Embarazada Del Jefe Millonario

la Suite Ejecutiva y la cama

Alejandro por alguna razón esta sonriendo, sera que noto que yo me sonrojo cada vez que me dice cosas bonitas.

 

Veo que sirven la comida, y con un hambre me disfruto la cena.

 

—¿Qué es Valeria de ti Alejandro? —Pregunta la voz femenina.

 

—Una amiga, trabaja conmigo en la empresa más prestigiosa del país —añade con una sonrisa.

 

El ese momento culminante de la cena, Alejandro se levantó de su asiento, una sonrisa radiante iluminando su rostro mientras todos los invitados se volvían para mirarlo expectantes. Con elegancia y confianza, hizo un gesto hacia a mí que estaba a su lado, y todos los ojos se posaron en mí.

 

—Queridos amigos —comenzó Alejandro, su voz resonando con autoridad y calidez en la mesa —, hoy tengo el honor de presentarles a alguien muy especial para mí. Esta es Valeria.

 

Me puse de pie a su lado, sintiendo una mezcla de nerviosismo y emoción mientras enfrentaba a la multitud. La atención de todos estaba centrada en mí, pero la mirada tranquilizadora de Alejandro a mi lado me dio fuerzas para mantener la compostura.

 

—Valeria ha llegado a mi vida en un momento en el que necesitaba su luz y su bondad más que nunca, y claro por supuesto me urgía alguien que trabajara tan excelente.  Es una persona increíblemente talentosa, generosa y valiente, y estoy profundamente agradecido de tenerla a mi lado esta noche de negocios y relax —continuó Alejandro, su mirada encontrándose con la mía en un gesto de complicidad y apoyo.

 

La sala estalló en aplausos y felicitaciones mientras los invitados expresaban su aprobación y admiración por mi presencia. Me sentí abrumada por el cariño y la calidez que me rodeaban, y por un momento olvidé mi nerviosismo mientras me sumergía en el cálido abrazo de la comunidad que Alejandro había creado a su alrededor.

 

A lo largo de la noche, sentí una profunda gratitud por la oportunidad de ser parte de este círculo íntimo y acogedor, y por la presencia reconfortante de Alejandro a mi lado. Con cada mirada compartida y cada gesto de afecto, supe que este era solo el comienzo de una nueva y emocionante aventura juntos. Y mientras contemplaba el futuro que se extendía ante nosotros, no pude evitar sentirme llena de esperanza y expectativa por lo que estaba por venir.

 

Mientras yo platicaba con algunos amigos y amigas de Alejandro que se veían muy amigables quizá porque Alejandro había dicho que trabaja con el y era como de su estatus.

 

—Me gusta tu vestido —me dice la chica.

 

—Gracias —le dije.

 

—¿Adonde vives?, es que es primera vez que escucho un nombre como Valeria.

 

Mi boca se seca y siento que me han dado un puñetazo en mi estómago.

 

—Vive en Inglaterra, se vino donde vivo yo, porque la necesitábamos en la oficina —intervino la voz de Alejandro.

 

Respiro hondo y asiento con mi cabeza.

 

—¿En qué parte de Inglaterra? —Me pregunta con una mirada desafiante.

 

—Ema, deja de hacer preguntas, que a los Millonarios no nos gusta decir nada de nuestras cosas, abstente de preguntas personales.

 

—Ya vendrá el pastel —dijo un chico interviniendo.

 

—¡Gracias al cielo! —Exclamo Alejandro.

 

—Me alegro —dije entre dientes.

 

Veo el reloj de la pared y ya son las 9:00 de la noche, y la noche sabía que pasaría rápido.

 

Alejandro se acerca a mí.

 

—Sígueme —me dice agarrando mi mano con disimulo.

 

Ambos caminamos a la sala nuevamente con la mesa y vi mi pastel, que quedo increíblemente hermoso.

 

Al acercarme más a la mesa y sentarme, el delicioso aroma del pastel que había horneado nos envolvió, la sonrisa de Alejandro me hizo estremecer.

 

—Creo que hemos hecho un excelente trabajo —dijo Alejandro, mirándome con una expresión de orgullo.

 

—Definitivamente. Este pastel será el punto culminante de la fiesta, todos los ven —respondí, sintiéndome satisfecha por el resultado de nuestro esfuerzo conjunto.

 

La noche transcurrió entre risas, bailes y conversaciones animadas, recuerdo haber tomado mucha champaña, y vino para calmar mis nervios. pero en medio de todo el bullicio, Alejandro y yo encontramos momentos para estar juntos, compartiendo miradas cómplices y secretos sonrisas que hablaban de un entendimiento mutuo que trascendía las palabras.

 

Al final de la noche, cuando los últimos invitados se despidieron y la mansión volvió a quedar en silencio, Alejandro y yo nos quedamos solos, Era el comienzo de algo nuevo y emocionante.

 

—Espera en la habitación, quiero darte algo —me dice.

 

Subo a la habitación abro la venta y Contemplo  el cielo con nervios, hoy era el día de decirle algo importante a Alejandro, hoy era el dia en decirle que me enamore perdidamente de él.

 

Lo miro, Alejandro me ve, mi corazón late.

 

—Tengo que decirte que…. —le digo sin terminar la frase.

 

—Lo se —me dice cuando de pronto sentí algo puntudo en mi vestido.

 

—¡Hay! —Pego el salto, cuando voy viendo que mi vestido se travo con algo.

 

—Hay no, déjame te ayudo —me dice.

 

Mi vestido se enganchó en algo puntiagudo —explico, sintiendo la frustración crecer dentro de mí mientras luchaba por liberar la tela.

 

Con manos diestras, Alejandro se une a mí en el esfuerzo por deshacer el entuerto. Juntos, trabajamos para liberar el vestido de su prisión improvisada, enfrentando el desafío con determinación y paciencia.

 

Finalmente, con un suspiro de alivio, logramos liberar el vestido, dejándome sintiéndome un poco despeinada pero aliviada de que el problema se haya resuelto sin mayores contratiempos.

 

—¡Gracias! —digo, mirando a Alejandro con gratitud por su ayuda.

 

Él sonríe cálidamente, sus ojos brillando con complicidad.




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