En cada ocasión especial, desde que tenía doce años David estaba presente. Aún recuerdo cuando llego al colegio con su rostro infantil, una sonrisa tímida con brackets verdes como sus ojos.
Nuestra amistad no fue instantánea, pero frecuentaba mi casa por los negocios en común de nuestros padres. Su padre, a diferencia del mío, era amable, gentil y respetuoso. En cambio, Liam Wilson era distante, agresivo para los negocios y de vez en cuando, jugaba sucio.
Sorprendentemente, jamás jugó chueco con Dominik Roux, el padre de David. Manteniendo una amistad durante años.
Fue hasta los dieciséis que mi relación con David Roux se hizo cercana, cuando este me encontró llorando por Eric Davalos un chico dos años mayor, que solo quería divertirse con la niña rica e ingenua que solía ser, admito que ser una fanática de las películas románticas me cegó demasiado, veía durante horas un amor para recordar, que aunque su desenlace era algo triste, me daba un bonito mensaje sobre el amor. Que debes quédarte con la persona que te de todo lo que siempre deseaste, sin necesidad de pedirlo.
Pero era demasiado perfecto para ser real, por suerte escuche a Eric junto a sus amigos, el día del baile de su graduación. Como expresaba sin vergüenza alguna sus sucias intenciones.
— Su padre es rico e importante, y ella es linda, solo necesito pasar esta noche con ella, tomarle un par de fotos y amenazarla con difundirlas, para cobrarle unos cuantos millones, con algo tengo que pagar la universidad.
Dijo mientras reía con sus compañeros de clase.
— Eso no es bueno amigo, pero que inteligente, esa tonta se ve que se muere por ti.
Aun con mi maquillaje corrido por las lágrimas, tire los dos vasos de ponche que sostenía, vertiendo su contenido en los rostros de Eric y su amigo. No satisfecha con eso, levante mi palma y golpee su rostro.
Y vaya que dolió, mi palma estaba igual de roja o más que su mejilla, pero ese idiota se lo merecía.
¿cómo había sido tan ingenua?
David bailaba junto a la chica de sus sueños adolescentes, Nicol Coleman, una despampanante morena con las curvas en los lugares adecuados. Aun así, David corrió junto a mí. Nunca habíamos platicado demasiado, de vez en cuando jugamos videojuegos, veíamos películas en el cine. Solo porque nuestros padres nos dejaban de lado para atender negocios, sin tener que cuidar de sus hijos preadolescentes. Pero jamas habíamos sido cercanos respecto a nuestros problemas y sentimientos reales.
Pero esa noche, él fue mi caballero al rescate. Me tomo por los hombros, refugiándome en el calor de su cuerpo delgado y enclenque. Oculte mi rostro en su pecho. Notando que mi escandalo capturaba una que otra mirada curiosa.
— ¿Que te pasa niña estúpida? ¿No es lo que querías? Salir conmigo y divertirte, solo eres una calienta...
La voz grave de David se hizo notar.
— No te atrevas a continuar con esa frase, Amber jamas se fijará, en una basura como tú.
—¿Escuchaste eso amigo? ¿acaba de llamarme basura?
Eric Davalos, con su imponente metro noventa, superior al uno setenta de mi amigo, se abalanzó en su dirección con toda la intención de golpear su rostro. Pero David, era bueno en las artes marciales, esquivo el golpe y logro que el cuerpo de Eric cayera al suelo.
Aun con su delgado cuerpo, conocía las técnicas adecuadas para defenderse de los tipos problemáticos, como Eric.
—Diablos, debemos irnos ahora, Amber, antes de que este idiota les llame a sus amigos.
David levanto mi cuerpo por los aires, y me llevo sobre su hombro, mientras el corría por su vida. Aunque era una posición y trayecto incomodo. Me sentía como princesa.
Llegamos a la calle privada de nuestra residencia, su casa estaba unas cuadras después de la mía. Estábamos en mi patio trasero, recostados sobre el césped, mirando las constelaciones.
David acariciaba mi cabello, mientras yo, continuaba llorando por la humillante noche que había tenido.
Cuando mi llanto termino. Cuestioné la loca decisión de David. Sobre rayar el automóvil de Eric.
— Olvídalo David, no vale la pena. Aun no puedo creer que dejaras a Nicol para ayudarme, muchas gracias, enserio.
—No es la gran cosa, Nicol es hermosa pero no es la única chica con la que soñare en la vida, pero no podía dejar que humillaran a mi mejor amiga.
— ¿Mejor amiga? No creí que nuestra relación se encontrara en ese nivel. Si soy sincera contigo, no te consideraba ni mi amigo, quizás uno de la infancia, pero no tan cercano como para ser el mejor…
—Eso dolió, pero si, no acostumbro a tener amigas, y tú eres la única a quien considero una.
— Bueno viéndolo de esa manera...A partir de hoy, serás mi mejor amigo.
Le dedique mi mejor sonrisa y bese su mejilla.
"Por mi parte no se nada con certeza, pero las estrellas me dan ganas de soñar". Musito David con voz melosa, citando a Van Gogh.
— ¿Te quedas a dormir?
Lo cuestioné mientras hacia un puchero en un intento de convencimiento. Notando la duda en su mirada continue intentando.
—Aun esta la casa del árbol en la que solíamos ocultarnos, durante las aburridas cenas de negocios, tu leías comics y yo mis revistas de espectáculos y moda.
—Lo recuerdo, me obligabas a ser tu compañera de pasarela, usando los vestidos en tendencia que utilizaba Paris Hilton, con una peluca rubia y me maquillabas mientras dormía.
—Lo siento, las otras niñas ricas no querían jugar conmigo.
Solté con algo de tristeza, en un ultimo intento de chantaje, realmente no deseaba sentirme sola esa noche.
—Me quedare, solo promete que ¿no me maquillaras? Tengo una reputación que mantener.
—Descuida guapo, ninguna chica se enterará de tu pasado.
Al día siguiente mi padre casi mata a David, claro, que podía pensar al encontrar a su hija de dieciséis años, acurrucada con su mejor amigo, quien solo dormía con el bóxer puesto.