Punto de vista de David Roux
De verdad ansiaba hablar con Amber, había esperado durante meses. El momento perfecto para dejar en claro mis sentimientos por ella. Aunque las palabras salían sobrando, ella era consciente de la adoración que sentía por ella.
La veía mirar a través de la ventanilla de mi automóvil, lucia confiada, pero el constante movimiento en sus manos me alertaba de que se sentía nerviosa. Mi pecho de lleno de alegría al percibir que aun tenía ese efecto en ella. Mi semblante se veía sereno, pero por dentro me asechaba la incertidumbre. Ahora ya no había ningún loco amenazando nuestras vidas, mucho menos el miedo de aceptar sentimientos desconocidos. Porque después de todo, la línea de amistad se había cruzado hace tiempo. Esta vez, no me iría de Nueva york con el corazón roto.
Había planeado todo a la perfección. Arregle mi viejo departamento el cual no utilizaba hace tiempo por mi cargo en Walla Walla Valley. Nuestra conversación debía ser en el lugar ideal, un sitio familiar e íntimo. Ese departamento estaba lleno de tardes de películas, noches de peleas de cosquillas y abrazos cuando la vida parecía difícil. Demasiado cursi para cualquier tipo, pero no para mí, nada es demasiado cursi cuando lo haces por la chica que amas.
Llegamos al departamento, abrí la puerta de Amber y le tendí mi mano para bajar. Una costumbre que mi padre me enseño. Entrelace su mano con la mía y entrando al edificio. Podía sentir las corrientes eléctricas con el solo contacto de nuestras manos.
Al llegar al elevador, su mano se liberó de la mía. La observe desconcertado. Intentando encontrar alguna razón para causar su molestia. Pero mis pensamientos fueron interrumpidos por sus brazos que se aferraron a mi cuello, mientras ella se inclinaba para chocar su boca con la mía. Era un beso suave y lento. Hasta que, con atrevimiento, mordió mi labio inferior para profundizar nuestro beso. Me gustaba la Amber traviesa, la mayoría del tiempo era tímida. Pero me estaba percatando de que era una versión más confiada en si misma. Y claro que yo jamas, rechazaría sus besos. Al contrario, daría todo lo que poseo si mi premio es estar junto a ella. Cuando el ascensor se detuvo, ella se alejó de mi con las mejillas rojas. Apenada por su frenesí.
Le sonreí divertido, asegurando que todo era correcto. Sujete su mano nuevamente ahora camino a mi departamento. Al entrar un camino de linternas en forma de rosas iluminaban el pasillo. Había pensado en utilizar pétalos y velas, pero con nuestra suerte, terminaría en incendio. Amber amplio sus ojos impresionada por el aspecto romántico de mi departamento.
—Dios mío, David, no sé qué decir, esto es hermoso
—Espera llegar a la estancia, tengo muchas sorpresas para esta noche.
Prometí besando su mejilla brevemente, continuando el recorrido.
Sus ojos se volvían a llenar de incredulidad, al ver la estancia. La pequeña mesa, era adornada por un enorme ramo de rosas, pedí el más caro y bonito del lugar. Junto a esta había una caja pequeña, con un detalle especial para mi chica.
Ella seguía sorprendida, me aleje de ella y tome el ramo. Sostuvo las rosas con delicadeza y admiro el color y olor de estas. Sus ojos amenazaban con inundarse de lágrimas.
Sonreí, intentando tranquilizar su emoción, roce su mejilla con mi mano, sintiendo su respiración entre cortada.
—Antes de decir todo lo que debemos hablar, permíteme volver a sostenerte.
Me miro con confusión, hasta que la música específicamente You and I de one direction sonó desde algún lugar en la habitación. Elegí esa canción porque ella era una gran fan, además de que la escuchábamos juntos durante horas en nuestra adolescencia. Pero mas que nada porque decía un poco todo lo que sentía por Amber. Sus ojos brillaron en apreciación a la canción. Me sonrió divertida porque solía quejarme acerca de sus gustos musicales, pero yo era un chico que prefería a Linkin park.
Se acerco a mi posando sus brazos sobre mis hombros y rodee su cintura con mis manos, hasta que terminamos danzando con lentitud.
—Te amo Amber Wilson. Dije besando su mejilla.
—Te amo, David Roux.
Me aleje de ella cuando la canción termino. Apresurándome a tomar en mis manos el regalo.
—Y esto es un collar. Dije abriendo la pequeña caja. El collar resplandecía con un dije de medialuna el cual era de oro blanco con un diamante de color azul mar, como sus ojos, que representaban una estrella. Porque ella era mi universo.
—Es precioso David… dijo Amber casi sin aliento. Intentando adivinar el porqué de mis acciones
—No te puedo prometer que te daré la luna y las estrellas, pero lo que si hare, es hacerte sentir que las mereces todos los días. Y no te alarmes, esto no es una propuesta de matrimonio. Pero si es una propuesta, nunca dejare de ser tu mejor amigo, pero me encantaría ser más que eso. Quiero ser la persona que represente tu hogar, tu lugar seguro, sostener tus manos y besarte, todos los días que la vida me permita. Entonces ¿Amber Wilson quieres ser mi novia?
Pregunte sintiéndome como un adolescente con su primer amor, que mucho se acercaba a la realidad.
Ella me observo impactada con sus bellos ojos azules, parpadeo un par de veces para dejar salir pequeñas lágrimas. Para después asentir con efusividad y arrojarse sobre mí. Me abrazo con fuerza como si temiera perderme.