Embarazada sin Querer Editando

Capítulo 13

El lugar esta increíble, los muchachos habían hecho un gran trabajo. Han escogido un salón amplio y lo habían decorado de manera sobria, hay una mesa larga con comida, también un DJ, una barra para las bebidas y en el centro de todo hay una exposición con varios ejemplares del libro que se está lanzando.

Camino entre la gente, saludo a algunos compañeros. Al fondo veo a Lizzy, esta preciosa con su vestido gris.

Está conversando con Jack Stevens, un joven escritor de no más de 27 años, él es el autor del libro que estamos promocionando. Me acerco a ellos.

—Buenas noches señor Stevens, Lizzy —digo saludando con un movimiento de cabeza.

—Por favor señorita Avery dígame Jack, me hace sentir demasiado viejo cuando me dice señor —dice sonriéndome.

—¿Como la está pasando, Jack? ¿Qué tal le parece todo?

—Todo es increíblemente emocionante, espero que el libro tenga buena acogida. —Le da un sorbo a su copa de champán.

—Estoy segura que así será, el libro es muy interesante, me atrapó tanto que no pude soltarlo hasta que acabé —comento sonriendo.

—¿Lo ha leído? —Me mira asombrado.

—Por supuesto, soy la encargada de leer todo lo que la señorita Peltz —señalo a Liz—, y su jefe me pasan, ya que debo hacer un resumen de cada capítulo antes de entregárselo al señor Carson y debo decirle que su libro en particular me encanto.

—Muchas gracias, me alegro que le haya gustado —agradece.

—Bueno Jack, si me disculpa debemos retiramos, pero disfrute su noche —le sonrío despidiéndome.

Me doy la vuelta y camino junto a Liz.

—¿Dime como va todo aquí? ¿Hay alguna complicación? —pregunto.

—No, todo va sobre ruedas —responde dejando su copa en la mesa de los bocaditos—, ¿Has venido con el jefecito?

—Calla Liz, alguien te puede escuchar —chillo—. Y por supuesto que no, como se te ocurre que vendría con él. —Me sonrojo recordando el incidente de la tarde.

—¿Qué pasa? —pregunta perspicaz achicando los ojos—, ¿Por qué te pusiste roja?

—No pasa nada. —La miro con seriedad.

—Uhmm, si como no María Fernanda. —Levanta una ceja sin creer realmente lo que digo—. Oh mira, ahí va entrando tu jefecito. —Señala con la cabeza la puerta.

Giro la cabeza con rapidez, ahí esta él. Se ve muy guapo.

—Mira, viene para acá —exclama en voz baja. Miro a mi amiga, blanqueo los ojos.

—Buenas noches señorita Peltz, María Fernanda ¿Como va todo? —dice colocando su mano en mi cintura. Siento hervir justo donde está su mano.

—Todo está bien, no hay ningún problema —hablo con voz firme, no quiero que note que estoy nerviosa con su presencia.

—Bueno, si me disculpan debo ir a ver unas cosas —se apresura a decir Lizzy.

—¿Como estas? —me pregunta Gonzalo.

—Bien, todo está perfecto.

Gonzalo va a responder, pero es interrumpido por el señor Michael Carson y su esposa Julianne Carson.

—Querido, al fin llegaste. —La señora Carson le da un beso a Gonzalo pasando de mí magistralmente.

—Hijo ¿Como estas? —saluda el señor Carson a Gonzalo—. Mafer querida, tan hermosa como siempre. —Me da un beso en la mejilla.

—¿Como esta, señor Carson? Señora Carson es un gusto verla de nuevo —Esbozo una sonrisa, a pesar de que esta señora me cae como una patada al hígado debo ser educada con ella.

La bruja... digo la señora Carson apenas y me sonríe.

—Mamá ¿Recuerdas a María Fernanda Avery? Es mi asistente —Gonzalo sonríe cuando me mira.

—Ah, si —dice sin dar importancia a las palabras de su Gonzalo—, hijo acabo de ver a Cassidy esta bellísima, a ver cuándo te animas con esa encantadora muchacha. —dice sonriendo ampliamente.

—Mamá ya te dije que Cassidy y yo no somos... compatibles —protesta poniendo los ojos en blanco.

—Por cierto, Gonzalo ha llegado Alexander, debe de andar por aquí —el señor Carson mira a su hijo.

—Pensé que llegaba el lunes —frunce el ceño extrañado.

—Si me disculpan, creo que me necesitan por ahí, disfruten la noche —me despido y salgo de ahí. 

 

<< ¡Realmente esta señora es insoportable! >> 

 

Veo a Lizzy dando indicaciones a unos meseros.

—Creo que ya está todo coordinado —afirma en cuanto me ve—, ahora solo queda disfrutar la noche.

—Igual debemos estar atentas para cualquier imprevisto que se presente, recuerda que aquí estamos trabajando.

—¡Ay! Pero no seas aburrida, un poco de diversión no le cae mal a nadie.

—Por cierto, acabo de encontrarme con el señor y la señora Carson —comento—. Y esa señora es una estirada insoportable. ¡Que bruja más antipática! —suelto toda mi molestia con mis palabras.

—Suena a la gran Julianne Carson —una voz detrás de nosotras nos hace callar de golpe.

Las dos nos giramos para ver al dueño de la voz. Es un joven algo mayor que yo, rubio, alto y guapo. A pesar de estar vestido de manera elegante, tiene un aire de chico malo.

—Disculpa, pero ¿Quién eres? —pregunto cruzándome de brazos—. No sabes que escuchar conversaciones ajenas es de mala educación ¿Así te han criado tus padres? —digo arqueando una ceja.

—Bueno, mis padres me dieron una buena educación, aunque siempre quise revelarme con... ¿Como la llamaste? —El joven coloca un dedo sobre su mentón con aire pensativo—, ¡Ah, sí! Estirada, insoportable, bruja y antipática —dice enumerando con los dedos. 

 

<< ¡¿Que?! >> 

 

—¿Qué quieres decir? —pregunta Liz.

—Pues que esa estirada, insoportable, bruja y antipática es mi madre —sonríe de lado. 

 

<< ¡Mierda! >> 

 

—Yo... lo siento, señor Carson —me disculpo apenada—. Realmente no fue mi intención faltarle el respeto... es solo que... —él no me deja continuar.

—Tranquila mi madre es estirada, insoportable, bruja, antipática y muchas cosas más —ríe—, no es nada que no sepa ya.




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