Embarazada por Venganza.

Capítulo 01: Tácticas.

Huir siempre será una buena alternativa para evitar el dolor efímero, pero el problema no termina sin un enfrentamiento del mismo.

Zaya Lawless

Hoy en día, tener la vida que quieres es un lujo. Al menos yo, quien vivo con mi familia y trabajo en lo que me gusta, puedo confirmar que no todos tienen esa oportunidad. 

Antes de iniciar mi jornada de trabajo a las siete y cuarto de la mañana, me complace tomar un agradable desayuno junto con mi familia antes de partir cada uno a su destino.

Nos organizamos para que cada uno haga su parte a la semana, así ninguno tiene más carga que el otro en lo que respecta del hogar y los gastos. 

Sin embargo… Lo bueno no dura mucho, más cuando se hace una mala práctica para poder tener dinero, cosa que todos necesitamos y queremos en abundancia una vez se empieza a obtenerlo. 

—Hija, trae el desayuno, tenemos mucho que hablar los cuatro de un asunto importante —expresa mi padre acariciando su frente con preocupación. 

 

«Esto no me da buena espina». —Pienso para mis adentros. 

 

—Sí, claro que sí, señor patatas, hacia allá voy con el desayuno —esbozo una sonrisa entre el siseo de mis palabras. 

Trato siempre de mantener un buen humor a pesar de que sé que las cosas no andan bien. El apodo de “señor patatas” se lo tengo desde que era una niña. Mi papá es mi superhéroe y así siempre lo he tomado para mí, tengo muchísima mejor relación con él que con mi madre, ella es más ausente; aun así, no se quita el amor que siento por ella. 

Voy con todo servido y mi madre, padre y hermana esperan ansiosos para comer. 

—¡Esto se ve rico, Zayita! —menciona Zania con un leve sonido de tripas. Todos reímos ante eso. 

—Come mientras papá habla de aquello importante que debe decirnos, pero no te atragantes como nena de cinco —sus ojos claros color café impactan en mi rostro. 

—Que no se te olvide que soy mayor que tú. 

—A ver, chicas. Su padre quiere comentar un problema, coman y escuchen —afirmamos cuando vemos cómo ella muestra su rectitud. 

El suspiro de mi padre me causa un tanto de temor, ¿qué será lo que le están dando tanto misterio?

—Tenemos que buscar dónde irnos —mueve sus manos con nerviosismo—. Yo… perdí mi clínica dental y por suerte un amigo pudo ayudarme a salir de la cárcel con un buen abogado, por lo que, todos los ahorros que había hecho en estos años fueron más para pagar todo eso y la fianza enorme que tenía. A su madre la despidieron del área de Enfermería en su trabajo, Zania se quedó sin futuro desde que se juntó con ese criminal para andar en viajecillos en motocicleta. Lo que puede resultar de ahí es quebrarse algo —lo interrumpe.

—¡Papá!, ¿siempre dirás lo mismo?, ¿vas a estar en mi contra día tras día?, no me conseguí un doctor, tengo un motociclista, les queda aceptarlo. 

—Zania, ya basta de berrinches, no nos importa ahora el nivel de tu ácido putírico, solo queremos resolver esta situación —la seriedad se vuelve risa con mi comentario. 

—¡No me faltes el respeto!, ¡nadie me valora aquí!, espero un día ser millonaria con las carreras —se queja. 

—Está bien, Zan Zan —comento a mi hermana—. Ahora… ¿qué haremos, papá?, no sé cuánto tiempo permanecerá el negocio. Trato de que no me descubran, sin embargo, sabes que es difícil. Voy a buscar la forma, algo tenemos que hacer —opino.

—Hay que idear las cosas de forma astuta como hasta ahora se ha hecho, ¿tu novio no podría darte una mano para las deudas?, es un buen médico, no dudo que pueda tenderle una mano a su futura esposa y colega. Después de todo, ya eres su prometida —niego rotundamente. 

Miro mi brillante anillo el cual no sé que tanto tiempo permanezca en mis manos por los escasos recursos de la familia, por suerte tengo mis ahorros aparte, aunque aún no los sacaré. Mi madre es adicta a comprar ropa y una vez tenga los billetes en mano, las deudas pasarán a un último plano. Cuando agoten sus recursos es el momento en el que voy a intervenir monetariamente.

—No, ya he mentido mucho al respecto para que pueda darme dinero. Le he tenido que pagar cada centavo del alquiler y todo lo que le tomé, así que no sé que excusa o pretexto poner. 

—Somos una familia experta en mentiras y seduciendo a los demás con palabras, no creo que sea difícil para ti, pequeña. —Menciona mi madre con admiración. Con esto me doy cuenta de que Zenya Lawless es experta en esto. 

—Bueno, no prometo nada, veré que sucede —me pongo de pie para ir a trabajar—, los dejo, ya tengo varios pacientes en lista. Iré pensando en toda la situación a ver que se me ocurre.

Sujeto mi pequeño bolso del sofá y abro la puerta despidiéndome de ellos con un tierno ademán y una sonrisa. Lo primero que suponía ver al salir era el hermoso paisaje montañoso de Ginebra, sin embargo… Me encuentro con tres hombres en la puerta bien altos y tenebrosos. 

—¡Artur!, ¡dame el dinero o saldamos con tu hija! —me sujetan de la muñeca y me asusto de inmediato. 

—¡Papá! —grito y salen todos a mirar el porqué de mis quejidos. 




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