Ni siquiera podía moverme, porque todo ocurrió de un momento a otro, David miro en primera instancia a Andrew con la consternación marcada en el rostro de ambos.
Había dos descendientes Roux, uno con rasgos sutiles y otro con rasgos prominentes, pero en ambos era evidente que tenían un lazo sanguíneo, incluso antes de conocer la existencia de otro chico Roux, había comparado a Andrew con David. Porque además de ser atractivos, eran testarudos y obsesivos por la perfección. ¿Cómo no lo note antes? Claro jamas imagine lo pequeño que era el mundo.
David dejo sus ojos sobre mi cuestionándome sin emitir palabra alguna.
Él sabía que, yo lo sabía. Que le había ocultado la existencia de ese medio hermano. El dolor que atravesó su mirada se me clavo en el pecho porque si tan solo se lo hubiese confesado antes, tal vez esa mirada de sorpresa y decepción no sería dirigida sobre mí.
Y aunque la desesperación en el rostro de Amber le dio la respuesta a la pregunta que temía hacer, la cuestiono.
—¿Lo sabias Amber? ¿Sabías que mi padre tenía otro hijo?
La tierra nunca se abrió y me trago por mucho que espere que sucediera.
Nadie en la estancia hablaba, agradecía internamente el hecho de que Dominik continuaba absorto en los papeles de su oficina ajeno al caos que se desataba en la estancia, claro que eso, no duraría demasiado.
—David déjame explicártelo todo, por favor.
¿Cuántas veces antes había dicho esa misma oración? No había notado que estaba llorando hasta que escuche como mi voz salía rota.
—¿Lo sabias o no?
No quería decirlo, pero a estas alturas no quedaba otra opción.
—Si, lo sabía. Pero, no tenía idea de que era Andrew, también es una sorpresa para mi. ¿Puedes confiar en mi?
Quería que aun mantuviera un poco de fe en nosotros y en mí, en que no todo el tiempo fui una mentirosa.
—Hijo Amber tiene razón, yo le pedí que investigara la situación, el llamo hace tiempo diciendo ser hijo de tu padre, pero no podía creer algo así. Tiempo después me visito un detective privado que el mismo envió, confirmando su existencia.
—¿Por qué se lo contaste ah Amber, y no a mí?
—Porque tu madre planeaba divorciarse de tu padre, al creer que la engaño cuando estaban casados y…
David me miro con resentimiento y termino de hablar por mí.
—Y tú te acabas de graduar como abogada ¿tu primer caso? ¿un divorcio? Seguro estas cobrando una gran tarifa a mi madre.
Su certeza diciéndome que era una persona ambiciosa me afecto, el me conocía desde hace mucho tiempo, lo suficiente como para saber que esa nunca fue mi prioridad al estudiar derecho. Pero él se expresaba desde el rencor y dolor, todo lo que sentía por mi ahora.
Andrew se mantenía en silencio, en el sofá. Lisa lo miraba con fijación, encontrando a detalle los rasgos físicos que compartía con su esposo.
Finalmente, después de eternos minutos, Andrew hablo.
—No vine a su casa para hablar sobre mis asuntos personales, estoy aquí por Amber.
David soltó una risa carente de emoción.
— ¿Por Amber? ¿ahora sales con él?
Dijo David en un estado de histeria, por la impactante noticia sobre su medio hermano.
— ¿de qué hablas David? Dios, no. Él es mi jefe, mi amigo. Además de que tiene novia ¿Cómo puedes pensar eso de mí?
Hable de inmediato defendiendo mi persona y la de Andrew. Dejando en claro que solo teníamos una creciente amistad y relación puramente laboral.
Dolía ver la duda en su rostro, el día de ayer y esta mañana me veía con plena adoración, y hoy no había nada de eso. Todo se había ido por la borda. Al carajo mas bien.
—Sinceramente, siempre encuentras nuevas formas de hacer que desconfié de ti.
Eso me lastimo, más de lo que imagine. Pero era verdad, le había mentido. Y una vez más el destino se encargó de revelarle todo antes de tener yo misma la oportunidad de hacerlo.
—Escucha niño, Amber es mi compañera de trabajo y una gran amiga. En este momento su vida…
Se dispuso a hablar Andrew revelando la razón por la que había viajado a walla walla, pero no termino su oración porque en ese momento su padre, con el que nunca mantuvo contacto hacia acto de presencia.
— ¿Qué está pasando aquí? ¿Quién es este joven?
Lisa lo miraba llena de nervios, sin decir nada. David seguía con la mandíbula apretada intentando entender todas las emociones que se desataban en su interior. Ninguno podía emitir algo coherente, mucho menos Andrew que estaba de cara a mi y de espaldas a Dominik, su cuerpo estaba tenso y sus ojos vidriosos, lucia aterrado de darle cara al padre que nunca conoció. Pero el día había llegado. Le sonreí en un intento de darle fortaleza y ánimo. Para después pronunciar las siguientes palabras.
—Señor Roux…él es mi jefe, el mejor abogado de Nueva York, Andrew Miller y su hijo.
Claro debía presumir el prestigio de Andrew, luego me lo agradecería.
Andrew se giró con lentitud, conectando sus miradas azules. Todos nos quedamos pasmados en espera de la reacción del Señor Roux. No me sorprendió cuando este lo envolvió entre sus brazos, así sin más. Sin emitir ninguna palabra en antelación. Simplemente lo abrazo de forma fraternal y lloro de…felicidad.
Eso me demostraban sus ojos. Estaba contento por conocer a su hijo. Había hecho lo correcto al venir directo a Walla Walla por mí, de no ser así, este momento hubiese tardado veinte años más quizás para conocerse algún día.
—¿Eres hijo de Marie Miller?
Cuestiono Dominik, aun mirándolo como si de un sueño se tratara. Porque claro que todo esto era surreal. Justo ahora no me importaba si David me odiaba, porque había reunido a Dominik con su hijo, y esa felicidad mezclada con nostalgia me reconfortaban gratamente.
Hasta que las malas noticias salieron de forma entrecortada de la boca de mi jefe.