Emiliano Apaza estaba disfrutando sus vacaciones, viajando a los lugares más recónditos de Latinoamérica, enfrentándose desde el infernal sol de Brasil la hasta el frío de la puna en Perú.
En uno de esos viajes, llegó a una pequeña localidad llamada *Sin Fortuna*. Siendo sus características más notables la precariedad de la mayoría de familias, las cuales observaran a Emiliano con cierta condescendencia, al parecer, su título de embajador imponía respeto.
Las calles repletas estaban de intrépidos comerciantes, rematando productos que nadie quería comprar, pero que, por alguna razón, los consumían irreversiblemente.
Luego de esquivar a esos vendedores de antaño, Emiliano Apaza se cruzó con un hermoso collar. Este objeto se vendía a una cantidad exorbitante de dinero, precio que él podía pagar sin molestia, recibiendo a cambio un excelente regalo para su esposa. Pensaba entregárselo cuando retornara a su casa.
Emiliano Apaza recorría la avenida *Miserables*, hasta que se topó afortunadamente (o no) con lo que buscaba, un alojamiento para esa semana que pasaría en el pueblo.
-Al parecer, me encuentro rodeado de fortuna -dijo Emiliano, mientras recogía un billete que pasó volando a su lado. Ese billete tenía en el medio dibujado con lápiz la figura de una serpiente.