Emily

CAPÍTULO 14.

Mi vida siempre se ha basado en la teoría de que las personas podemos cambiar a otras, desde algo tan sencillo como su manera de caminar hasta algo tan complejo como es la propia personalidad. A decir verdad, una parte de mí se creía eso, que las personas hacían mejores a otras y que todos los cambios eran para bien, siendo tranquilos y con una calma que… apenas y los notabas.

Ahora, mi teoría no ha hecho más que cambiar.

Si hay algo en lo que me siento más que exacta es en el hecho de que ninguna palabra es suficiente para hacer cambiar a alguien o por lo menos hacerle entrar en conciencia de que algo  va mal, lo que realmente necesitamos es el aprender de nuestros meros errores. Por naturaleza, los humanos somos susceptibles a cometer millones de equivocaciones y por ende, repetir uno tras otro. Ahora que lo pienso, considero que cada uno de los errores que cometemos son una forma de volvernos más maduros, más mayores, son una forma de apreciar lo bueno de la vida porque… ¿Qué sería de una vida llena de felicidad? No sabríamos apreciar lo extraordinario, no sabríamos lo que es tener un éxtasis entero de felicidad.

Era tarde, me encontraba en la sala de la residencia junto con todas las chicas que no hacían más que apretujarse junto a mí mientras disfrutábamos de una película. Afuera llovía desmesuradamente, como no lo había hecho en las últimas noches que había tenido el gusto de dormir con un montón de cobijas encima debido a las nevadas. Diego y Paolo jugaban en silencio cerca del comedor con sus pequeños carritos de madera, andando de allá para acá mientras gateaban y hacían historias imaginarias, pese a que trataran de guardar el mayor tiempo posible silencio, podía percibir lo leves murmullos que salían de sus labios.

Pearl se acurrucó aún más a Jeremy mientras Alice y Sharon se hacían una pequeña maraña de largos rizos enredadas en una enorme frazada color gris. Tammy y yo compartíamos sábanas, ambas abrazadas por debajo de éstas tratando de que el frio no nos calara hasta los huesos.

Las chicas habían preparado palomitas pero estaba más que reúsa a aceptar siquiera una. Aún estaba más que alterada con mi elocuencia de la falta de trabajo y pese a que muriera de hambre, estaba con mi herrada necesidad de sentirme autónoma.

Mientras miraba la selección de Jeremy — nada más y nada menos que la proeza romántica más monótona de todas: Titanic, que había visto infinidad de veces — me permití pensar en papá. Su muerte había cesado de los noticieros tres días después del atentado, calmando por completo mis ansias y ayudándome a mi terapia emocional de mantenerme en pie más de lo que podía y a la vez, me estaba llenando de miedo. No quería el que cerrasen investigaciones por falta de pruebas ni tampoco quería el que su memoria se volviese cosa de todos los días en el CNN. Me dolía la cabeza cada vez que Tammy hacía comentarios sobre papá, sin saber el más mínimo detalle de que el señor Carter Blandler era nada más y nada menos que mi padre.

— No es por decepcionarte Jeremy pero Jack ya no logra romperme el corazón en lo más mínimo — inquirió Alice mientras soltaba el más largo bostezo que le hubiese visto. Sharon rió a su lado.

— Opino lo mismo, deberíamos ver algo más divertido, no sé… ¿Quiero robarme a la novia? — propuso Tammy mientras se alejaba de mí. Sentí mis cuerpo comenzaba a sentir más frío de lo normal.

— ¡Sí! — chilló ensimismada Sharon desde su sitio.

— Genial, a la próxima no me pidan poner una película.

Las chicas se rieron al unísono, llenando de una gran alegría en el aire que no pude evitar unirme a las risas también. Me agradaba estar con ellas, no sólo por el hecho de que parecía que todo con respecto a mí les interesaba o porque me hubiesen aceptado tan rápido a su grupo sino porque me hacían sentir como si sólo fuese una chica de veintiún años en una pijamada con amigas de la universidad. Pensar en ello me hizo caer en Sasha y Babi, las extrañaba a ambas más de lo que podía pensar en mis padres pese a que sintiera ese enorme hueco dentro de mí tras la poca información que tenia de mamá. Me pregunté qué sería de ellas, mamá probablemente se sentiría sola, con mi ausencia y la de papá pero que, después de un tiempo saldría adelante, conseguiría un trabajo, sería autosuficiente y probablemente conseguiría un nuevo esposo. Mientras tanto, Sasha y Babi tal vez estuviesen de fiesta en fiesta mientras gozaban de la vida loca y los placeres de ésta. El sólo pensar en ello me hizo sentir mejor, me hizo tener esperanza de que pese a que me había alejado de ella, todo seguiría igual, inclusive las cosas con Pete, tal vez por fin Hannah había conseguido postularse como la mejor, tal vez… tal vez había conseguido mi oportunidad de matricular en Julliard.



#5044 en Novela romántica

En el texto hay: ballet, drama, amor

Editado: 03.09.2020

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