Embarazada Del Jefe Millonario

Riesgos en el Ascensor Privado

Las paredes del salón de juntas parecían más estrechas de lo habitual, y el aire estaba cargado de una tensión palpable. Sentada en mi silla, observé a la mujer  quien revisaba unos documentos con una expresión que oscilaba entre la concentración y la preocupación. Alejandro, a su lado, mantenía su rostro sereno, pero conocía esa mirada; debajo de esa fachada tranquila, sus pensamientos eran un torbellino.

 

Sabía que había algunos empleados y otros eran familia de Alejandro, solo que no pude distinguirlo, solo sabia que Alejandro ya había dado aviso.

 

Tomé una respiración profunda y me levanté, lista para hacer mi presentación. Alejandro me había dado una oportunidad dorada al presentarme ante la junta de nuestra empresa de repostería. No podía dejar que las tensiones internas o los secretos que ambos guardábamos nos distrajeran en este momento crucial.

 

—Buenos días a todos, —comencé, intentando mantener mi voz firme y segura. —Mi nombre es Valeria y estoy encantada de estar aquí con ustedes hoy. Alejandro me ha dado la oportunidad de presentarles algunas ideas basadas en mi experiencia y conocimientos adquiridos en mi diplomado en repostería, tengo entendido que su empresa es de postres —

 

Algunos miembros de la junta me miraron con curiosidad, otros con escepticismo, pero todos estaban atentos. Continué, recordando las palabras clave y conceptos que había aprendido durante mi diplomado.

 

—Durante mi formación, aprendí que la repostería no solo se trata de seguir recetas al pie de la letra, sino de entender los principios detrás de cada ingrediente y técnica. Por ejemplo, descubrí cómo la proporción correcta de mantequilla y azúcar puede transformar una simple masa en un bizcocho esponjoso y perfecto. También estudié las tendencias actuales del mercado, como la demanda creciente de productos sin gluten y veganos, y cómo podemos adaptarnos a estas necesidades sin comprometer la calidad —.

 

Mientras hablaba, podía sentir cómo algunas miradas se suavizaban, mostrando interés genuino. Alejandro asintió sutilmente, dándome ánimos. Valeria, aunque seguía con su expresión reservada, me observaba atentamente.

 

—Creo firmemente que la innovación es clave en nuestra industria, —continué. —No solo debemos enfocarnos en mantener la excelencia de nuestros productos tradicionales, sino también en explorar nuevas fronteras. Por eso, propongo que implementemos un programa de pruebas para desarrollar recetas innovadoras que respondan a las tendencias actuales y futuras. Esto no solo nos mantendrá relevantes, sino que también fortalecerá nuestra marca como líderes en repostería de alta calidad —.

 

Finalmente, concluí mi presentación con una sonrisa y una mirada firme a los miembros de la junta. —Estoy emocionada de trabajar con todos ustedes para llevar nuestra empresa al siguiente nivel. Gracias por su atención —.

 

El silencio en la sala duró solo un momento antes de que algunos comenzaran a asentir y a murmurar entre ellos. Sentí una ola de alivio y satisfacción. Había dado lo mejor de mí, y parecía que había logrado captar su interés.

 

Mientras me sentaba, Alejandro me dedicó una sonrisa de aprobación, pero sus ojos reflejaban una preocupación subyacente. Él también me miró, sus labios se curvaron en una sonrisa tenue, pero sus ojos seguían siendo una incógnita.

 

Sabía que esta era solo una pequeña victoria en medio de un mar de incertidumbres. Las tensiones en la empresa no se disiparían fácilmente, y los secretos que Alejandro y yo guardábamos seguirían siendo un riesgo. Pero, al menos por hoy, había demostrado mi valía y estaba lista para enfrentar los desafíos que vinieran, yo le ayudaría en su empresa, quizá sea por eso por lo que está preocupado.

 

Después de mi presentación, la reunión continuó con discusiones sobre estrategias y proyectos. Aunque intenté mantenerme concentrada en los temas en cuestión, no pude evitar notar los intercambios de miradas entre una chica y Alejandro. Parecía que había una conversación no dicha entre ellos, una tensión que flotaba en el aire y que amenazaba con estallar en cualquier momento.

 

Mientras tanto, los otros miembros de la junta expresaban sus opiniones y sugerencias, pero mi mente seguía dando vueltas. ¿Qué secretos estaban guardando esa mujer y Alejandro? ¿Cómo afectarían esos secretos al futuro de la empresa y a mi propia posición en ella?

 

Decidí que necesitaba respuestas, así que, después de la reunión, me acerqué a Alejandro. Lo encontré en su pequeña oficina, revisando algunos informes con una expresión concentrada.

 

—Alejandro, ¿puedo hablar contigo un momento? — pregunté con cautela.

 

Él levantó la vista y me ofreció una sonrisa amable. —Por supuesto, Valeria, ¿Qué necesitas?.

 

Cerré la puerta detrás de mí y me senté frente a su escritorio. —He notado que hay algo más que está sucediendo entre tú y una mujer. ¿Hay algo que necesito saber? —.

 

Alejandro suspiró, su mirada se volvió sombría. Sara es mi prima ... tenemos una historia complicada con ella. Fue mi mentora cuando recién comencé en este negocio, pero las cosas cambiaron entre nosotros. Ahora, hay desconfianza y resentimiento, siento que ella me oculta cosas, por eso te pido que me ayudes.

 

Me quedé en silencio, procesando esta revelación. Explicaría la tensión que había sentido en la reunión, pero aún quedaban preguntas sin respuesta.

 

—Y tú, ¿qué papel juegas en todo esto? —pregunté con cuidado.

 

Alejandro bajó la mirada, como si estuviera luchando con sus propios demonios internos. —Yo... también tengo secretos, Valeria, Cosas que preferiría dejar en el pasado, pero que parecen seguir persiguiéndome —.

 

Su confesión me dejó atónita. ¿Qué secretos estaba guardando Alejandro? ¿Y cómo podrían afectarlos a él y a la empresa?




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