Embarazada de mi Vecino.

Capitulo 13.

      -Aún sigo sin comprender porque no le dices a Ian que el bebé que esperas es suyo.  

   Matt estaba comiendo palomitas mientras me abrazaba al tiempo que veíamos una película; o más bien la película estaba puesta, pero no le estábamos prestando atención como deberíamos.  

-Eso es fácil; él está comprometido y no quiero ser la causa de su ruptura.  

-Ya, pero es que ese tío esta loquito por ti y creo que eres consciente de eso. Si solo le dijeras del bebe... 

-Pero entonces nunca sabría si él realmente me ama. 

- ¿Cómo así?  

   Él sonaba genuinamente desconcertado, pero si estuviera dentro de mi cabeza, entonces sabría con exactitud a lo que me refiero y estoy segura de que me daría la razón también.  
-Escucha, si ahora mismo voy corriendo y le digo a Ian que él es el padre del bebe existen una serie de escenarios posibles.  

-Cuéntamelos y te diré si son posibles o una mera ilusión tuya. 

-Primero, existe la remota posibilidad de que él se niegue a dicha situación. Matt ya negaba antes de que acabara de hablar. - Segundo, puede que él si lo acepte, pero aun así siga adelante con su compromiso y tercero, puede que Ian se haga cargo como un caballero y rompa su compromiso con Tania. 

-¡Y ese es el escenario perfecto!  

-No, no lo es porque entonces jamás sabría si dejo de lado su compromiso porque realmente me ama o solo por ser responsable y hacerse cargo de la criatura. La culpa, la curiosidad e incertidumbre rondarían por mi cabeza día y noche no permitiéndome ser feliz y entonces tampoco podría hacerlo feliz a él.  

-Créeme cuando te digo que él está loco por ti.  

-Nunca se puede estar lo suficientemente seguro y menos cuando hay terceros de por medio. Y estoy bastante segura de que en todos y cada uno de los escenarios Tania acaba con mi vida por romper su felicidad con Ian. 

-¡Por favor! ¡El pobre está pidiendo que lo rescaten a gritos; esa mujer es bastante insufrible, joder! 

-¿Tu crees? 

    La verdad es que no entendía porque le preguntaba eso si ambos sabíamos que ella era algo más que insufrible y eso que solo habíamos “tratado” con ella un poco más de cinco minutos. Pero eran suficientes para sentir deseos de matarla. 

 




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