Volvi más tranquila del bosque y me encontré con Edgar montado en el caballo. Sabia que esto le molestaría asi que me puse de pie encima de Tormento.
-Baja irresponsable, que tienes una hija.
-Seré todo lo irresponsable que quieras - me coloqué a su altura – pero no soy una adultera – seguí adelante.
-Elsbeth, vale ya de hacer el tonto. No puedo más, estoy perdiendo los nervios y no se lo que pasará.
-Callate ya, que estás poniendo nervioso al caballo – cuando vi que Tormento relinchaba me senté en el otra vez.
Edgar aprovechó la oportunidad para coger y agarrar las riendas para volver a meternos al bosque. Me bajo del caballo y me apoyó contra un árbol.
-Elsbeth, te lo pido por favor, te lo suplico, te imploro, para.
-Desde que has llegado, esperaba un beso, un abrazo, algo. Solo te has dedicado a reprocharme cosas, ocultármelas. Edgar, que al igual que tu estuviste nueve meses en una guerra, los demás teníamos una aquí.Que yo también te eché de menos sabes, que yo también me moría por tenerte en mis brazos.
-Lo siento Elsbeth. Cuando llegaste a casa de tu padre pensé que lo que menos te apetecía es abrazarme a mi.
-Alomejor es lo único que me hubiese relajado Edgar.
-Lo siento Elsbeth, supongo que no lo hice bien.
-Y anoche menos todavía.
-Anoche solo estuve hablando con Mariana. Se quiere llevar a Juan a que conozca a sus abuelos y me estaba preguntando si lo veía bien.
- Y que vas a hacer?
-Supongo que lo dejaré, tiene derecho a conocer más a su madre y a sus abuelos maternos.
-Entonces no pasó nada entre vosotros anoche?
-No cariño. Te juro que no, que por ella yo ya no siento nada.
-No se Edgar, no se si creerte.
-Elsbeth, hicimos un pacto, lo recuerdas? Pues no lo he incumplido y nunca lo haré.
Yo asentí, volviendo a recordar nuestro pacto. Los dos volvimos en los caballos hacia casa donde Mariana estaba ya en la puerta con sus baúles y los de Juan también. Me lo llevaré una temporada a casa de mis padres, quiero que conozcan a su nieto.
-Muy bien, llévate unos hombres.
-Gracias pero los de mi padre están ya aquí, esperando fuera de la muralla.
-Cuando volverá?
-Te parece bien que vuelva cuando la nieve se derrita?
-Si claro,es lo mejor. Bueno hijo – Edgar se agachó y se puso a la altura del niño – pórtate muy bien vale?
-Si papá.
Nos despedimos de ellos y entramos dentro cuando dejamos de verlos.
-Le echo ya de menos – me dijo Edgar.
-Es normal, pero debe conocer a su familia.
-Si eso si. Tu lo viste bien estos días?
-Lo que yo he visto estos días es la conexión que tiene con su madre.
-Sabes que es lo que le contó?
-Si, Juan me lo contó. Que un hombre malo secuestro a su madre pero que no le volverá a hacer daño ninguno.
-Y Victoria, sabes donde está?
-Donal se lo llevó para estar con tu madre esta tarde. Se la traerá antes de la cena.
-Vale, yo iré al despacho.
-Yo iré a ver como está la niña y prepararé todo para mañana ir al pueblo y comprar.
-Que tendremos para comer?
-Pollo al horno con verduras.
Edgar asintió y se fue al despacho de donde no volvió a salir bien entrada la tarde. De hecho yo comí sola en el comedor. Me avisaron de que llegaba un caballo por lo tanto salí fuera y vi a Carlos que llegaba junto a una chica.
-Tengo un problema y necesito que me ayudes – me dijo al bajar del caballo
-Que sucede Carlos?
-Podemos hablar dentro?
Yo asentí y nos fuimos al despacho interrumpiendo a Edgar que no puso buena cara. La muchacha también entró con nosotros. Por su ropa diría que es una cocinera o lavandera.
-Que sucede Carlos?
-Debo casarme con Cristal antes de mañana.
-Por que esa urgencia? – preguntó Edgar.
-Me fugué de casa de mi padre, soy la hija del laird McSteve
-Y te fuiste con Carlos si no deduzco mal.
-Si Elsbeth, estamos enamorados y decidimos fugarnos por que su padre no dejaba casarnos.
-Como te va a dejar un laird casar a su hija con el chico de los recados? – se burlo Edgar de el y Carlos agachó la cabeza.
-Sabes que lo que has hecho a mi me mete en problemas no? Pedirán tu cabeza y a ella la encerrarán en un convento después de asegurarse que no lleva a tu hijo en su vientre.
-Lo sé y venimos a pedirte ayuda, deberán llegar mañana por la mañana.
-Os han encontrado?
-Si pero conseguimos escaparnos – contestó Cristal.
-Pero estás loco? – le grité – Como se te ocurre hacer semejante cosa??
-Elsbeth, necesitamos casarnos, y tu eres la heredera del clan de tu padre y tu marido el laird. Por favor sois dos contra uno,necesitamos vuestra ayuda.
-No Carlos – le contesté yo – por lo que se su padre es un sanguinario y no voy a poner en peligro mi clan ni el de mi marido. Lo siento, lo único que puedo hacer es mandar un aviso a su padre y esperar a que mañana cuando esté aquí os de su bendición.
-Pensaba que eras mi amiga.