Embarazada de mi Vecino.

Capitulo 11.

    Ian me soltó tan rápido que incluso pensé que le había llegado a quemar; en la habitación el único que se animó a romper el silencio fue el gato maullando para luego ronronear mientras se refregaba en mis piernas. Matt frunció el ceño y camino hacia la isla de la cocina y en cuanto vio la pequeña bola de pelos se rio. 

-Me ausentó durante unas horas y al regresar ¿tú estás preparando la cena con el vecino y adoptas un gato?  

   Por un lado sentía alivio de que Matt se estuviera riendo, pero por otro lado me sentía mal y no sabía porque. Creo que la culpa de que llegara a casa y me viera tanteando con Ian era lo que me ponía mal; aunque no entendía ese sentimiento si Matt solo era mi mejor amigo, pero en el fondo algo me decía a gritos que él estaba actuando extraño desde que supo del bebé. La tarde que le mostré los cinco  test de embarazo que me había realizado y en dónde todos y cada uno de ellos había dado positivo, nuestra relación había cambiado. Él ya no salía de parranda y se comportaba más serio y atento conmigo e incluso me miraba diferente; en ese momento sentí pánico y fue cuando comprendí que sí Matt me había comenzado a ver como algo más que una amiga, yo no podría responder sus sentimientos. Y eso me asustaba. Tenía miedo de perderlo, pero temía más herirlo.  

-La tormenta hizo que la luz se fuera en todo el edificio y al mismo tiempo escuché a Hana gritar por lo que vine a ver qué estuviera bien.  

-¿Y en qué parte de esa historia es en la que tú le haces la cena? 

    Matt preguntó desafiante a Ian y ahora ya no había ni rastro de la gracia que el gato le había provocado minutos antes.  

-Eso solo fue algo espontáneo…. 

-La verdad es que Ian se estaba yendo, pero entonces mi estómago gruño de hambre.  

    Sonreí mientras le daba una vaga explicación a Matt del porque Ian estaba metido en mi cocina.  

-¿Y entonces decidieron jugar una guerra de harina o solo fue un accidente? 

-Solo queríamos pasar un buen momento y limar las asperezas amigo; lamento si eso te incómodo, pero creo que sí tu hubieras estado en mi lugar, habrías hecho lo mismo. 

-Si yo hubiera estado en tu lugar ella jamás habría derramado lágrimas y ahora no estaría por dar… 

-¡Matt!  

    Él me miró y el enojo estaba escrito en su cara, pero al ver mi expresión su mirada se ablando y luego simplemente suspiro mientras pasaba la mano libre por su cabello y entonces fue cuando vi la bolsa de papel que sostenía. Seguramente había traído la comida previendo que estaría hambrienta.  

-Sabes igual; no se ni porque me meto. 

    Se marcho con paso apresurado en dirección al pasillo y luego escuché el portazo de su habitación; mis hombros se encogieron como un acto de reflejo e Ian suspiro cansado. 

-Madre mía, no era mi intención traerte problemas Hana. 

-No, tranquilo, no es tu culpa ni mía.  

-¿Y a qué se refería con lo que dijo? 

   Tuve que desviar la mirada para que no viera la culpa en mis ojos y así me fuera más fácil mentirle descaradamente; no sería la primera vez que le ocultara algo.  

-Solo tonterías, no le hagas caso. 

    Pareció no creerme, pero al menos no insistió y por dentro estuve realmente agradecida. Al final, decidí que si Matt no quería acompañarnos a cenar, no lo obligaría, pero de ningún modo dejaría ir a Ian sin probar lo que él mismo cocinó. Él se fue una hora y media más tarde e inmediatamente la puerta de la habitación de Matt se abrió. Él salió caminando seriamente y se recostó contra el muro de la sala con sus brazos cruzados sobre su pecho. 

-Hana, tenemos que hablar. 

-Si, Matt. Ya lo creo que debemos hablar. 




 




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