Emerald, la usurpadora del trono [ya A La Venta]

ж Capítulo XX: Vinculación. ж

En cuanto terminaron de hablar, Julian, quien aún seguía transformado en dragón, observó como los profesores comenzaban a salir del cuarto. Sin embargo, de un momento a otro, Dindarrium observó hacia donde él estaba, y tuvo que alzar la cabeza por encima de los bordes de la ventana para evitar que lo descubriera.

Ya sin riesgo de ser visto, descendió al suelo de forma ágil y reptó hasta los arbustos donde Emerald y Draven estaban escondidos. En cuanto llegó, suspiró de cansancio y sacudió su cabeza ligeramente.

—¡Es un dragón! —dijo Draven en voz baja mientras apretaba los dientes. Julian puso los ojos en blanco tras oírlo y volvió a su forma original.

Draven lo observó expectante, era la primera vez que veía a una persona transformarse en una criatura. Volteó hacia Emerald, esperando verla igual de sorprendida, pero ella estaba muy calmada.

—¿Sabías que podía hacer eso? —le preguntó.

—Me enteré hace algún tiempo.

—Las cosas se van a poner estrictas para nosotros —dijo Julian antes de que el castaño pudiera preguntarle cómo lograba transformarse—. Al parecer, Eugene tuvo una visión en la que éramos asesinados. Van a entrenarnos como si no hubiera un mañana a partir de ahora, y cada profesor va a ser el encargado de nuestra protección dentro de la escuela.

—¿Asesinados? —Draven se puso pálido de golpe—. Es decir que vamos a morir... ¿de morir?

—¿Qué otro morir puede existir? —cuestionó Julian con la ceja enarcada—. Bueno, en realidad de ti no se dijo nada. Al parecer, los únicos que no llegaremos al otro año seremos Diamond y yo.

—Pero ¿qué va a pasarnos? —Una sensación gélida recorrió el cuerpo de Emerald. Por inercia, se sujetó el brazo que ahora poseía aquellas marcas de sutura.

—Ni siquiera ellos lo saben, es por eso que están tan inquietos y preocupados.

—¿Habrá algo que podamos hacer? —preguntó Draven.

—Prepararnos. No sabemos quién nos atacó en el bosque, esa persona podría estar dentro de la escuela.

—Pero los docentes son personas elegidas por el mismo director Giuseppe.

—No es muy difícil tomar la apariencia de otra persona. —Al oírlo, el estómago de Emerald dio un vuelco—. Sé que hay hechizos que te permiten tomar la apariencia de alguien más, pero es magia muy compleja, requiere de mucho control, estabilidad y cantidad de magia para poder tomar la forma de alguien durante tanto tiempo.

—¿Y no crees que de haber un impostor ya lo hubieran descubierto? —La princesa sujetó sus dedos con evidente incomodidad.

—Giuseppe no está junto a los profesores las veinticuatro horas. Durante el tiempo que no los ve, el infiltrado podría volver a su apariencia natural.

—¿Entonces no podemos confiar ni siquiera en nuestros docentes?

—No, solo nos tenemos a nosotros. —Julian realizó una breve pausa y luego sacó el diario de Cuervo para que los otros pudieran leerlo—. Estuve escuchando que dentro de dos días, cuando la luna esté en su máximo apogeo, Madam Lilehart preparará un hechizo en el revelador para poder tener visiones más claras. Esto puede ayudarnos, tal vez encontremos la forma de abrir el diario que tú tienes, Diamond.

Tras oírlo, Draven se separó un poco de los otros dos y los miró con atención.

—¿Sabe del diario? —le preguntó a Emerald.

—Sí, él tiene otro.

—¿Sabe lo de...? —Draven la observó y ella negó con un sonoro suspiro.

—Tengo que decirte algo, Julian.

Emerald se alejó unos pasos y estiró las palmas, un pequeño orbe morado se formó justo al centro y este adoptó la forma de un minúsculo ratón que comenzó a correr por sus dedos.

—Me alegra que confiaras en mí. —Para sorpresa de todos, Julian se acercó hacia Emerald y le dio un abrazo. Ella no supo cómo reaccionar en ese momento, y Draven se limitó a abrir la boca en señal de sorpresa.

—¿Lo... lo sabías? —preguntó la princesa.

—Lo intuía. No hubiera sido posible que llegaras tan rápido el día de la prueba si no tuvieras algo de magia. —Al sonreír, el pelinegro dejó a la vista uno de sus hoyuelos, pero aquella sonrisa enseguida se esfumó—. Esto refuerza la teoría de que hay alguien que está acomodando las cosas a su conveniencia.

—Cada vez estoy más convencido —respondió ella.

—¿Lo dices por la elección del portal respecto a Diamond? —añadió Draven.

—Correcto —afirmó Julian—. Nunca se ha visto que el portal relegue a alguien que posee magia a una clase que no la tiene. Es extraño, muy extraño. Debe haber sido influenciado por algo en específico.

—¡Diamond! ¡Julian! ¡Draven! —Los tres escucharon a Greyslan llamándolos desde la entrada de la cabaña y se miraron.

—Tenemos que ir dentro de dos días al salón de Clarividencia —dijo Emerald mientras daba un paso al frente—. El revelador me mostrará lo que quiero saber.

—Te ayudaremos —respondieron Julian y Draven al unísono, lo cual la tomó por sorpresa.

—Tal y como te dije en la cueva, quiero ayudarte si está dentro de mis posibilidades. —Draven dio un paso al frente e inclinó la cabeza.

Julian solo se cruzó de brazos y asintió con una sonrisa de lado. Emerald les sonrió a ambos y los tres se encaminaron hacia donde estaba Greyslan.

Fueron llevados de regreso a la escuela ese mismo día, y aunque no se les dijo el desenlace fatal de aquella visión, comenzaron a ser instruidos por sus ahora defensores.

Las jornadas siguientes se volvieron en extremo pesadas: los maestros eran más severos durante las clases y les hacían preguntas de forma constante. Ni siquiera podían ir al baño en paz, los tutores prácticamente los seguían al atravesar cada puerta y aguardaban con paciencia su salida.

Estaban hartos, en especial Julian, quien no podía deshacerse de Dindarrium por ningún motivo. Draven y Emerald traían el cuerpo agarrotado y lleno de moretones. Después de clases, Greyslan siempre los llevaba al campo de entrenamiento y los hacía practicar no solo con espadas, sino también con arcos, garrotes y lanzas. El hombre risueño había sido consumido por la indicación que le fue brindada, ahora era un tirano a la misma altura de Digoro o Dindarrium.




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