Embarazada Del Jefe Millonario

Enfrentando el Futuro Juntos

—No se si aguantare tantos pinchazos al dia —le respondo.

 

Laura me mira a los ojos.

 

—Amiga se fuerte, sé que puedes. Nos dijo el doctor que podrán ser pinchaos con aguja y tambien hay unas que son bebibles.

 

Asiento, asimilando la gravedad de la situación. El tratamiento suena desafiante, pero estoy dispuesta a hacer lo que sea necesario para proteger a mi bebé, aunque Alejandro no sepa que estoy embarazada.

 

—¿Y cuánto tiempo tardará el tratamiento? —pregunto, consciente de que cada día cuenta.

 

Alejandro intercambia una mirada con Laura antes de responder.

 

—El doctor dijo que el tratamiento podría llevar varias semanas. Esperemos que evoluciones en 4 semanas y no es dos meses. También mencionó que tendrás que quedarte en el hospital durante ese tiempo para que puedan monitorearte de cerca y asegurarse de que estés recibiendo el cuidado adecuado, necesito que entiendas, que te quedaras aquí, no es un sueño, es la realidad, debes tomarte esto con seriedad, y cuidar de tu salud —explica, su voz llena de preocupación.

 

Me siento abrumada por la idea de quedarme en el hospital durante tanto tiempo, pero sé que es necesario para mi salud y la del bebé.

 

—Está bien. Haré lo que sea necesario para que todo este perfectamente bien, esté seguro —digo, tratando de mantener la calma.

 

Alejandro me sonríe con ternura, su amor y apoyo son mi mayor fortaleza en estos momentos difíciles.

 

—Estoy aquí contigo, Vale. No importa lo que pase, estaremos juntos en esto —dice, su voz llena de determinación.

 

Laura asiente con aprobación, sus ojos reflejando la confianza en el plan de tratamiento.

 

—Ahora que sabes lo que está pasando, te dejaré descansar. Si necesitas algo, no dudes en llamarme —dice, antes de salir de la habitación.

 

Me siento abrumada por las emociones mientras me recuesto en la cama. El camino por delante será difícil, pero con el amor y el apoyo de Alejandro a mi lado, sé que puedo superar cualquier desafío que se presente.

 

Después de que el procedimiento haya terminado y el personal médico se retire de la habitación, veo cómo Alejandro y Laura se levantan para irse. Los observo con una mezcla de tristeza y gratitud por haber estado a mi lado durante este momento difícil.

 

Sin embargo, segundos después, noto que Laura regresa sola a mi habitación. Su rostro está lleno de aflicción, sus ojos reflejan una mezcla de preocupación y compasión. Se acerca a mi cama con cautela, asegurándose de que nadie más esté cerca.

 

—Valeria, necesito hablarte sobre algo importante —dice en voz baja, su tono cargado de preocupación.

 

Asiento, sintiendo un nudo en la garganta mientras me preparo para lo que está por venir. Sé que Laura no volvería sin una razón importante, y su expresión me llena de temor por lo que está a punto de decirme.

 

—Lo siento, no quería decirte esto delante de Alejandro, pero creo que es importante que estés informada —continúa Laura, acercándose más a la cama para asegurarse de que nadie más pueda escuchar.

 

Me sostiene la mano con ternura, sus ojos llenos de compasión mientras se preparan para compartir la noticia que ha estado guardando.

 

—El doctor me comentó sobre el bebé, Valeria. Está claro que no quieres que Alejandro se entere, pero no puedo evitar preocuparme por ti y por el bebé —me dice con voz suave, tratando de transmitirme su apoyo en medio de la angustia.

 

Mis ojos se llenan de lágrimas al escuchar sus palabras. Aunque he tratado de mantener el secreto para proteger a Alejandro, sé que Laura tiene razón en estar preocupada por mi salud y la de mi bebé.

 

—Gracias por preocuparte, Laura. Significa mucho para mí tener a alguien más a mi lado en esto —le digo, luchando por controlar mis emociones mientras la abrazo con cuidado.

 

Laura me devuelve el abrazo con ternura, sus palabras de consuelo son un bálsamo para mi alma afligida.

 

—Estoy aquí para ti, Valeria. Siempre lo estaré —me asegura, su voz llena de sinceridad y afecto.

 

Nos quedamos en silencio por un momento, compartiendo el peso de esta nueva revelación. Aunque el camino por delante parece lleno de incertidumbre, sé que tengo a Laura a mi lado, lista para apoyarme en cada paso del camino. Y con eso, siento una renovada determinación para enfrentar los desafíos que se presenten, sabiendo que no estoy sola en esto.

 

Laura se aparta suavemente y me mira con seriedad, como si estuviera preparada para enfrentar lo que viene a continuación.

 

—El doctor me explicó que tienes un virus bastante agresivo, Valeria. Y aunque no entró en detalles, mencionó que puede afectar tanto tu salud como la del bebé, me refiero cuando crezca —me confiesa, su voz temblando ligeramente por la gravedad de la situación.

 

—Lo se algo asi me comento a mi —le digo.

 

El nudo en mi garganta se aprieta aún más al escuchar sus palabras. Aunque había sospechado que mi condición era seria, saber que el virus también amenaza la salud de mi bebé es un golpe abrumador.

 

—¿Y qué dijo el doctor sobre el tratamiento? ¿Hay algo que pueda hacer para proteger al bebé? —pregunto con ansiedad, aferrándome a la esperanza de que aún haya algo que podamos hacer para mantenernos a salvo.

 

Laura frunce el ceño, evidentemente preocupada por la respuesta que tiene que darme.

 

—El doctor mencionó que con estos tratamientos específico para combatir el virus y proteger al bebé pueden ayudar, esperemos que sí, porque al parecer ya lo tenías avanzado. Pero dijo que primero necesitan estabilizarte antes de poder empezar con el tratamiento adecuado —me informa, su voz llena de preocupación.




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