Embriagame con tu amor

Capítulo 27

 

Punto de vista de Amber Wilson

—¿Sucede algo hermana?

Comente encontrando a Mariane atorada en su vestido blanco con detalles de encaje, trasparencía y perlas, su falda era amplia. Un vestido de princesa.

—Este vestido se rehúsa a subir…

Musito sofocada y Rebeca cayo de lado detrás de ella.

—¿Dónde está Jason? Cuestione ayudando a Rebeca a levantarse e intente subir la cremallera de la falda.

—Fue por su novio, regresa en media hora, pero la boda está por iniciar…

—Entiendo, pues sume esa pancita, para ayudar a Rebeca.

Ella sigue mis indicaciones, tendí mi mano a Rebeca, para que se levantara del piso. La acepto y después de sacudir su vestido, me apoyo uniendo la cremallera, mientras yo intentaba subir el cierre. Segundos después, logramos con éxito que la falda quedara en su sitio.

—Y ¿Cómo te fue con David? Cuestiono mi hermana. Gire los ojos por su predecible cuestionario, Rebeca no se quedó atrás me miraba divertida, esperando respuestas. 

—Bien, eso creo, estaba demasiado nerviosa

—Debiste verlos Mariane, parecían dos adolescentes enamorados.

—Me imagino, siempre lo fueron, no se porque tardaron años en atreverse…

La observación de mi hermana se clavó como aguijón en mi pecho, sentí vergüenza a la vez porque era la verdad. Nosotros siempre fuimos el uno para el otro. Estaba tan aferrada a la idea de que nuestra amistad se destrozaría, si algún día me atrevía a ver a David como una posibilidad. Pero el nunca fue una posibilidad. El era el chico indicado. 

—Lo se, me arrepiento tanto, espero no sea demasiado tarde para nosotros. Dije confesando mi mayor temor, después de todo lo acontecido en el ultimo año, dudaba que mi historia con David continuara como un cuento de hadas, esto era una cruel realidad.

Ambas me observaban como si hubiese perdido la cabeza.

—Pero ¿qué dices Amber? ¿Has visto la mirada de David cada que está a tu lado?

Dijo mi hermana y Rebeca la siguió con

—Ese chico esta completa e irrevocablemente enamorado de ti.

Ambas me lanzaron una mirada de advertencia, agradecí por ello, porque mi lado poco racional estaba pensando en huir al ser demasiado cobarde como para afrontar todas y cada una de las emociones que David despertaba en mí. Pero ya no más, la Amber cobarde y asustadiza se había marchado. Merecía ser feliz después de todo lo malo que venia arrastrando.

Un golpeteo en la puerta interrumpió nuestra platica de chicas, mi padre entro en la habitación. Él se había redimido con todas nosotras, conmigo y Mariane por crear una rivalidad y sentimientos de inferioridad entre nosotras. Se disculpo con Mónica, la madre biológica de Mariane, por haberla alejado de su hija durante años, era algo que continuaban trabajando, pero al menos podían tolerarse. Mi amorosa madre que tolero su lado déspota por amor a él, pero llegado un límite decidió poner el ultimátum, el correspondiendo el amor incondicional de mi madre acepto sus errores y se enfoco en mejorar su forma de ser. Claro que todo toma su tiempo, pero en retrospectiva mi familia nunca se había sentido más completa que ahora.

—¿estas lista cariño? Michael esta ansioso, me a preguntado si te has arrepentido.

Dijo con burla mi padre, porque mi hermana jamas se arrepentiría de su amor por Michael, incluso enfrento a mi padre por él.

—Debe de estar muy nervioso, nunca se librara de mi.

Con ese comentario, salió de la habitación tomando la mano de mi padre, tenia una hija que entregar.

Sali junto a Rebeca en dirección al jardín, en donde se llevaría acabo la ceremonia. Está fue robada de mi lado por su novio Andrew, el cual al tomo de la cintura y planto un beso en su mejilla. Rebeca solo me miro con las mejillas sonrojadas, sorprendida por la muestra de afecto de Andrew. Se alejaron tomados de la mano. Busque con la mirada a mi mejor amigo, el se encontraba en una banca del jardín.

—Regrese

—Te extrañe. Dijo de inmediato mirándome a los ojos. Ya lo había mencionado, cuando me vio un momento antes, pero esta vez, sus palabras me calaban aun mas en el pecho. Era una sensación cálida, como si perteneciera a este sitio, el era mi lugar seguro.

Sin pensar en las consecuencias o en el mañana, tome su mano, cuando lo tuve frente a mi, tire de su saco acercando su rostro al mío, entonces con los nervios y las emociones a flor de piel, lo bese. El tomo mi cintura con sus manos acercando por completo mi cuerpo al suyo. Duro y firme, mostrando todo ese trabajo que realizaba en el viñedo.

Una tos incomoda nos interrumpió el momento. Me aleje aun con la vista nublada por la ensoñación de estar entre los brazos de David. Pero de inmediato volví a la realidad, mi madre me miraba con sorna.

—Lamento interrumpir, tortolitos pero la boda está por comenzar.

Dijo mi madre, sin decir nada más, regreso al centro del jardín, en donde se encontraban la mayoría de los invitados.




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