Embarazo por Venganza

Capítulo 8

Alondra sintió que la vida no era nada para ella en ese momento. Intentó no llorar mientras tocaba el piano, se sentía asfixiada, pero siguió tocando la música con toda el alma. Pero una lágrima corrió por su mejilla, una gota tras otra ya no pudo contener más el dolor.

Sintió que se le desgarraba el alma al pensar en casarse con Apolo Chistos, un hombre al que no amaba. Lo que más le dolió fue que era una buena hija y una buena hermana, pero ahora su propia familia la arrojó a un matrimonio con el que no estaba de acuerdo.

Muchas cosas pasaron por la mente de Alondra mientras tocaba este piano. En ese momento dejó de tocar el piano y todos los invitados aplaudieron y felicitaron a Sirus por el talento de Alondra.

En ese momento su padre la llamó y ella bajó de donde estaba y Alondra empezó a saludar a todos. Recibiendo las mayores felicitaciones de ellos, una por tocar hermoso y la otra por su compromiso con Apolo Chistos.

 

— Mi hija es digna, ella es la luz en mis ojos.

 

Las palabras de tu padre fueron hipócritas, algo que nunca le ha expresado. En ese momento se acercó Apolo, con la misma majestuosidad e hipocresía que su padre.

 

— Oh, nunca imaginé que mi pequeña diosa pudiera tocar como ángeles. —Alondra lo miró con ojos llenos de odio.

— Mi hija es lo más preciado que tengo, ¿no es así, hija mía?

— Papá es el mejor autor que he conocido papá y usted señor es el hipócrita más vil del mundo.

 

Esto golpeó a Apolo como un balde de agua fría, Alondra no era la paloma sagrada que pensaba ni esa inocente hermana Helena. Se la imaginaba peor que su hermana.

 

— Oh, veo que tienes una personalidad diabólica, mi prometida

— Vaya al demonio señor, usted sabe que todo esto es una falsa.

— Falsa, no es porque hoy será mi prometida y seré su marido pronto

— Usted lo que ha hecho es cambiar de prometida, señor Apolo, porque soy la hermana menor de Helena, ella era quien tenía que casarse con usted y no yo.

 

En ese momento Alondra levantó la barbilla y salió directamente al jardín, quería respirar aire, se sentía asfixiada por demasiadas mentiras. Pero al salir, notó que Helena subía a un auto. A medida que ella se acercaba, ella necesitaba contarle cosas antes de no volver a verla nunca más.

 

— ¿Por qué permite que papá hiciera eso conmigo, Helena? —en ese momento, Helena se giró y la miró con ojos enojados.

— Ese estúpido de Apolo se casará contigo, eso fue lo que sugirió papá.

— Helena, sabes que el señor Apolo se casaría contigo, no yo, no quiero ser la novia reemplazante, tienes que aceptar tus errores.

— ¡Dios mío! Alondra, sabes qué, si eres una tonta, por no quedarte fuera de Grecia estudiando.

— Porque papá insistió en que yo fuera tu dama de honor en la boda. Por favor, Helena, pídale disculpas al señor Apolo.

 

Helena empezó a reírse de lo que decía su hermana, sabía muy bien cómo era Apolo. Era posesivo y si lo traicionaban, se vengaría. Pero para no ir en contra de los negocios de su padre, la mejor manera era abandonar Grecia por un tiempo.

 

— Y ahora Alondra, me voy, así que ten mucho cuidado con Apolo, porque es un hombre poderoso, pero también puede ser fogoso y tú eres una virgen…

 

Alondra se sonrojó ante estas palabras, pero no quería dejar ir a Helena. Entonces la agarró del brazo y Helena la arrojó al suelo. Alondra se quedó allí tumbada, humillada por su hermana. Entonces Helena subió al coche y salió de la villa. Dejando a su hermana pequeña en el suelo, llena de ira y llorando por todo.

Se levantó del suelo, caminó por la cocina y entró al baño para arreglarse, no pudo hacer más que mostrar su cara como Bouras Carras. Se maquilló y regresó a la sala con la cabeza en alto.

 

— Pensé que estabas dormida, hija, vamos, Apolo quiere terminar con esto ahora.

— No seas así, padre, y es mejor que acabe el circo.

Alondra parece haber cambió su corazón por uno de piedra. Su padre también.

—Vamos, Apolo está esperando en el salón.

 

En ese momento, mientras los dos caminaban hacia la sala de estar, Apolo chocó vasos para llamar la atención de los invitados. Y allí estaba Alondra junto a su padre y Apolo.

 

— Buenas noches a todos, como pueden ver, esta reunión es para presentarles a mi prometida.

 

Sirus tomó la mano de su hija y la colocó en la de Apolo. Él sacó un anillo de diamantes de su bolsillo en una caja azul. Luego se arrodilló frente a ella frente a los invitados, tomó su mano y sacó el anillo de la caja, poniéndolo en su dedo. Todos aplaudieron y felicitaron a la pareja.




Reportar suscripción




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.