Gonzalo:
Mafer empieza hoy como jefa, está nerviosa cuando nos despedimos esta mañana, pero sabía que ella lo iba hacer muy bien. Tiene la capacidad de hacer lo que se proponga. Así que no estoy preocupado.
Un golpe en la puerta me saca de mis pensamientos.
—Adelante —hablo fuerte.
—Señor Carson, ha llegado el señor Lewis y desea hablar con usted.
—Hágalo pasar —respondo.
Acomodo los papeles que tenía delante de mí.
La puerta se abre dejando ver al señor Lewis uno de los escritores al que le habíamos publicado uno de sus libros y además un viejo amigo de la familia, él había estado cuando mi papá empezó con la empresa y solo eran un par de oficinas.
—Gonzalo tengo una queja —expresa sentándose frente a mí.
—¿Qué es lo que sucede Daniel? —interrogo confuso.
—¿Qué has hecho con tu bella secretaria? —pregunta frunciendo el ceño.
<< ¡¿En serio?! >>
—Pues veras Daniel, ella está trabajando en MBC Enterprise —le digo con orgullo.
—Vaya y por qué la has dejado irse, le hubieras subido el sueldo —replica en tono burlón—. Como puedes dejar de ver a esa belleza de mujer.
—Bueno Daniel, no hubiera podido pagarle lo que le van a pagar ahora —respondo divertido cruzándome de brazos y apoyándome en el respaldar de la silla.
—Que tacaño eres ¿Que diría tu padre?
—No le podría haber pagado lo mismo porque ahora ella es la nueva jefa de MBC Enterprise.
—¿QUE? ¡Bromeas! ¿Verdad? —Abre los ojos sorprendidos—, ¿Cómo ha podido llegar a ese puesto siendo secretaria aquí?
—Ella se llama María Fernanda Avery ¿No te dice nada su nombre? —Lo miro alzando las cejas.
Él me mira confundido. Blanqueo los ojos. A veces este hombre me exaspera.
—Su papá es Mikael Avery, el dueño de MBC.
—¡Nooo! ¡No lo puedo creer! —exclama abriendo los ojos de manera exagerada.
—Pues créelo, pero está más que claro que ella está preparada para hacerle frente a este trabajo como es debido.
—Así debe de ser, no creo que la coloquen en ese puesto por mero capricho.
Agarro las hojas que tengo delante de mí y empiezo a ojearlas, continúo hablando.
—Y con respecto a cómo haré ahora que no la veré por aquí. Pues fácil, la puedo ver cuando regrese a casa del trabajo —le digo sin mirarlo.
—Me estás diciendo que ella y tú están juntos. —Abre sus ojos sorprendido—. Eso quiere decir... que ella está esperando a tu... hijo. —Levanto la mirada cuando dice eso.
—Así es, ella es mi novia y espera a mis hijos para ser exactos —sonrío.
—¿Por qué el viejo de tu padre no me lo ha contado? —Se cruza de brazos— me siento ofendido.
—No hemos querido que salga a relucir porque ella trabajaba para mí, pero ahora que ella está trabajando en otro lugar, no hay razón para ser discretos.
Me mira analizándome
—¡Felicidades muchacho! —Se pone de pie y se acerca a mí, me abraza palmeando mi espalda—. Me siento feliz de que hayas encontrado tu camino después de todos estos años.
Ambos nos volvemos a sentar.
—Gracias Daniel —respondo—. Ahora dime a qué has venido, supongo que no has venido a cotillear sobre mi secretaria.
—Claro que no. —Acomoda su corbata recobrando la compostura—. Quiero publicar otro libro.
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María Fernanda:
El día había empezado bien, los nervios iniciales se habían ido y me sentía cómoda y segura de mí.
Había hecho que papá se vaya a descansar, podía contar con Maggie y eso me aliviaba.
Me había costado un poco convencerlo de eso, pero había accedido no sin antes prometer que lo llamaría si tuviera algún problema.
—Maggie, quiero pedirte un favor —hablo por el anexo.
—Dime Mafer.
—Quiero que hagas subir a la señorita Alicia —digo con una risa contenida
—Enseguida —Corta la comunicación.
Ahora va a ver esa mujer como debía tratar a las personas.
Luego de un rato se escuchan unos toques en la puerta.
—Adelante —respondo en voz alta.
—Permiso señora, me mandó llamar —ahora habla tímidamente.
—Así es, pase por favor señorita Ross, tome asiento —digo señalando la silla delante de mí.
Ella toma asiento y me mira con preocupación.
La miro fijo y empiezo hablar.
—Quiero hablar contigo sobre tu trabajo, la verdad es que no me agrada demasiado tener a alguien como tú trabajando para mí —explico en tono serio sin dejar de mirarla—. Tú manera de hablarme esta mañana deja mucho que desear.
—Discúlpeme señora Avery, yo no sabía que se trataba de usted —se excusa rápidamente.
—¿Lo que me quieres decir es que tratas a las personas según su importancia? —Levanto la ceja y continuo—. Entonces si es un ejecutivo el que entra a la empresa tú sonríes y le das el mejor trato. —Me pongo de pie y empiezo a caminar sin dejar de mirarla—, y dígame señorita Ross —Me detengo a su costado y la miro desde arriba, luego me inclino apoyando una mano en la mesa y otra en respaldo de la silla— ¿Qué sucede si alguien de mantenimiento se acerca a usted tratando de preguntarle algo? ¿Usted, como la trataría?
Alicia me mira.
—Yo... señora... lo trataría bien... solo que hoy... estaba de mal humor, discúlpeme por favor —responde tartamudeando.
Enderezo mi cuerpo y me siento en mi silla.
—La función de la recepcionista es recibir a las personas que entran a esta empresa, es la primera cara en ven al llegar. La manera en la que la recepcionista los recibe influye mucho en lo que la persona en cuestión piensa de nuestra empresa, las personas que entran por esas puertas no tienen por qué aguantar que la recepcionista tenga un mal día y este de mal humor.