Sus palabras me sorprendieron y me llenaron de una mezcla de alivio y confusión. ¿Podía realmente confiar en él? ¿O había algo más detrás de sus palabras?
—Gracias, Alejandro. Aprecio mucho tu apoyo. Haré todo lo posible por no defraudarte —dije, sintiendo una nueva determinación dentro de mí.
Él sonrió y asintió, como si hubiera esperado esa respuesta.
—Sé que no lo harás, Valeria. Ahora, volvamos al trabajo. Tenemos mucho que hacer —dijo, levantándose de su silla.
Me levanté también y salí de su oficina, sintiendo que había dado un pequeño paso hacia adelante. La Torre de Cristal seguía siendo un lugar lleno de desafíos, pero también de oportunidades. Y estaba decidida a aprovechar cada una de ellas, sin importar lo que el futuro pudiera traer.
Una voz desconocida se acerca a mí, y me mira de pies a cabeza.
—Valeria, necesito que realices una gráfica —dijo el chico de recepción, con una cara de desapruebo total, al parecer era nuevo, porque nunca lo había visto en mi vida.
—Claro que sí, me puedes decir tu nombre —dije con entusiasmo.
—No, te diré mi nombre, investígalo tu misma, aprende hacer cosas por ti misma, esforzarte, no estar esperando a que te toquen par obtener cosas —me dijo con cara de desapruebo.
—¿Usted es nuevo en esta empresa? —Pregunto con confusión.
—No, y te advierto que es mejor que te pongas a trabajar y concentrarse en trabajar en la empresa, en vez de estar consiguiendo cosas que solo manchan tu imagen, ya me voy adiós —me dice dejándome perplejamente confundida.
Laura se acerca, y suspira en sus manos puede ver un papel.
—En 4 horas te vere en la cafetería amiga y te explicare —me dice entregándome el papel.
—Ok —le digo sintiendo un nudo en mi estómago.
Veo el papel y solo dice “EMERGENCIA”
4 horas despues de revisar documentos y crear gráficas, me levanto y decidí ir a la cafetería para hablar con mi miga y preguntar cual es l emergencia.
Llegué a la cafetería donde había quedado con mi amiga Laura. Necesitaba hablar con alguien sobre lo que había pasado y Laura siempre había sido mi confidente más cercana. La encontré sentada en una mesa en la esquina, con una taza de café y una expresión preocupada.
—Valeria, ¡por fin llegas! —dijo Laura, levantándose para darme un abrazo—. ¿Estás bien? Pareces agotada.
—Ha sido una semana larga —respondí, dejándome caer en la silla frente a ella—. Pero eso no es todo. Necesito contarte algo que pasó con Alejandro.
Laura me miró con curiosidad y preocupación. Empecé a relatarle todo lo sucedido, desde el incidente con el café hasta la conversación en su oficina. Ella escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando.
—Vaya, eso suena... intenso —dijo Laura finalmente—. Pero, Valeria, hay algo que creo que deberías saber.
Su tono serio me puso en alerta.
—¿Qué pasa, Laura?
—Hoy temprano por la mañana, cuando estaba en la oficina, escuché a la madre de Alejandro hablando con una de las directivas. No quería decirte esto, pero creo que debes saberlo.
Mi corazón empezó a latir con fuerza.
—¿Qué dijo?
—Estaba diciendo que tú... —Laura vaciló, buscando las palabras adecuadas—. Que tú estabas usando y manipulando para llegar a una relación con Alejandro, y no solo eso, dijo que tu tuviste sexo con él, y que él estaba sin camisa, y que no eres virgen, que lo hiciste para obtener un ascenso en los próximos meses o días. Que no eras lo suficientemente capaz para el trabajo y que solo querías acostarte con él para conseguirlo.
Las palabras de Laura me golpearon como un puñetazo en el estómago. Sentí que el suelo se desvanecía bajo mis pies.
—No puede ser... —murmuré, con la voz temblorosa—. ¿Ella realmente dijo eso?
—Sí, lo siento mucho, Valeria. Me quedé en shock cuando la escuché. No sabía cómo decírtelo.
Me quedé en silencio, tratando de procesar lo que acababa de oír. La madre de Alejandro me había juzgado sin conocerme, y sus palabras no solo eran hirientes, sino también peligrosas para mi carrera.
—No puedo creerlo —dije finalmente, sintiendo cómo las lágrimas amenazaban con salir—. He trabajado tan duro para llegar hasta aquí. Nunca he usado a nadie para avanzar.
—Lo sé, Valeria —dijo Laura, tomando mis manos—. Todos los que te conocen saben que eres increíblemente talentosa y trabajadora. No dejes que los comentarios de una persona ignorante te derrumben.
Tomé un sorbo de mi café, tratando de calmarme. Las palabras de Laura me reconfortaban, pero sabía que tenía que hacer algo para defenderme.
—Gracias, Laura. Significa mucho para mí que me apoyes. Pero tengo que enfrentar esto. No puedo dejar que la madre de Alejandro arruine mi reputación.
—Estoy contigo, Valeria. Lo que necesites, aquí estaré para ayudarte.
Respiré hondo y me enderecé en la silla. Tenía que ser fuerte, por mí misma y por mi futuro en la Torre de Cristal.
—Voy a hablar con Alejandro. Necesito aclarar las cosas y hacerle saber lo que su madre está diciendo. Si hay algo que he aprendido en todo esto, es que debo defender mi integridad y mi trabajo.
Laura asintió, dándome una sonrisa de apoyo.
—Buena suerte, Valeria. Sé que puedes hacerlo.
Nos despedimos y salí de la cafetería, sintiendo una mezcla de nerviosismo y determinación. Sabía que la conversación con Alejandro no sería fácil, pero estaba decidida a enfrentarla. Tenía que demostrar que era más que capaz y que mis habilidades hablaban por sí mismas, sin necesidad de recurrir a métodos deshonestos.
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Editado: 14.06.2024