¿embaraza? La Nerd

Capítulo 5: Casi, pero no.

Sus manos seguían en mi cintura.

Nuestros rostros estaban a centímetros.

Él me miraba como si el universo se hubiera apagado y lo único que quedaba en pie era esto... nosotros. Esa cosa no nombrada que siempre ha existido entre los dos.

Mis labios temblaron, y no por el frío.

Iba a suceder.

Iba a pasar.

Estaba a punto de rendirme por completo a ese maldito encanto cuando...

Riiiing.

El celular.

Por supuesto.

Él bufó. Literalmente bufó, como un león molesto.

—¿Qué? —respondió al teléfono, sin despegar la mirada de la mía—. Estoy ocupado...
(Pausa).
—Voy para allá.

Colgó.

Su expresión cambió. Algo más serio. Más distante. Más él.

—Tengo que irme —dijo, dando un paso atrás. Su calor aún en mi cintura.

—Cody, yo... —intenté hablar. Era el momento. Este era el momento.

Pero él ya iba hacia la puerta.

—Después hablamos, cerebrito.

Y se fue.

Así. Sin más. Sin darme espacio a soltar lo que hervía en mi garganta desde hace dos días.

Me quedé en silencio. Con la respiración a medias y la verdad atragantada como si fuera una piedra caliente.
***

el timbre sonó, Minutos después.

Era Zoe.

—Él me llamó —dijo, entrando como una ráfaga—. Me dijo que estabas en casa y que viniera. ¿Estás bien?

Negué. Y esta vez no mentí.

Nos sentamos en mi cama, como lo hacíamos desde los cinco años. Ella me miró con esa cara suya que mezcla sarcasmo con compasión.

—Nunca voy a entender cómo él puede llamarte, escribirte y ser así contigo... como si solo fueran amigos... —dije en voz baja, mordiendo la esquina de una uña—. Y entre nosotros, ni un mensaje. Es raro.

—Claro, Anny. Rarísimo. Porque yo soy la que termina sin ropa con él cada vez que están solos —dijo Zoe, con ese tono mitad broma, mitad "esto va en serio".

La miré, con una mezcla de culpa y resignación. Ella tenía razón. Y yo estaba atrapada en un enredo que ya no podía sostenerse.

—¿Lo ibas a decir y no pudiste?

—¡Sí! ¡Estábamos a punto de besarnos y sonó el maldito celular! —dije, frustrada—. Y luego se fue. Solo... se fue.

Zoe suspiró y se tiró hacia atrás.

—¿Sabes que no vas a poder esconderlo para siempre, cierto?

—Lo sé...

—En algún punto esa barriguita va a crecer. Y no va a parecer un antojo de hamburguesas, Anny. Va a parecer lo que es: Un Cody Jr.

La miré.

Y como si mi cerebro quisiera torturarme, me vinieron todos esos recuerdos:
Las veces que él había venido con excusas tontas a estudiar.
"Necesito ayuda con trigonometría", decía.
Pero terminábamos viendo películas.
Jugando videojuegos.
Tirados en el suelo hablando de la vida.
O besándonos como si el mundo fuera a acabarse.
Estudiar, lo que se dice estudiar... nunca pasó.

—Fue una distracción con consecuencias —murmuré.

Zoe se rió.

—Una distracción con nombre, apellidos y pañales, querida.
(Vio mi cara).
—Mira, Anny, te lo digo como tu mejor amiga: él tiene que saberlo. Si no lo haces tú, el mundo se encargará de decírselo. Y eso... será peor.

Tragué saliva.

Sí. Tenía razón.

Era ahora o nunca.

Y el "ahora"... daba mucho miedo.



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Editado: 23.05.2025

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