El viernes estuve en casa, Andrew había salido de la ciudad ese día, y los casos del mes estaban seleccionados y asignados, así que me dio el día libre. No había hablado con él acerca de mi inapropiado comportamiento al tomar la información del caso. Me temía que por esa imprudencia mi desempeño y puesto laboral se viese afectado. Pero aceptaría las consecuencias, al final del día tome la decisión consciente de que estaba mal, era algo que merecía.
Ese día Maximiliano estaba demasiado ocupado, planeando las propuestas de negocios a los clientes que acudirían al evento del sábado. Me gustaba que no solo fuese seguro en los negocios, sino en todo lo que realizaba, esa seguridad logro que me interesara y le diera la oportunidad de ser parte de mi vida. Inconscientemente recordé a David, él estaba seguro cuando me declaro sus sentimientos, yo fui la cobarde que escondió los suyos y permitió que se fuera. Había sido tan tonta, pero esa decisión ya no tenía vuelta atrás, ahora debía apreciar los buenos sentimientos que tenía Maximiliano, junto con ese magnetismo que emanaba, el cual me impedía sacar mi vista de él, con esa mirada seductora y su melodiosa voz extrajera, junto a cada detalle que tenía para mí, solo necesitaba tiempo, para atreverme a dejarlo entrar a mi corazón, porque este aun mantenía un inquilino.
Jason llamo emocionado durante la tarde, apresurándome a llegar a la empresa Wilson, para mostrarme el maravilloso vestido que había elaborado para mí.
Mariane se había ofrecido a llevarme, debía terminar unos papeles de la oficina, ella era una gran administradora y tenía un gran hombre a su lado, aunque Michael tenía múltiples responsabilidades con su cargo en industrias Roux, no dudaba en auxiliar a mi hermana cuando algo estaba fuera de sus manos. Después de todo, el poseía mayor experiencia en los negocios.
Los salude con efusividad, había reparado la relación con mi hermana y la quería demasiado, ni hablar de su novio Michael, lo adoraba no dejo de amar a mi hermana, aun cuando mi padre se opuso y le quito su puesto de trabajo, sin olvidar que la apoyo en la demanda para obtener industrias Wilson. Es un hombre amoroso, leal, valiente, todo lo que Mariane se merece.
Ellos no dejaban de sonreír como locos enamorados, aunque ambos tenían vidas ocupados, continuaban planeando su boda y lucían muy emocionados al respecto.
Al llegar a la empresa Jason me arrastro a su lugar mágico, o así le llamaba, al estudio que tenía.
—Cierra los ojos. Quiero que te sorprendas al ver la maravillosa pieza que diseñe, solo para ti chica.
—De acuerdo.
Dije riendo por sus saltos de alegría.
—No te atrevas a abrirlos ni un poco, hasta que cuente cinco.
Asentí emocionada. Escuche como movía algunas cosas, y el desliz de la cortina que cubría su taller, solo él tenía acceso a esa parte de su estudio porque temía que alguien fuese un espía y plagiara sus diseños, en mi opinión lo creía un poco exagerado, pero al tener una prueba de vestuario en la temporada de verano pasada, un chico entro a las instalaciones y tomo fotografías de las modelos, por fortuna Jason se dio cuenta y eliminaron todo el contenido que había tratado de robar esa persona.
—Uno, dos, tres, cuatro, cinco.
Abrí los ojos cuando su cuenta regresiva concluyo. Woow. Estaba impresionada, tenía frente a mí un vestido violeta, con pedrería en el corsé el cual era corte corazón, la falda del vestido caía en cascada con ondas sutiles, dándole ligereza y un poco de volumen, era precioso.
—Jason, te adoro, muchas gracias, es hermoso.
Corrí a su lado y lo estreche en mis delgados brazos. Este se carcajeo, mientras aceptaba mi abrazo. Ahora entendía porque Mariane lo llamaba hada madrina, en verdad lo era.
Me fui a casa feliz con mi maravilloso vestido, aun había tiempo para comprar unas zapatillas y maquillarme.
Quería sacar de mi cabeza a David, pero durante mi visita en la empresa, me fue imposible hostigar a mi hermana en busca de información sobre su vida. Pero aparentemente estaba de regreso temporal, únicamente por negocios. Por un momento creí que, me había perdonado.
Desheche con rapidez, las falsas esperanzas acumuladas en mi cabeza, eso no sucedería. Todo se había ido al caño, y lo había hecho en grande. Por que tal vez, nunca lo recuperaría, ni siquiera como mi mejor amigo.
Fui de compras al centro comercial, en busca de las zapatillas ideales, para ese deslumbrante y majestuoso vestido. Después de probarme diez pares, encontré los indicados, eran plateados, con un tacón fino alto que gritaba arma asesina, pero su color y esas piedras uva que venían a juego con mi vestido me llamaban, no me importaba romperme el tobillo si era por culpa de esa belleza de calzado.
Mi maquillaje era ligero y simple, porque mi vestido era más que suficiente destacando toda mi belleza. Sentí alegría al contemplar mi reflejo con brillo nuevo. Maximiliano había llegado a mi vida en el momento indicado y aunque, continuaba pensando en el chico que robo mi corazón, Maximiliano estaba recuperando las piezas poco a poco.
Maximiliano llego al departamento por la noche, usaba un traje negro con una camiseta lila combinando con mi elección de vestido. Seguro Jason se lo dijo. Se veía atractivo y sensual. Instintivamente me incline en busca de su boca. Sus labios carnosos se fusionaron con los míos por un minuto demasiado prolongado, que me termino dejando sin aliento. Aun podía saborear su sabor mentolado, cuando volví de mi frenesí solté una risa nerviosa.
—También te extrañe nena.
Dijo con su voz profunda.
Me sorprendí, al llegar al evento junto a Maximiliano. Porque el causante de todos mis males, David, estaba entre los asistentes junto a la chica rubia de sus fotografías en Instagram. Su traje se acentuaba a la perfección, sus músculos sobresalían con su espalda ancha y trabajada. Y ella, se veía como una princesa, con un vestido rosa pastel de seda. Era simple pero elegante.