Elsbeth

13

Intenté dormir toda la noche pero no podía hacer otra cosa que dar vueltas en la cama, buscando el calor de Edgar. El fuego de la chimenea se apagó y el frio decidió hacerse paso en la habitación. No podía más así que me levanté de la cama y con el camisón pegado a mi cuerpo, intentando entrar en calor fui a buscar la habitación de los niños.

Entré en silencio en la habitación inundada por el calor. En la cama Juan estaba durmiendo junto a Edgar y me acerqué a ellos para hacerme un hueco, por muy pequeño que sea.

-Elsbeth, sucede algo? – estaba despierto

-No puedo dormir y hace mucho frio

-Ven – acercó el cuerpo del niño al suyo, dejándome a mi espacio para entrar en la cama junto a ellos – ahora intenta descansar

-Edgar, ya no dormiremos juntos nunca más? – pregunté en un susurro intentando no despertar a los niños

-Si, algunas noches dormiremos juntos – contestó el resoplando

-Pero me he acostumbrado a dormir contigo, por que no hacerlo siempre?

-Elsbeth, duérmete por favor, luego hablaremos de esto.

Tal y como me dijo, intenté dormir, aunque su petición fuera otra, la de dejar de preguntar y de ponerle las cosas tan difíciles. Quizás mañana debería hablar con mi padre, el sabría que consejo darme. Se que mi madre diría que le de tiempo ya que ella intenta siempre arreglar las cosas dejando espacio y dándole tiempo a todos, pero mi padre siempre es el que encuentra soluciones y remedios para todo, por lo tanto, hablaría con el, aunque me costara un mundo hacerlo.

Con ese pensamiento me quedé dormida hasta la mañana siguiente. Cuando abrí los ojos vi a Edgar vestir a Victoria mientras le indicaba a Juan lo que debía ponerse. Era cariñoso, los trataba con delicadeza y amor.

-No puedo hacerte la trenza Vicky, papá no sabe hacértela – le decía este a su niña

-Si me traes la bata, yo se la haré – le contesté sorprendiendo a todos con mi despertar

-En un segundo estoy aquí con ella

Desayuné con Victoria en la habitación y como fuera comenzó a nevar Edgar mandó a Efran para que nos trajera más leña para echar a la chimenea. A mi suegra desde ayer no la vi, asi que supongo que estará con Juan. Terminamos de desayunar y decidí jugar un poco con la niña en la nieve, asi que vestidas y bien abrigadas salimos en el patio delantero de la casa, donde comenzamos a hacer un muñeco. Poco tiempo después Juan también se apuntó y fue cuando comenzó la pelea de nieve.

Nuestros gritos y las risas, llamaron tanto la atención que muchos se acercaron a mirar que es lo que pasaba.

Juan se quedó quieto en un momento determinado, hecho que yo aproveché para tirarle una bola, pero la sonrisa se me fue de la cara cuando vi que tanto el como la niña miraban detrás mio. Ahí se encontraba Edgar junto a mi suegra con gesto bastante serio. Mis padres estaban al lado pero ellos sonreían. Me levanté y como pude me quite la nieve del pelo y del vestido y fui corriendo a abrazar a mis padres, ignorando el gesto de mi marido y su madre.

-Mi rayo de sol – abracé a mi padre – que tal te trata la vida de casada?

-Bien papá, aunque os echo mucho de menos – le contesté mientras iba a abrazar a mi madre

-Me alegro mi niña – contestó mi madre – aunque no deberíamos encontrarte en esta situación

-Mamá, estaba jugando con los niños de Edgar – le contesté defendiéndome

-Una señora de su casa no puede permitirse recibir de esta manera a sus invitados

-Mami, sois mis padres, me conoceís mejor que nadie – me volvi a defender

-Hoy podemos ser nosotros y mañana el Rey, siempre debes estar preparada – volvió a decirme mi madre, aunque tuve suerte que mi padre habló

-Bueno, por que mi rayo de sol se permita una distracción, no pasa nada – decía esto mientras me miraba a mi y acariciaba mi cara sonrojada

-Papá – le volvi a abrazar – vamos a pasar dentro que aquí hace frio – agarrada a su brazo fui caminando hacia los niños y le tendí la mano a la niña y le dije a Juan que pasábamos dentro –

Una vez pasamos dentro el calor nos inundó y le quite la capa a los niños, para después quitármela yo y entregárselas a la doncella. Pasamos al salón, los niños delante mientras yo iba agarrada del brazo de mi padre y hablábamos tranquilamente. Mi madre nos seguía muy de cerca y supongo que Edgar y mi suegra irían detrás. Nos sentamos a comer cordero con verduras que la cocinera había preparado y estaba muy bueno por cierto.



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En el texto hay: amor, guerra, highlands

Editado: 12.12.2018

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