¿embaraza? La Nerd

Capítulo 16: El Hilo Que Nos Sostiene.

Narrado por Cody

Nunca había sentido tanto miedo.

El corazón se me salía del pecho mientras corría detrás del auto del señor García. Mi cuerpo entero temblaba, como si mi alma dependiera de un solo hilo... uno delgado, tenso, al borde de romperse.

Anny estaba desmayada. Pálida. Sin moverse.
Su padre la había cargado con desesperación, como si se le fuera la vida en los brazos. La montó en su carro y arrancó sin decir una palabra, y yo, apenas si reaccioné, me subí a mi jeep y lo seguí con las luces altas, como si eso fuera a alumbrar el camino hacia algo mejor.

No paraba de ver sus ojos cerrados en mi mente.
Sus labios secos.
Sus manos frías.
Mi voz gritándole.
Mi desesperación.

Y sentí cómo se me humedecían los ojos.
Estaba llorando. Sin darme cuenta. Sin poder detenerlo.

—Por favor... —susurré, apretando el volante con fuerza—. Por favor, Dios, no me hagas esto... No le hagas esto a ella... ni al bebé...

Porque sí. Mi bebé.

No lo había dicho en voz alta. Ni siquiera lo había pensado mucho, pero ahí estaba.
Y ahora los dos estaban en peligro.
Y yo me sentía tan inútil.
Tan culpable.

Al llegar al hospital, la puerta de emergencia se abrió y en segundos Anny fue llevada en una camilla. Gente de blanco corriendo. Tubos, palabras médicas que no entendí, gritos que sonaban lejos.

Y yo... parado en la sala de espera, con las manos en la cabeza, la espalda encorvada por el peso del miedo.

Una hora.
Una jodida hora.

Y no sabíamos nada.

El señor García caminaba de un lado a otro como un animal atrapado. Su esposa estaba sentada, llorando en silencio, abrazada a una chaqueta. Creo que era de Anny.

Y yo... yo no sabía si tenía derecho a estar allí.

Porque aunque nadie lo había dicho en voz alta...
Ese bebé es mío.
Y ella es mía también, aunque ahora mismo no me pertenezca.

Fue entonces cuando se abrió la puerta.

Un doctor salió, de rostro cansado. De esos que han visto más dolor del que deberían.

—¿Familiares de Anny García? —preguntó.

Todos nos levantamos al instante.

—Soy su madre —dijo ella, corriendo hacia él. El señor García estaba detrás, más serio. Yo no dije nada... pero di un paso adelante.

El doctor suspiró.

—La situación es delicada. Anny sufrió una descompensación severa provocada por un episodio de estrés emocional extremo. Su cuerpo respondió con un colapso. Es decir... —hizo una pausa—, su sistema se apagó por unos segundos.

Mi madre siempre decía que cuando un doctor hace una pausa... es porque va a decir algo que te va a romper.

—Y... —continuó el doctor, mirando las hojas de su carpeta— hay algo más.

El silencio fue total.

—El embarazo está en una etapa muy temprana... y su estado físico y emocional lo han puesto en riesgo. Esta noche es crítica. Anny podría perder al bebé.
—¿El qué? —soltó su madre, confundida.

—¿Bebé? —dijo su padre, como si la palabra le hubiese dado una bofetada—. ¿Qué bebé?

El doctor los miró con sorpresa.

—Anny... está embarazada.

Su madre se llevó una mano a la boca. Su padre se quedó inmóvil, como si su mente necesitara más segundos para entender lo que acababa de oír.

Yo no dije nada.

No me moví.

Solo sentí el nudo en la garganta creciendo.
Ahí estaba. Dicha en voz alta. La verdad.
Y dolía como el carajo.



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Editado: 30.04.2025

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