Embarazada de A

Extra VI

Suspire y deje el celular sobre el escritorio.

—Señor

—Casy

Dije su nombre con una sonrisa.

—Veo y escucho que esta de buen humor.

—Como no estarlo, la mujer que amo por fin está a mi lado y pronto tendremos un hijo.

—Me alegro que por fin su amor se haga realidad señor.

Hice un sonido con mis labios y di unas vueltas en mi silla sin borrar la sonrisa de mi rostro.

—Por cierto, Casy, necesito que busque el mejor hotel de Las Vegas y reserves una estancia por una semana para 2 personas.

—¿Es por trabajo?

—No, será un regalo para mi novia.

—Entendido

Le dije las fechas en las que necesitaría esas reservaciones y se despidió.

Seguí trabajando con un excelente humor por un par de horas más y cuando terminé, recogí mis cosas y salí del edificio.

En mi camino me encontré con unos cuantos guardias nocturnos con quiénes intercambié un saludo y seguí hasta llegar a mi auto.

Lo mejor de terminar el trabajo en la madrugada, es que llego super rápido a casa ya que no hay tráfico.

—Andrew

—Madre

Salude con una sonrisa brillante.

—¿A qué se debe tu felicidad? __ no conteste y solo moví las cejas —Hmm, debe de tratarse de Alice.

Le di un abrazo y un beso en la mejilla.

—Bendito el día en que se cruzó en tu caminó.

—Lo se madre, y le agradezco al cielo y a cualquier santo por haber hecho posible nuestro encuentro.

Acaricio mi cabellera y luego de una pequeña charla sobre mi día, cada quien se fue a su habitación. 

Deje el celular en la cama y entre al baño, mientras me quitaba la ropa pensaba en lo nota de televisión que hablaba de mi caminando con una mujer embarazada.

—Jaja.

Ya quiero decirle a todo mundo que esa mujer es mi futuro esposa.

Prendí las veladoras con olor a canela y me relajé en la bañera por unos 20 minutos para después pasarme a la regadera.

Fresco como una lechuga comencé a ponerme unos productos que compre para mantener mi cara hidratada.

Necesito mantener mi apariencia, prefiero ser llamado afeminado a que Alice piense que no soy apuesto.

—Si, creo que lo puse bien.

Seguí todas las instrucciones, ahora solo tengo que esperar 15 minutos y poner la crema.

—Oh, es suave.

Ahora entiendo porque a las mujeres les gusta estas cosas.

Me puse la ropa interior y un pantalón de pijama dejando mi torso desnudo.

Sali del baño y en el camino apague la luz y deje caer mi cuerpo en la cama. Tome mi celular para conectarlo, pero entonces un numero llamo mi atención.

—¿30 llamas perdidas?

Deslice el dedo y me llevo al registro de llamadas, se trataba de Zoe y antes de que marcara el numero una llamada entro a mi célula.

—Zoe, ¿Qué pasa?

¡Por fin contestas maldita seas!

Su voz era agitada y había mucho ruido a su alrededor.

—¿Que esta...

—Al grano, estamos en el hospital, Alice está por tener a tu hijo.

Mis ojos se abrieron y salte de la cama.

—¡¿Que?! ¡¿Pero faltan dos semanas?!

—Si, pero se adelanto así que trae tu trasero aquí o no respondo.

—¡Voy enseguida!

A penas colgué, salí de la habitación haciendo un escándalo.

—¡Ahhh! ¡Voy a ser papa!

Llegué al lobby y recordé que en internet decía que es bueno que la madre coma fruta después de dar a luz ya que estará muy débil.

Corrí a la cocina y saque toda la fruta que había y la eche a una bolsa.

—¿Qué ocurre?

Mi madre entro a la cocina y me miro como si estuviera loco.

—¡Alice! ¡Mi hijo está por nacer! ¡Necesito fruta!

Mi madre abrió la boca y entonces me detuvo y dijo que será eso para después, que lo importante ahora era llegar al hospital.

—¡Vamos rápido!

—¡Si!

Corrimos a la salida, pero entonces Ivo nos detuvo.

—¡¿A dónde vas sin camisa y descalzo?!

Mierda.

—Cierto, no podemos llegar al hospital así.

—¿Qué pasa?

—¡Mi nieto va a nacer!

Todos corrimos a nuestras habitaciones para cambiarnos de ropa y nos encontramos en el lobby.

Con prisa subimos a mi auto y cuando intente encenderlo me di cuenta que deje las malditas llaves en mi habitación. 

Los tres me regañaron y yo corrí por las escaleras hasta llegar al tercer piso y volví a correr para llegar al auto.

—Mi alma se ira en cualquier momento... haaa.

Entre jadeos por fin puse en movimiento el auto. Para mi desgracia el tránsito me detuvo y cuándo traté de explicarles no me escucharon y les pedí que solo me dieran el papel con la cantidad de la multa.

Al parecer eso les molesto ya que la cantidad era muy alta y antes de que mi madre bajara para pelear le dije que lo arreglaría después.

El transito me siguió un rato hasta que encontró una nueva víctima y cuando desapareció de mi vista volví a acelerar.

Al llegar al hospital salí del auto sin importar dejarlo encendido y con las llaves puestas.

—¡Maldito! ¡Hace casi una hora que te llame!

No pude contestar de inmediato ya que me faltaba aire, aún si Elliot me tomo del brazo y me arrastro por un pasillo.

—Señorita, él es el padre del niño que nacerá.

—¿Cuál de todos?

—Mi hermana se llama Alice Collins, por favor avise que ya llego el padre. Ella lo necesita.

La enfermera asintió y se retiró. Me recargue en la pared y coloque mis manos en las rodillas. Respire profundo y me acerque a un despachador de agua.

Suspire al sentirme refrescado.

—¿Andrew Smith?

—¡Si!

—Por favor venga, su esposa ya se está preparando.

Seguí a la enfermera y la palabra esposa me hizo sonreír, pero toda esa emoción desapareció cuando crucé unas puertas y los gritos de Alice me asustaron.

Recordé aquella vez cuando mi padre me llevo al zoológico de New York y vi una leona parir.




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