Por favor lean la nota al final del capítulo. Disfruten
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Todo está en silencio, solo se escucha el pitido de la máquina conectada a mi papá.
—Papá, creo que te afectó el estar aquí —suelto de pronto.
—María Fernanda, no digas tonterías —exclama mi papá.
—Es que no le encuentro otra explicación a tu pedido. ¡¿Como se supone que me voy hacer cargo de la empresa?! ¡Yo no sé nada del funcionamiento! No sabría qué hacer.
» Además yo estudié diseño publicitario, no sé nada de administrar una empresa. Lo mejor sería que Alberto se encargue de la empresa —sugiero señalando a mi hermano.
—A mí no me metas enana —responde Alberto levantando las manos—. Yo ya tengo bastante con lo de la automotriz.
—Pero... —Miro a Gonzalo que se había mantenido callado—. ¿Como podría dejar, así como así mi puesto de secretaria? No puede quedarse ese puesto vacío.
—Mafer, por mí no te preocupes. —Se acerca a mí—. Esta es una oportunidad que no puedes rechazar. Buscaremos alguien que te reemplace.
—Bien hija ¿Que dices ahora? —pregunta mi papá.
—Enana se te acabaron las excusas —se burla mi hermano.
No tengo otra salida que hacerme cargo de la empresa, nunca fue algo que deseara hacer, pero dadas las circunstancias....
—De acuerdo papá, tomaré las riendas de la empresa —digo derrotada.
—Tranquila María Fernanda, tu padre te ayudará al inicio, no estarás sola —me anima mi mamá.
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Ha sido una larga noche, así que después de un rato de hablar de la empresa Gonzalo y yo nos retiramos.
—Tranquila nena, verás que lo harás estupendamente. Tú eres capaz de dirigir la empresa sin ningún problema —me tranquiliza Gonzalo acostándose a mi lado.
—Es solo que sé lo difícil que será, y quiero hacerlo bien, no quiero que las decisiones que pueda tomar afecten a la empresa —expreso.
Me echo de costado para mirar a Gonzalo mejor, él me mira sonriendo.
—No seas tonta amor —Acaricia mi mejilla con cariño—. Tú prácticamente sabes el movimiento, no es muy diferente a lo que se hace en la editorial. Simplemente están abocados a otra área, tú eres muy capaz y tu padre estará ahí al inicio para ayudarte.
—Gracias Gonzalo. —Me acerco para besar sus labios, aunque solo es una caricia.
—Además, serás la jefa más sexy que ha existido. —Sus manos de deslizan por mi cintura hasta apretar mi trasero.
—¿Tú crees? —rio divertida.
—Por supuesto nena. —Me hace girar hasta quedar atrapada entre su cuerpo y las sábanas—, ¿No sientes como me pones? —Acompaña sus palabras pegando su cadera a la mía, puedo sentir lo "emocionado" que esta.
El calor me invade y se instala en mi centro justo donde él se presiona contra mí.
Sus manos bajan los tirantes de mi camisón dejando al descubierto mis senos.
Mis manos inquietas tocan sus abdominales. De pronto mi boca se hace agua, este hombre es demasiado perfecto y es solo mío. Sus labios traviesos torturan uno de mis pezones, cierro los ojos y veo miles de luces de colores.
—No pares Gonzalo. —Suelto un gemido en su cuello.
—Nunca nena —susurra en mi oído haciendo que todos los vellos se me pongan de punta.
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El sonido de mi teléfono me despierta. Abro los ojos con pereza, Gonzalo sigue durmiendo.
Me levanto con cuidado de no despertar a Gonzalo. Cojo el teléfono es mi mamá.
—Hola mamá
—Cariño ¿Te desperté?
—No te preocupes mamá, de todas maneras, ya tenía que levantarme. Dime ¿Cómo está papá?
—Está mucho mejor, hoy el doctor nos dijo que si todo está bien mañana le darán de alta.
—Qué alegría mamá, yo voy a ir en la tarde a visitarlo.
—Está bien, solo quería comentarte cómo estaba tu papá. Entonces ya nos vemos en la tarde.
—Ok mamá, nos vemos —me despido colgando el teléfono.
Gonzalo me abraza por la espalda sobresaltándome.
—¿Cómo está tu papá? —me pregunta apoyando su mentón en mi hombro.
—Bien, mi mamá me dijo que si sigue así le darán de alta mañana. —Giro para quedar frente a él, paso mis brazos por su cuello y le doy un beso—. Buenos días
—Buenos días nena. —Me da un beso en la frente luego se agacha hasta quedar a la altura de mi barriga—. Buenos días mis amores —dice dando un beso en ella.
—¿Iras a ver a tu papá ahora? —pregunta sentándose en la cama.
—Pensaba ir a la hora del almuerzo. —Me suelto el cabello—. Creo que es mejor que no... —dejo de hablar al ver la expresión ensombrecida de Gonzalo—, ¿Qué pasa?
—Es lo que yo pregunto ¿Qué pasó? —Me mira con seriedad.
—¿Qué? No te entiendo —le confundida.
Se acerca y agarra mi muñeca, me hace levantar mi brazo.
—Ahora si me dirás qué es lo que pasó con Carlos para que te hiciera esto —gruñe frunciendo el ceño.
<< ¡Mierda! >>
—Gonzalo olvídalo, estoy bien —trato de evitar pelear con él.
—¡Cómo me vas a decir que lo olvide! —exclama—, ¿¡Qué pretendes!? Qué me olvide lo que ha hecho Carlos.
—Estoy bien —repito.
—María Fernanda quiero que me digas que fue lo que pasó —exige.
—Está bien —digo derrotada—, justo iba saliendo del auto cuando Carlos me jala del brazo, me preguntó por ti y me pidió para ir a conversar a un lugar tranquilo, fue raro la verdad —me sincero sentándome en la cama.
» Tenía una expresión rara, la verdad me dio un poco de miedo, y no sé cómo supo que se trataba de ti, nunca le dije de quién estaba embarazada. Cuando lo rechacé apretó mi brazo con fuerza. Pensé que no me soltaría —explico, Gonzalo me mira serio, sin decir nada.