Embriagame con tu amor

Epílogo

Andrew Miller

Cuando mi hermano llamo, meses después de su reconciliación con Amber, pidiéndome ayuda para investigar cuál sería su boda ideal me burle en su cara, metafóricamente hablando porque estábamos a kilómetros de distancia. Nunca había visto el matrimonio como una posibilidad en mi vida. Mi madre había sufrido por amar demasiado a mi padre, tanto que lo dejo ir aun cuando eso la destrozo eternamente. Sin embargo, mis amigos, como Michael Turner se había casado y mi ahora medio hermano David Roux, estaba por casarse. ¿Qué tenia de grandioso el matrimonio? Atar tu vida a la de otra persona ¿con que finalidad? No creía en el felices para siempre, porque la vida constantemente nos llena de pruebas, algunas con finales desastrosos. Prefería ahorrarme el trago amargo y continuar disfrutando mi soltería.

Aun con mi poca fe en el amor, apoye a mi hermano, interrogando durante semanas a Amber, intentando sonar casual y justificándolo con una sorpresa para mi novia, Rebeca. La boda improvisada, había resultado perfecta. Por supuesto, aunque fue una sorpresa para Amber, David se encargo de que todo fuese como ella lo habría planeado. Porque ella, aunque estaba locamente enamorada de mi hermano, jamás hubiese aceptado casarse si la boda no era la de sus sueños. Y vaya que se sorprendió, recién la noche anterior David le había hecho la propuesta. 

Rebeca fue mi acompañante en la boda, ella lloraba emociónada cuando Amber y David intercambiaban sus votos, el primero en hablar fue mi hermano. 


—No hay nada asegurado en la vida, pero desde que nos conocimos Amber Wilson sabía que terminaríamos aquí, eres mi mejor amiga, la mujer que amo y ahora mi compañera de vida. No existen palabras suficientes para expresar el amor que siento por ti, pero me esforzaré la vida entera para qué recuerdes todos los días lo mucho que lo hago.
—No tenía preparado un discurso, porque nadie me aviso que me casaría hoy, pero sé que, tú David Roux eres la persona que ilumina mis días, mi mejor amigo y el amor de mi vida. Estoy ansiosa por lo que el futuro nos depara porque a tu lado cualquier cosa será perfecto, te amo.

La celebración se llevo acabo en el jardín de los Roux, Rebeca suspiraba con ensoñación al ver como los novios bailaban en medio de la pista improvisada en el jardín. Con la canción de perfect sonando de fondo. Una cursilería, pero les quedaba, ambos se conocían desde su adolescencia, habían crecido como mejores amigos y eventualmente mutaron otros sentimientos. Se escuchaba dulce como esa historia ideal de cuento de hadas, pero nada estuvo más alejado de la realidad porque tuvieron bastantes obstáculos para llegar a este día. Supongo que este se consideraría su final feliz o incluso el comienzo de una vida llena de felicidad. Lo merecían.

Me gustaba estar con Rebeca, desde nuestro primer encuentro la atracción estaba ahí, teníamos esa química, la chispa que mencionan en múltiples películas de romance. Para mí, no era más que deseo. Y ella estaba cansada del romance, después de conocer a grandes idiotas que no valoraron a la gran mujer que tenían a su lado, tiro la toalla en el amor. Dudaba que estuviese dispuesta a enamorarse de un tipo como yo. Era éxitoso y el mejor abogado de Nueva York, acababa de enterarme que era hijo de un empresario multimillonario, además de que era muy atractivo. Pero esto solo era el exterior, en el pasado careci de mucho aun ahora veo el reflejo de ese chico. Y en el lugar de mi corazón se mantenía un vacío ese que dejo la muerte de mi madre, el dolor al recordar como aun en su lecho de muerte pensaba en mi padre, ese hombre que amo más que a ella misma, con el que jamás logro ser feliz, me llenaba de furia. No era posible amar tanto a alguien como para nunca olvidarlo. Por eso el amor no era perfecto, el amor te destruía y me consideraba lo suficientemente inteligente como para evitarlo. Pero Rebeca no dejaba de ser una chica, aunque lo negaba, era consciente de que, en su interior aun deseaba encontrar ese amor ferviente, y yo, no era el hombre adecuado.

Pero no podía mentirme, esa chica de piernas largas, piel tostada y ojos rasgados era mi perdición. Ella podía pedirme que me tatuara la inicial de su nombre y lo haría sin chistar. Pero eso no significaba que estaba enamorado… ¿o sí?

 

 

 

Fin.




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