Después de todo el alboroto y de fijar la fecha de la boda, Apolo se fue enojando. Todos los invitados se habían ido retirando a casa y otros acabarían de fiesta en otro lugar. Apolo necesitaba estar solo, Alondra, para él, era una joven aparentemente inocente. Pero él era mucho mayor que ella y estaba por cumplir 34 años, mientras que su hermana era mucho mayor que ella.
La verdad es que Apolo no supo manejar esto, hizo todo lo que pudo para vengarse de Helena. Así que la mejor manera de ahogar esa tristeza es ir a un bar y beber hasta no saber más de él. Subió al coche y se dirigió directamente hacia allí.
Cuando llegó lo llevaron a su mesa, a su lugar favorito, donde siempre iba cuando quería un trago para olvidar todos sus problemas. No podía quitarse la imagen de Alondra de su mente, en su corazón pensaba que había cometido un error al casarse con Alondra. Pero el solo recuerdo de aquel momento en el que vio a Helena con su amigo Renzo en la cama. Se enfureció y su corazón se llenó de odio y siguió bebiendo.
— Bienvenido, Apolo, en que podemos ayudarlo.
— Hola, Alexa normal, lo de siempre una botella de coñac.
— Entiendo, la traeré enseguida.
Entonces la mujer volvió y se sentó a su lado, mientras él bebía su trago, lo miró seriamente y le dijo.
— Veo que algo te pasa, Apolo, tomaste un sorbo de coñac y no es normal para ti.
— Me acabo de comprometer con la persona equivocada, pero anhelo venganza por lo que me hicieron.
— Vamos Apolo, estás a punto de casarte con la hija de Sirus Bouras Carras, qué pasó.
— La infortunada de Helena se acostó con Renzo, mi mejor amigo, y yo estaba comprometido con ella en ese momento. Ahora lo estoy con la hermana menor.
— Por favor, Apolo, tú no eres así, como que la hermana.
— Me prometí casarme con Alondra Bouras Carras, la hermana de Helena, para vengarme.
— Apolo no debería haber sido así, es una jovencita, tú no deberías ella, no te ha hecho nada. Su hermana es la responsable de lo que hizo, no esa pobre chica, y tú quieres lastimar Apolo.
— Es malo, lo que me hizo su hermana, además su papá accedió a dejarme cambiar de prometida, en una semana me casaré con Alondra, con esa niña.
— Apolo, ten cuidado con lo que vayas a hacer. Mira que puedes hacerte daño tú mismo.
— Sal de aquí Alexa.
La mujer se levantó de su asiento y caminó hacia la barra, mientras Apolo se perdía en sus pensamientos en cada copa de coñac que había bebido, en los recuerdos de Helena cuando la vio con Renzo en la cama. Unas horas más tarde, Apolo estaba tan borracho que Alexa tuvo que llamar a algunos de sus hombres para que lo llevaran a casa. Apolo no estaba en su juicio, está lleno de ira.
Mientras tanto, en la mansión Bouras Carras, todo había sido recogido y el personal se retiró después de la limpieza. Alondra subía a su habitación, su padre la detuvo en las escaleras y ella lo miró mientras él la llamaba para ir a hablar con él a su estudio.
— No estoy de humor, papá, lo que vayas a decir, dilo ahora.
— Está bien, sabes que de ahora en adelante debes dejar de andar con Eulices.
— Vaya, ahora me prohíbes salir con mis amigos.
— A Eulices, no quiero verlo, si lejos de ti, así que mejor no lo veas más.
— Padre, Será mejor que regrese a mi habitación antes de que me enoje contigo, y eso es pecado.
— Maldita sea Alondra, no me dejes hablar solo.
— Te lo dije, vuelvo a mi habitación.
Alondra se dio vuelta y subió las escaleras hasta llegar a su habitación. Cuando llegó se puso a llorar en su cama por todo lo sucedido. Estaba llena de pena, tenía una semana para casarse con el hombre que era el prometido de Helena. Asimismo, se quedó dormida de tanto llorar.
— Crees que puedes burlarte de mí, ¿qué estás haciendo aquí?
— Hablar contigo, amigo. —dijo Renzo apenas entró a la oficina de Apolo.
— No quiero verte Renzo, será mejor que salgas de mi oficina o llamaré a seguridad.
— Por favor amigo, déjame explicarte lo que pasó ayer.
— No me expliques nada, lo que vi es real, así que no hay nada que decir, y menos que vengas a decirme que Helena quiere volver conmigo.
— Por favor. Apolo fue ella quien me sedujo, y soy un hombre.
Apolo estaba enojado, corrió hacia Renzo y ambos comenzaron a pelear y Apolo los golpeó muy fuerte y Renzo los pateó. En ese momento llegó la secretaria y personal de seguridad. Los guardias de seguridad los detuvieron, pero Apolo continuó golpeando a Renzo, obligando a su amigo a abandonar la oficina y la empresa donde ambos trabajaban.
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Editado: 08.07.2024