Embarazada sin Querer Editando

Capítulo 17

Abro los ojos, aún esta oscuro, miro la hora son las seis de la mañana, ya está por amanecer.

Miro a Gonzalo, esta echado boca abajo, se ve tan pacífico. Empiezo a recorrerlo con la mirada, desde sus labios ligeramente separados, voy bajando por su fuerte espalda, mis ojos de detienen en la sabana que cubre desde su cintura hasta la rodilla. 
 

<< ¡No puede ser que haya pasado esto de nuevo! >> 
 

¿Que se supone que vamos hacer ahora? ¿Como nos vamos a comportar? ¿Se muy bien que él no quiere una relación? ¿La quiero yo?

Mi cabeza esta echa un enredo. Es obvio que Gonzalo me gusta, me gusta mucho. Pero no estoy enamorada de él, y yo tampoco quiero complicarme con una relación. Lo mejor es que esto no vuelva a pasar.

Lo que ha sucedido es que estos días he estado con las hormonas todas revueltas y me he sentido muy... caliente por Gonzalo, no me pude contener.

Miro la hora de nuevo, son seis y treinta así que decido meterme a bañar. Salgo de la cama y busco mi camisón y mi braguita que estan en el suelo, esto me trae recuerdos de la primera vez, cuando encuentro lo que busco me meto a la ducha.

Salgo envuelta en una toalla, Gonzalo está sentado en la cama con la mirada en el piso. En cuanto salgo él levanta la cabeza y me mira.

Camino nerviosa a mi maleta, empiezo a buscar ropa interior para ponerme.

—Debemos hablar —la voz de Gonzalo suena seria.

Me doy la vuelta con la ropa en la mano.

—Dime.

—Lo de anoche no puede volver a pasar —suelta sin rodeos.

Me le quedo mirando con las cejas levantadas.

—Digo, estuvo... estuvo genial —Una pequeña sonrisa se dibuja en sus labios—, pero creo que no es bueno para nosotros mezclar las cosas. Como te había dicho, tú y yo nunca estaremos juntos, jamás seremos pareja. —Se levanta de la cama—, no es algo que esté dentro de mis planes ¿Entiendes? Solo podemos ser amigos.

Las palabras de Gonzalo me habían lastimado y no entiendo porque, no debe importarme, él y yo solo somos amigos, amigos que tendrán dos bebés.

Tengo un nudo en la garganta, debo controlarme.

Me acerco a la cama y dejo mi ropa ahí. Me quito la toalla y quedo desnuda ante él, puedo sentir que me está mirando. Sin importarme el estar desnuda ante él agarro mi ropa interior rosa y me la pongo.

—No es necesario que aclares eso. —Lo encaro, él me mira incómodo—, no tengo planes de tener alguna relación contigo, no te preocupes. —Agarro la falda y me la pongo. Él sigue ahí de pie, mirándome, agarro la blusa y me la coloco.

—Mafer yo... —empieza a decir, pero lo detengo.

—Está demás que digas algo, ya lo dejaste bastante claro. —Me coloco los zapatos. Gonzalo sigue parado en el mismo sitio mirándome.

—Vas a llegar tarde, deberías empezar a cambiarte —le digo sin mirarlo.

Él se queda un momento más parado, mirándome y luego se mete al baño.

En cuanto desaparece me siento en la cama, siento ganas de llorar. Pero no voy a permitir que me vea llorar, me levanto, agarro mis cosas y salgo.

No me detengo hasta que estoy afuera del departamento, me siento humillada y dolida. Necesito salir de este lugar de una vez, no puedo dormir un día más en el mismo lugar que Gonzalo, he sido una estúpida al volver acostarme con él. Me subo de prisa al auto y manejo a la editorial.

En cuanto llego lo primero que hago es buscar a Lizzy en su piso, necesito que ella me escuche.

Las puertas del ascensor se abren y veo a Lizzy acomodando sus cosas.

—Mafer —me saluda alegre, pero en cuanto me ve su sonrisa desaparece—, ¿Que paso?

—¡Soy una estúpida! —exclamo en cuanto abro la boca. Mis lágrimas amenazan con salir de nuevo.

Me acerco y ella me recibe en sus brazos.

—¿De qué hablas? ¿Qué has hecho? —dice separándome de ella y tratando de mirarme a la cara.

—Anoche me acosté con Gonzalo. —Bajo mi cabeza con vergüenza.

—¡Oh! —me mira sorprendida—. Bueno... ¿Eso es malo? Porque digo, no es una novedad, vamos, van a tener bebés. —Blanquea los ojos divertida—. Si tú puedes separar las cosas y tener claro que es solo... diversión, no veo porque no puedan hacerlo. Total, ninguno de los dos tiene pareja. No tiene caso que te tortures —dice analizando la situación.

—Ese es el problema. —Levanto la mirada encarándola—. Creo que siento algo por él, y me di cuenta cuando hoy él me aclaró, de nuevo, que nunca seríamos nada y que no debíamos volver a dormir juntos —Me siento y limpio unas lágrimas que se escaparon de mis ojos.

—No entiendo María Fernanda. —Se agacha para mirarme a los ojos—, ¿Estas enamorada de Gonzalo?

—¡NO!... No lo sé, lo único que sé es que siento algo por él, no sé si es amor, pero hay un sentimiento.

—Entonces que quieres hacer ahora que él te ha dejado las cosas claras.

—Quiero sacar mis cosas de su casa, no puedo regresar y dormir ahí como si nada.

—Está bien, saliendo iremos a sacar tus cosas —propone. Se acerca y me abraza consolándome—. Pero debes estar tranquila, a mis sobrinitos les hará daño.

—Gracias Liz, ahora me voy. Ya debe de llegar Gonzalo y prefiero estar en mi lugar cuando llegue. —Me levanto y camino al ascensor.

No pensé ni en mis sueños más locos que yo llegaría a estar en esta posición.

Salgo del ascensor en mi piso y me dirijo a mi escritorio. Después de una media hora llega Gonzalo. Cuando sale del ascensor se dirige a paso lento hacia mí.

—Mafer yo... —empieza a decir.

—Buenos días señor Carson, el señor Jack me ha pedido que confirme su reunión de la tarde, ya le envié el correo con la actualización del informe de España. Eso es todo por ahora señor —digo todo esto mirándolo directo a los ojos.

—Mafer. —Me mira dudando.

—Dígame señor Carson, ¿Necesita algo más? —Le lanzo una sonrisa.

—No, nada.




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