Embarazada de mi Vecino.

Capitulo 16.

     A pesar de que el desconocido ya había desaparecido, Ian se negaba a soltarme y por supuesto yo no puse objeción alguna. Ni siquiera cuando comenzamos a caminar rumbo al edificio dónde vivíamos que, de hecho, si estaba cerca de allí. 

-¿Estás bien? 

-Si. Por cierto, gracias por seguirme la corriente en todo esto… 

-¿Bromeas? No debes agradecer en lo absoluto, me da gusto poder ayudarte. Pero es un poco extraña la actitud que tuvo ese tipo. 

-La verdad es que sí; parecía amable y atento, pero entonces se puso raro al insistir en acompañarme y fue cuando se me ocurrió esa idea tonta de tener novio, pero aún así él continuó insistiendo y para mí suerte tú apareciste. Y el resto ya lo sabes. 

    Ian se quedó callado mientras abría la puerta del edificio para que yo entrara. Durante el viaje en el ascensor tampoco hablo, pero entonces cuando llegamos a la puerta de mi apartamento él se volteó y me miró a los ojos con seriedad. 

-¿Y que hay de Matt? Si él hubiera estado en la vuelta… 

-¿Qué? 

-¿Qué habría pensado si te hubiera escuchado? Después de todo, él es tu novio… 

    Sentí mi corazón acelerarse al ver el dolor y la decepción en esos tormentosos ojos color gris. Las cienes me empezaron a latir tan fuerte que ya podía imaginarme la vena surcando mi frente.  

-Respecto a eso… 

-¿Si? 

-Ian. Matt no es mi novio y – Lo interrumpí cuando amagó a hablar- tampoco es el padre de mi hijo. 

      El silencio que le siguió a esas palabras fue realmente ensordecedor. Quería tener la habilidad de regresar las palabras a mi boca y jamás dejarlas salir nuevamente, pero entonces Ian hablo. 

-Si Matt no es el padre ¿Entonces quién es? 

   Juro que estaba por decirle, pero entonces la puerta de su apartamento se abrió bruscamente del interior salió Tina. Aunque lo primero que se asomó fueron sus senos enfundados en una lencería roja y negra realmente atractiva y muy sexy. Su rostro angelical miro en nuestra dirección y sus ojos pestañaron inocentemente cuando conectaron con los míos.     El silencio que se instaló entre nosotros se convirtió en algo incómodo y de inmediato  

-¡Ups! ¡Lo siento! Creí que estabas solo cariño, no sabía que tenías compañía.  

   Sus palabras podían decir eso, pero su tono cínico y su rostro perverso indicaban que, de hecho, ella sabía perfectamente bien que no estaba solo. Podía sentir mi cuerpo temblando de rabia con deseos de romper su perfecta nariz y entonces quizá, solo quizá no se vería tan linda con una nariz rota.  

-¿Vas a entrar o debo obligarte? Sabes que no hay inconveniente con la segunda opción.  

    Colocó una mirada seductora mientras envolvía la puerta con su pierna desnuda, a excepción de un triste y solitario liguero a la mitad de su muslo.  

-Tania, hazme el favor de meterte ahí dentro y no me estorbes.  

   Ella hizo un gesto poco atractivo con su boca e involucró su lengua y eso quitó un poco su encanto. Entonces me miró nuevamente y su sonrisa me recordó a la de un niño antes de realizar una travesura. 

-¿Hana, verdad? Que lastima que tengas ese gran vientre, no puedes utilizar este tipo de lencería para conquistar a tu hombre, pero oye, quizá unos meses después de tu parto… digamos unos… 15 meses después y con una dieta súper estricta junto con una serie de ejercicios, quizá logres recuperar tu figura y utilizar ropa sexy.  

    Ella se rio y antes de darme cuenta, sentí mi cuerpo abalanzarse sobre ella con deseos de arrancar cada hebra de cabello y dejarla calva. Pero antes de lograr llegar a ella, Ian me sujeto entre sus brazos y me hizo retroceder. Yo lo miré como si él fuera el que estuviera mal, pero entonces recordé que a quien iba a atacar era su prometida. 

-Yo… lo lamento mucho. 

-No, Hana. ¡Espera! 

    No espere a que terminara de hablar y me metí en mi apartamento. Mi recosté en la puerta y traté de controlar mi respiración, pero entonces mi teléfono sonó. 

-¿Hola? 

-¡Al fin te encontré maldita mocosa! 

    Sentí como se me paralizaba el cuerpo y mi corazón se aceleraba queriendo escapar de mi pecho. 

-¿Ma.. má? 

-¡Por supuesto idiota! 
 




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