donde no le interesa – el volvió a la carga igual que ella

-Solo digo que no la hagas disfrutar tanto por la noche pero si que hable más. Hijo, siendo tan cariñoso con ella como lo fuiste anoche, tan complaciente, solo vas a hacer que se enamore de ti para luego partirle el corazón.

-No voy a dejar que eso ocurra – contestó el defendiéndose

-Lo mismo me dijiste con Julia y al final lo pasó tan mal que se suicidó, dejando una pobre criatura sola en el mundo.

-Madre, yo haré que no se enamore de mi, pero déjame disfrutar unos días por favor. Es tan bella y tan dulce que quiero disfrutar mi reciente matrimonio.

-Al final el que se va a enamorar serás tu –le dijo ella

-Cuando la innombrable dejó a Juan y me dejó a mi el dia de nuestra boda juré no volver a enamorarme.

-Hijo, en su día te dije que ese balcón estaba muy mal colocado ahí – dijo ella mirando hacia arriba, mientras el se giraba sin entender lo que su madre le decía en ese momento.

Me vió, me vio con las lagrimas en los ojos después de escuchar todo lo que el había dicho. Tal y como pensé, el no quería tener mas hijos, el en ningún momento me iba a querer y no lloraba por eso, si no por que ahora el camino que mi hermana había elegido me parecía muy buena opción. Efectivamente, me había casado con el Demonio, no con Edgar Hamilton, y afirmo eso por que el tiene el corazón tan helado que el mismísimo Infierno.

Me alejé del balcón despacio y entré en el dormitorio, sin portazos, que esa era mi costumbre, sin ningún drama. Por que voy a hacer un drama de esto? Si yo tampoco le podía querer en tan poco tiempo, o sí?

La mejor opción para no sufrir yo, sería hacerme el mismo juramento, no enamorarme nunca de él y no darle nunca ningún hijo, así no tendríamos ningún lazo que nos una, solo el matrimonio.



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En el texto hay: amor, guerra, highlands

Editado: 12.12.2018

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